MAYO -53-

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Por fin, todo lo que tenía dentro sale al exterior y puedo llorar. 

Consigo arrastrarme por el suelo del baño mientras que un intenso sofoco me ahoga y hace que me den arcadas al toser. Me pego a la pared y flexiono mis piernas para poder apoyarme en ellas e intento calmar mi respiración cogiendo profundas bocanadas de aire.

- ¡Abi, Abi abre! - Grita Ana a pesar del odio que me tiene al otro lado de la puerta dando golpes con el puño. - ¿Estás bien? 

Sin pensar mucho con claridad y sin saber lo que debo hacer o como actuar, me levanto del suelo y me pongo de frente en el espejo. Miro mi rostro empapado por las lágrimas y destrozado por el dolor sin expresión alguna, solo con dolor. 

Abro el grifo y dejo correr el agua para lavarme la cara, pero cuando lleno mis manos de agua, paro. 

Esta soy yo en este momento. No tengo porqué disimular el haber llorado y mucho menos ocultar mi profundo dolor. Todo lo que soy ahora mismo lo ha hecho él, esto es obra de él. Ángel es el culpable de mis lágrimas, de mi sofoco, de mi falta de aire... De todo lo que estoy viendo reflejado en el espejo, es el culpable. Y merece verlo.

Quito el pestillo y abro la puerta, donde la primera persona que veo por el rabillo del ojo es Ana, pero paso de largo a su lado como una auténtica zombi, hasta que llego a Ángel y me paro en seco.

Le miro a los ojos sin pestañear siquiera y digo con firmeza:

- Por una vez en tu vida no me mientas y da la cara, y dime si todo lo que me han contado es como ellos dicen o no, pero no me mientas más.

No le aparto la mirada ni él tampoco, pero el silencio de nuevo reina aquí.

- Creo que nosotros deberíamos irnos y dejarles solos. - Le dice Mario a Ana.

Ella asiente y al momento ambos han salido de la casa y han cerrado la puerta.

Y yo sigo esperando una respuesta que salga de su boca, pero en lugar de eso, se acerca y me coge del brazo.

- ¡No me toques! - Grito aún llorando y con voz temblorosa para que me suelte dando un respingo, y él se aparta y agacha la cabeza.

- ¿Qué puedo hacer? ¿Que tengo que hacer para que me perdones? Yo te quiero Abi... Te quiero.

Por mucho que intente convencerme con palabras que ya no sé si son verdaderas o no, ha llegado un punto de no retorno donde no confío en nada de lo que pueda salir por su boca. No puedo dejar que de nuevo intente comerme la cabeza para creer en él y dejar que me suba hasta el cielo para después arrojarme al vacío sin piedad alguna. 

Pero aún así, necesito que sea sincero.

- ¡Mírame! - Ordeno - Mírame y sé valiente para decirme si todo esto es verdad o no lo es, pero reconoce con sinceridad una de las dos cosas. 

Porque necesito escucharle decir algo. Una última vez.



Razón o Corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora