Epílogo

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"... Me doy cuenta que necesito un amor del bueno, un amor que dure, un amor eterno, un amor de libros, un amor de cuentos."

Edgar Pareja

Edgar Pareja

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ALICE

Miraba por la ventana de la cocina el amanecer. Diferentes tonos de naranja y rojo relucían tras los altos árboles de la zona. Sujeté mi café con fuerza mientras me perdía en el amplio fondo que tenía la nueva casa.

Amaba el verde y la paz que me brindaba.

Era temprano, pero ya no podía dormir. Entre el calor que este verano parecía regalarnos en cantidad y mis curvas acentuadas no había una posición que no me incomodara.

– Buenos días. – sentí el calor de su cuerpo pegarse al mío, mientras sus largos brazos rodeaban mi amplio vientre. - ¿Cómo están mis princesas favoritas?

Sonreí, me encantaban las mañanas, y lo dulce que mi esposo era conmigo y la bebé. Era rutina que se levantara a prepararnos un gran desayuno y nos besara un largo rato diciéndonos lo mucho que nos amaba a las dos.

– Bien, aunque la noche fue movida. Parece ser que no soy la única que quiere terminar con esto. – dije acariciando a mi pequeña pateadora que por la frecuencia de las contracciones no tardaría mucho en salir.

– Es que sabe que de este lado la esperan muchos mimos y juguetes.

No podía negar que nuestra "pequeña" sería la niña más mimada del planeta. Entre sus padres, tíos, abuelos y bisabuelos tenía juguetes y ropa por tres o cuatro años. Quizás por ser la primera nieta y sobrina todos los mimos eran para ella, bueno y para mí. Ya me relucía la panza de tantas caricias.

Mi padre babeaba por tener una nieta en sus brazos. Más de una vez bromeaba sobre no cometer el error que cometió conmigo, aseguraba que su primera nieta amaría la cocina tanto como él. Mi hermano lo apoyaba en eso y Lauren discutía la importancia de respetar el derecho de la niña a elegir qué hacer o no hacer de su vida.

Érase una vez... Un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora