ABRIL -44-

129 17 12
                                    


- Por favor Abi, lo digo en serio. Necesito hablar contigo, tengo que decirte algo muy urgente que no puede esperar.

Doy media vuelta desesperada por que me deje en paz y me rasco la nariz rápidamente. No quiero mirarla y no sé hacia donde nos llevará esta conversación, pero quiero irme de aquí cuanto antes y sin escucharla.

- ¡Escúchame! - Exclama volviendo a insistir. - Y sé que no me he portado bien, pero eres mi amiga y...

- Era - interrumpo su frase - , era tu amiga. Ahora solo somos Abi y Megan. Nada más.

Decir esas palabras me duele. Pero es la verdad, ya no somos amigas y después de lo que me ha hecho, no volveremos a serlo nunca más, eso lo tengo más que claro.

Me observa y oigo como un pequeño resoplido sale de entre sus labios, pero no la digo nada y me cruzo de brazos esperando a que me deje montar en mi coche.

- Vale. De acuerdo... - Dice ahora con un tono de voz más apagado - Pero debes escucharme. Solo te pido dos minutos de tu tiempo, nada más.

Lo cierto es que aunque no me vaya a creer lo que sea que me diga, la curiosidad por saber para que ha venido hasta aquí es algo que tengo presente. Y es eso, no la creeré, pero en lo más profundo de mi quiero pararme a escucharla.

- No quiero escucharte - dice mi boca en contra de mi voluntad casi espontáneamente.

Se toca el cuello y deja caer los brazos al momento.

- ¿Qué es lo que debo hacer para que me escuches? ¡Solo te pido dos minutos! Por favor...

- ¿De qué me serviría escuchar a una mentirosa? Solo escucharía mentiras, ¿verdad? Y las mentiras son algo que no me importan porque solo son eso, mentiras. - Su labio inferior empieza a temblar a causa de mis palabras, pero no me importa... O sí. - Pararme a escuchar durante dos minutos sería una pérdida de tiempo.

¿Cuándo hemos llegado a esta situación? Éramos como hermanas. Las amigas más unidas que han pisado la Tierra. Y de repente se acabó todo. Se acabó el compartir secretos, la complicidad, las risas, las tardes de compras, las noches de copas, los cambios de look, el vivir juntas... Se acabó todo. Y se acabó gracias a ella y su egoísmo seguido de sus traiciones. Así hemos llegado hasta aquí, a base de traiciones.

- No... Bueno... Yo... Lo siento, ¿vale? Nunca en toda mi vida... Me he sentido como me siento ahora... ¡Ni siquiera cuando Marco me dejó! Esto es... Lo peor que me ha pasado. Perderte ha sido... Ha sido...

- Ha sido un alivio, ¿no? Me has perdido de vista y no volverás a aguantarme más, ha sido genial para ti. - Termino su frase aunque sé que eso no es lo que iba a decir.

- ¿Qué? ¡No, no no! ¡Claro que no Abi! 

- Ya... Claro... - Digo bajando mi tono al hablar. Me aclaro la garganta y subo un poco la barbilla para mantenerme entera y no recaer, no puedo hacerlo. - ¿Eso es todo? ¿Me puedo ir ya?

Me da muchísima rabia tener que hablar así, pero es lo que ella ha conseguido.

- No, Abi, no... Joder, no... Esto no puede estar así...

- Muy bien, me marcho. Tengo cosas más importantes que hacer que perder el tiempo contigo en un aparcamiento de hospital. 

Doy a vuelta al coche y pulso el mando de la llave para abrirlo. Ella viene detrás de mi, y cuando voy a abrir la puerta para montarme, me agarra la mano y tira de mi para evitar que me vaya.

- ¡¿Pero que haces?! - Grito - ¡No me toques, Megan!

- ¡Por favor, no te vayas! No he venido a buscarte hasta aquí para esto. Yo... Tengo que decirte algo importante de verdad, nada que ver con lo que nos ha pasado a nosotras.

Razón o Corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora