ABRIL -46-

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Parpadeo rápido varias veces seguidas y tardo un poco en recuperar la nitidez cuando el pañuelo ha desaparecido de mis ojos. Me cuesta retomar el sentido de la orientación después de haber estado sumergida en la oscuridad que me proporcionaban mis ojos cerrados durante todo el recorrido hasta aquí.

Miro al frente mientras Ángel sigue abrazándome y entonces veo un pequeño lago, rodeado de árboles que dejan caer sus ramas florecidas en éste, con un agua tan cristalina que al ver mi reflejo en ella casi parece un espejo. Es un lugar realmente precioso que la enorme luna llena consigue iluminar tan intensamente, que no necesita la ayuda de ninguna luz artificial para poder ver con claridad la magia escondida que hay aquí.

- Ven. - Dice Ángel cogiéndome la mano mientras sigo observando fascinada el bonito paisaje.

Me guía por un estrecho sendero pero completamente uniforme, hasta llegar a una pasarela de madera donde hay un pequeño barco de vela amarrado. Una rampa une la pasarela y el barco, me conduce hasta ella y entonces me doy cuenta de que vamos a subir. No sabía que Ángel tuviese un barco. 

- ¿Y esto? - pregunto sorprendida - ¿es tuyo? - asiente sonriendo y yo sonrío extrañada - No me habías dicho que tenías un barco...

- Te lo estoy diciendo ahora, si lo hubiese hecho antes... No podría haber convertido este día en un día mágico.

Me doy la vuelta y le abrazo fuerte. Rodea mis hombros y abrazados, subimos al pequeño barco, que se tambalea un poco con nuestros pasos. 

Una vez en él, Ángel me suelta para poder quitar los amarres y poner el barco en movimiento. 

Observo cada detalle del barco. Los colores azul cielo y blanco, le dan un aire dulce y tranquilo. Como todo lo que nos rodea aquí. Porque a pesar de mis nervios, la tranquilidad que este sitio me está transmitiendo, ha conseguido calmarme notablemente. Ángel ha sabido elegir a la perfección esto para la ocasión, y sé a ciencia cierta, que su elección se ha debido a que sentía la misma intranquilidad que yo.

- ¡Allá vamos! - Grita Ángel. Y justo en ese momento, nos comenzamos a mover sobre el agua lentamente.

- Esto es genial. - Digo sin saber si me oye o no.

Camino hacia el borde del barco y me apoyo en la barandilla. Respiro hondo varias veces e inhalo el dulce aroma de la naturaleza. No me importaría parar el tiempo y pasar aquí horas y horas respirando este aire.

Y por unos minutos, casi consigo olvidar el motivo por el que estamos aquí. He tomado una decisión y por mucho que esto me hipnotice e intente demorarlo, Ángel debe saber mi respuesta hoy. No quiero que el sin vivir en el que nos hemos metido continúe más tiempo agonizando sin tomar un rumbo exacto.

- ¡Abi! - Ángel me llama y en seguida me giro y dejo de mirar el agua que choca contra la madera para dirigirme hasta donde está.

- Dime - contesto cuando le veo con el timón del barco entre sus manos.

- ¿Quieres probar? 

- ¡¿Yo?! 

- Sí, tú. - Afirma dedicándome una sonrisa.

- En verdad... Yo... No, mejor no... Yo nunca he conducido un barco, no sé como se hace.

- Bueno, sabes que siempre hay una primera vez para todo, ¿no? - Asiento - Ven. Te enseñaré, es muy fácil. - Me coloca delante de él y pone mis manos sobre el timón, debajo de las suyas. - Solo tienes que agarrarlo con firmeza o girar con suavidad cuando sea necesario - entonces hace girar el timón un poco hacia la derecha - , ¿lo ves?

- Parece fácil. Me gusta. - Digo ahora sonriendo.

- ¿Sabes qué? La vida es como el timón de un barco, a veces en el barco, por extrañas complicaciones, se nos pueden presentar diferentes caminos que tomar. Pero siempre debes elegir uno para poder llegar, y para ello hay que agarrar el timón con fuerza y guiar el barco hacia donde crees, hasta alcanzar el destino. - Miro al frente intentando contener las lágrimas que él no puede ver, pero que ya vuelven a querer salir de mis ojos. - Y la vida es igual - continúa - , siempre hay que elegir un camino para poder llegar al final.

- Yo...

- Abi - dice antes de que consiga formular una frase - , no importa si te equivocas, no importa cual sea tu decisión. Sólo importa que intentes ser feliz sea cual sea el camino que quieras tomar, aunque esté lleno de piedras, de fracasos o triunfos, de alegrías, de penas... ¡Todo eso no importa en absoluto! Agarra el timón de tu vida y elige cual será tu destino. 

Cuando estoy a punto de volver a abrir la boca para intentar hablar, de nuevo, Ángel me lo impide y me la tapa con la mano. Entonces me hace levantar las dos manos del timón, quedándose completamente suelto. Fijo mi vista en él porque no lo había hecho hasta ahora y, en uno de los extremos, donde estaba hace un momento mi mano izquierda, puedo leer la palabra razón tallada en la madera. Giro la vista hacia el lado contrario, donde estaba mi mano derecha y ahora la palabra que hay también tallada es corazón.

- Tú tienes la última palabra en esto. Sólo quiero que sepas - dice con voz temblorosa - , que sea cual sea tu decisión, la aceptaré. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida y te querré eternamente, independientemente del camino que decidas escoger.

Razón o corazón.

Mis dos caminos. Dos simples palabras de las cuales solo puedo elegir una para llegar al destino.

 ¿Me equivocaré o será lo correcto? No lo sé, pero de los errores se aprende y sin elegir no podré continuar hacia delante ni un segundo más, pues mi mundo lleva girando alrededor de esas dos palabras desde hace tiempo, y ahora solo quiero que gire alrededor de una de ellas. Y no quiero ni puedo esperar más. Ha llegado el momento que tanto temía por el miedo a equivocarme, pero aquí estoy. Con Ángel esperando una respuesta y los nervios desgarrándome la garganta.

Se acabó la cobardía.

Y entonces... Lo digo. 


Razón o Corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora