Capítulo Diecisiete

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"No le permitas a tu mente que le diga al corazón que hacer

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"No le permitas a tu mente que le diga al corazón que hacer. La mente desiste rápido"

 La mente desiste rápido"

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ANDREW

Me desperté con un fuerte dolor de cabeza sobre las cinco de la mañana. 

Casi no había dormido por la cantidad de cosas que daban vueltas en mi mente. Los problemas se acumulaban como torre de naipes y estaba a punto de colapsar. Miré el techo resignado y me levanté para salir a correr, por suerte era el último día de la semana. 

Luego de una ducha rápida, prendí el portátil para ver la agenda del día.Aún era temprano para trabajar, pero necesitaba distraerme.

Mientras me vestía, miré por la ventana las negras nubes que se acercaban amenazantes. Mi abuela seguro estaría aterrada si las viera, una tormenta no era buen presagio para ella, y menos después de perder a su única hija en un accidente automovilístico a causa de una fuerte tormenta de nieve. 

Amaba a mis abuelos y les agradecía que hubieran resignado la tranquilidad de la vejez para cuidarme en mi adolescencia y pagar mis estudios universitarios, pero nunca superé la pérdida de mi madre y ni bien tuve oportunidad de irme de Lethbridge, lo hice, para no regresar más.

El día estaba tan feo que pensé en llevar a Alice hasta el campus, no quería que se arriesgara en medio de un temporal. Cuando bajé a desayunar Luca me comentó que salió temprano porque tenía que pasar por la biblioteca antes de entrar a clases. 

Sonreí. Sabía que estaba huyendo de mí, seguro estaba molesta por mi falta de respuesta a su declaración de amor, pero cómo decirle que la amaba sí la tenía que dejar.

Durante gran parte de la noche pensé en otras posibilidades y nada cambiaba el hecho que Sarah me tenía en sus manos. Hiciera lo que hiciera ella ganaba. Si la rechazaba arruinaría mi carrera y la vida de Alice, si hablaba con Ernest y tenía la suerte que me creyera, ella igualmente podría denunciarme con el Decano y podía ir despidiéndome de mi vida.

Amaba lo que hacía y Sarah más que nadie sabía el esfuerzo y tiempo que invertí para lograr ser el antropólogo más joven en alcanzar reconocimiento a nivel nacional.

Érase una vez... Un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora