Algo húmedo despertó a Alice aquella mañana. Abrió los ojos en el mismo instante en que la lengua caliente de Sam estaba a punto de lamer su mejilla por segunda vez.
—¡Buenos días, encanto! —Le sacudió los mofletes.
Se incorporó en la cama y comprobó de mala gana que Ashton ya se había marchado. Echo un vistazo al reloj. No era extraño que no estuviera, eran ya casi las diez de la mañana y a pesar de que la noche anterior se habían dormido pasada la medianoche por haber estado pendientes de Sam, se había levantado temprano y se había ido sin despedirse. Entonces vio la nota sobre la mesita de noche. Se estiró mientras luchaba por liberarse de los lengüetazos de Sam y leyó lo que decía.
«Dormíais tan plácidamente que no he tenido el valor de despertarte. Nos vemos luego. Ya te estoy extrañando. A.»
Estrujó el papel contra el pecho. La extrañaba de la misma manera que ella lo extrañaba a él. Deseaba que el día pasara lo más rápido posible y que la espera se hiciera menos insoportable.
El timbre comenzó a sonar con insistencia. Alice empujó a Sam a un lado de la cama y se levantó de un salto. Se puso la bata de Ashton y corrió antes de que la persona que estaba llamando terminara por derribar la puerta.
Espió por la mirilla. Se ajustó el nudo en la cintura y se acomodó el cabello antes de abrir la puerta.
—¡Kevin, qué sorpresa!
Kevin se quedó de pie y observó a su hermana menor con detenimiento.
—¡¿Cuándo demonios ibas a avisarme de que ya no vivías en tu casa?! ¡Si no llamo a Leslie, nunca lo habría sabido!
—No exageres. —Le hizo señas de que pasara.
Kevin entró y echó un vistazo al lugar.
Aquel lugar, sin lugar a dudas, pertenecía a un hombre.
—¿Con quién estás viviendo?
Sam apareció en el salón en ese momento.
—Con él —respondió ella y trató de ponerle un poco de humor a aquella incómoda situación.
—¡Alice, no estoy bromeando! —Levantó los brazos. Estaba enfadado—. Intento llamarte y no te encuentro; luego Leslie me dice que se tuvieron que mudar de casa porque ese loco se metió en tu habitación. ¡Por Dios, soy tu hermano y formo parte de tu vida! ¡No me excluyas!
Ella se acercó y lo tomó de la mano.
—Ven, sentémonos; estás demasiado alterado.
Se sentaron en el sofá y Sam ocupó su sitio junto a ella.
—Alice, no sabes la angustia que pasé cuando Leslie me contó todo. Me enojé mucho porque decidiste mantenerme al margen; soy tu hermano y merezco saber lo que sucede contigo —dijo más calmado.
—Lo sé y te pido perdón. —Esbozó una sonrisa—. No quería preocuparte; tú estabas demasiado ocupado con la construcción de la escuela en Clovis y, además, no había nada que pudieras hacer.
—Podía estar contigo y cuidarte. —Agachó la mirada—. Cuidarte como no lo hice hace cuatro años.
—No sigas con eso; tú siempre has cuidado de mí.
—Si lo hubiera hecho bien, nada de esto estaría sucediendo, tampoco estarías viviendo en casa de un extraño —observó a Sam.
—Créeme que estoy bien aquí. —Se mordió el labio inferior; deseaba contarle todo a su hermano pero no estaba segura—. Ashton cuida de mí y, además, tengo a Sam. —Sacudió con ternura la cabeza del labrador.
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No Me Olvides
Teen FictionUna historia que se resume en dos palabras: misterio y amor.