Capítulo 36

261 24 0
                                    

—Tu hermano vino a hablar conmigo —soltó Ashton, mientras cenaban en la terraza en compañía de Sam.

El trozo de salmón gratinado que Alice se había metido en la boca dos segundos antes, se le atravesó en la garganta. Bebió un poco de agua y se limpió los labios húmedos con la servilleta de papel.

—¿Cuándo, dónde, por qué? —inquirió atónita y levantó la voz. ¿Cómo había ocurrido aquello y ella no se había enterado?

—¡Hey, dispara más despacio! —le respondió él mientras levantaba las manos.

—¡Ashton, responde!

Él dejó la copa de vino y apoyó ambos brazos sobre la mesa.

—Te has equivocado de profesión, deberías haber ingresado en la academia de policía. —Le sonrió divertido—. Tus métodos de interrogatorio son bastante especiales.

Ella no dijo nada, sus dedos comenzaron a tamborilear por encima de la mesa impaciente por escucharlo.

—¿Cuándo? Ayer por la tarde. ¿Cómo? Apareció en mi trabajo. —Hizo una pausa—. Y el porqué, te lo debes imaginar.

—No juegue conmigo, detective Rochester —le advirtió.

Ashton le acarició el dorso de la mano con el dedo índice.

—No me pidas eso, Alice —dijo con la voz ronca.

Ella retiró la mano.

—¡Estoy hablando en serio!

—¡Está bien, está bien! Te lo diré. —Dejó escapar un suspiro—. Kevin vino a hablar conmigo como tu hermano mayor.

—¿Y qué diablos significa eso? — Ella estaba comenzando a sospechar los motivos de la sorpresiva visita de su hermano a Ashton, pero quería que él mismo se lo confirmara.

—Según sus propias palabras, vino a preguntarme qué intenciones tengo contigo.

Alice se quedó boquiabierta. Sabía que la aparición de Kevin en el loft podría tener una consecuencia como aquella. ¡Dios! ¿Qué le habría exigido su hermano a Ashton? Y lo que era más importante aún, ¿qué le habría dicho él? Intentó imaginárselos en aquella conversación y tuvo que reconocer que, a pesar de la sorpresa y la vergüenza que estaba experimentando en ese mismo momento, no dejaba de tener su lado cómico. Kevin indagando las intenciones de Ashton para con ella y el pobre Ashton, enfrentándose a un hermano mayor posesivo y demasiado protector.

Comenzó a reírse para ocultar su nerviosismo.

—Lo siento, Ashton. Debió de ser una situación extraña para ti. —Seguramente no estaría acostumbrado a que los hermanos mayores de alguna de sus conquistas se presentaran ante él para exigirle explicaciones acerca de sus intenciones.

—En realidad, no lo fue —respondió muy tranquilo.

—¿No?

Él negó con la cabeza y volvió a acariciarle la mano.

—Tu hermano es un hombre sensato y se preocupa por ti.

—A veces, creo que demasiado. —Esbozó una sonrisa.

—No puedes culparlo.

—Lo sé, pero haber ido a hablar contigo para exigirte...

—¡Espera! Tu hermano no me ha exigido nada. —La sacó de su error—. Solo conversamos y aclaramos las cosas.

No Me OlvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora