—¿Qué es lo que recuerda de su época en la universidad? —preguntó Peter Franklin con una sonrisa.
—Fue la mejor etapa de mi vida —respondió y dejó que la invadiera la nostalgia—. Al menos, hasta aquella noche...
—Hábleme de aquellos días —le pidió con interés.
—Estudiaba Historia del Arte, estaba cursando el cuarto semestre.
—¿Vivía en el campus?
—No, preferí quedarme en casa con Kevin; después de la pérdida de nuestros padres, nos hicimos muy íntimos.
—Supongo que con su belleza y simpatía debió de ser muy popular.
Alice se sonrojó.
—No pasaba desapercibida pero tampoco era muy popular; solo me limitaba a sacar buenas notas y a divertirme un poco. Diversión sana —se apresuró a aclarar.
—Supongo que sí.
—Éramos un grupo de chicas que se reunían los fines de semana para olvidarnos de los exámenes y de los libros. —Esbozó una sonrisa—. Lisa y yo éramos las que más unidas estábamos en el mismo grupo. Nos parecíamos mucho y no solo en lo físico; nos hacíamos llamar las «mellizas de corazón».
Peter sonrió.
—Supongo que no todo era estudio y salida con amigas —señaló y apoyó el brazo sobre el respaldo del sofá.
—No, claro que no. Cuando estaba cursando el tercer semestre conocí a Jack.
Los ojos de Peter se abrieron como dos platos.
—¿Jack Gordon? El hombre que está detenido, ¿verdad?
Alice asintió.
—Comenzamos a salir después de que nos presentara uno de sus amigos de Delta Omega. Cuando me conoció, me dijo que se había despertado esa mañana y que una voz en su cabeza le había dicho que aquel día conocería a la mujer de sus sueños.
—Y tú le creíste. —Se detuvo cuando se dio cuenta de que había dejado de lado la formalidad—. Espero que no te moleste que te tutee.
—No, por supuesto que no.
—¿Te enamoraste de él?
Esa era exactamente la clase de preguntas que temía que le hiciera y a las cuales no estaba segura de querer responder.
—No tienes que contestarme si no quieres —le recordó él.
—Si me hubieras hecho esa misma pregunta hace cuatro años, te habría respondido que sí, que amaba a Jack Gordon, pero ahora que ha pasado el tiempo, sé que en realidad, nunca estuve enamorada de él; creo que en esa época solo estaba enamorada del amor.
—¿Y ahora, estás enamorada de alguien más?
Alice sonrió mientras sopesaba la idea de responder a aquella pregunta. La llegada de Ashton la sacó de aquella situación embarazosa.
Peter Franklin apagó la grabadora de mala gana. Ella notó el fastidio en la expresión de su rostro.
Ashton observó al hombre sentado junto a Alice.
—Detective, ¿cómo está?
Él se acercó y estrechó la mano del reportero.
—Ni siquiera recordaba que usted iba a venir esta mañana —comentó con el ceño fruncido.
—Yo tampoco —intervino Alice.
—Creo que hemos terminado por hoy, Alice—dijo Peter y guardó la grabadora y los papeles dentro de su maletín—. ¿Cuándo quieres que volvamos a reunirnos?
ESTÁS LEYENDO
No Me Olvides
Teen FictionUna historia que se resume en dos palabras: misterio y amor.