—. Su nombre es Peter F. Massey.—Rachel abrió el expediente de aquel sujeto.
—¡Busca su foto! —le pidió Ashton. Su rostro se había empalidecido de repente—. ¡Oh, por Dios!
—¿Qué sucede? —Rachel miró con atención la foto del sospechoso y le resultó familiar.
—¡Peter F. Massey! —él no lo podía creer—. ¡Es Peter Franklin!
—¿El reportero que se nos acercó cuando fuimos a ver a Leslie Banks?
—¡Sí! ¡El mismo! ¡Usó a su mejor amiga para llegar hasta ella! —Comprendía, por fin, aquella sensación que lo había estado inquietando toda la mañana—. ¡Le está haciendo una entrevista a Alice! ¡Dios mío, debe de estar con él en este preciso momento!
Rachel se puso de pie de un salto y tomó su arma.
—¡Voy contigo!
Ashton ya atravesaba los pasillos de la jefatura a toda velocidad cuando ella apenas salía de la oficina.
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—Por lo que veo, te gusta la música de los ochenta —dijo Alice inquieta mientras acomodaba de nuevo las cintas en su lugar.
Podía ser solo una coincidencia. Debía de serlo. No era extraño que hubiese encontrado una cinta de Patrice Rushen en su automóvil si le gustaba la música de aquella época.
—Sí —le respondió y la miró a los ojos—. ¿Sabes cuál ha sido siempre mi cantante favorita?
Ella negó con la cabeza. Estaba comenzando a temblar.
—Patrice Rushen. —Esbozó una sonrisa—. En 1982, una de sus mejores canciones llegó a convertirse en un gran éxito.
—¿Cómo... cómo se llamaba? —titubeó.
Peter detuvo el automóvil y se giró hacia ella.
—Creo que lo sabes, Ali.
Ella se quedó quieta, casi sin atreverse a respirar. Buscó la manilla de la puerta, pero él fue más rápido. Se abalanzó sobre ella y le sujetó la mano.
Estaba dominada por un terror gélido, su mente se bloqueó y, por un instante, el pasado se mezcló con el presente.
—No te escaparás de mí, Ali, no esta vez —sentenció cerca de su oreja.
Se retorció debajo de él e intentó empujarlo hacia atrás con todas sus fuerzas pero él cerró la mano en torno de su cabello y tiró con fuerza. Ella gritó de dolor.
—¡Suéltame!
—Sabes que podría matarte ahora mismo si quisiera —le dijo y la apretó contra su pecho—. ¿Lo sabes, verdad?
Solo asintió con la cabeza.
—Será mejor que te comportes. —Aflojó la presión de su mano—. Ahora nos bajaremos y actuarás con naturalidad.
Alice sintió algo punzante que se le clavaba en la espalda.
—Baja —le ordenó—. Y no hagas nada de lo que puedas arrepentirte.
Las piernas le temblaban cuando logró bajarse del Ford Focus. Peter continuaba sujetándola por un brazo y cuando le hizo darse media vuelta vio que lo que llevaba en la otra mano era una navaja. Alice miró desesperada a su alrededor, pero, a pesar de que se encontraban en una zona urbanizada, el lugar estaba desierto. Había dos edificios que parecían estar abandonados y un terreno baldío que ocupaba casi toda la manzana.
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No Me Olvides
Fiksi RemajaUna historia que se resume en dos palabras: misterio y amor.