Capítulo Trece

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"La vida tiene diferentes capítulos, un mal capítulo no significa el final de la historia"

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ALICE 


Nunca pasé tanta vergüenza en mi vida. El beso y la forma en que sus manos me tocaron...

Podía sentir como me hervía la sangre aún ahora caminando por el helado campus en dirección a la salida. Definitivamente no era gay, tal vez era "bi" o solo le gustaba dormir en cucharita, ni idea. Lo único que sabía, era que si no nos hubieran interrumpido lo hubiéramos hecho, hubiéramos llegado hasta el final.

Estaba totalmente alterada, el corazón me latía a más de ciento cincuenta pulsaciones por minuto y no podía ir a clases así. Me tomé el bus ni bien pise la parada, a esa hora iba vacío, lo cual agradecí.

(...)

Miré el techo del cuarto tratando de calmarme. Eran las cuatro y media de la tarde y ya le había avisado a mi hermano que hoy no iría al restaurante.

"Devastada" así me sentía y así me veía. No quería pensar en Andrew y no dejaba de pensar en él y en lo que habíamos hecho. Quería convencerme que toda la situación era un error, pero mi cuerpo y mis pensamientos iban en la dirección opuesta.

Mi mente divagaba en los recuerdos de su piel y en la forma en que el roce de su miembro excitado disparó mis hormonas hasta el cielo haciendo que mis palpitaciones alcanzaran lo insalubre. Estoy segura que mi temperatura estuvo por encima de los cuarenta grados y si hubiera salido desnuda hubiera muerto de calor.

Cielo santo, qué iba a hacer ahora. ¿Qué pasaría entre nosotros después de lo que hicimos en su despacho?

Llamé a Ann intentando obtener una opinión imparcial de los hechos, un tercero que viera lo que no podía ver.

 No puedo creerlo

– Si lo sé, es una locura haber llegado tan lejos.

 Para nada. Lo loco es que estando tan cerca una corta mambo les arruinara el rollo. – reí solo ella vería ese aspecto de la situación. Ann no era amante del sexo masculino, pero si del sexo y se enorgullecía de serlo. –   Y ¿qué piensas hacer? Tengo un par de ideas que podrían... Oh oh, el ogro salió de la cocina tengo que cortar.

Érase una vez... Un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora