Capítulo 16

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Alice bajó hasta el segundo piso y, cuando la puerta del montacargas se abrió, Rachel Parker caminaba hacia el loft de Ashton.

-Detective Parker -la llamó-. Acabo de verla por la ventana.

Rachel alzó las cejas.

-¿Desde dónde me has visto?

-Desde el tercer piso. -Notó el desconcierto en el rostro de la mujer-. Tengo mi taller de pintura allí -explicó.

-¿De veras?

Alice asintió mientras caminaba hacia la puerta.

-Ashton ha alquilado el lugar para mí. -Se volvió para mirarla-. Pase.

Rachel entró. Seguía más sorprendida que antes; Ashton no le había mencionado nada al respecto. Se preguntó cuántas cosas más había preferido callar su compañero.

-Busco a Ashton.

-No está -respondió Alice-. Esta mañana me ha dicho que tenía una reunión importante y que no regresaría hasta la noche. Creía que estaría con usted.

-No, no ha aparecido por la comisaría y no he podido localizarlo; por eso he venido hasta aquí. -Echó un vistazo al interior de la vivienda.

-¿Es extraño, no cree?

Rachel estaba de acuerdo con Alice y comenzaba a preocuparse, Ashton no era la clase de persona que desaparecía y no decía nada de su paradero.

-¿No te ha dicho dónde estaría?

-No, solo que tenía una reunión; he deducido que estaría con usted. -Estaba intranquila, la detective le había trasmitido su preocupación.

-Puedes tutearme, Alice -le dijo-. Después de todo tenemos casi la misma edad.

Alice esbozó una tibia sonrisa, no se atrevió a decirle que prefería guardar un poco de distancia con ella.

-¿Quiere... quieres tomar algo? -Caminó hacia la cocina-. Puedo preparar un poco de café.

-Me encantaría -contestó mientras la seguía de cerca.

Alice preparó dos tazas de café y las colocó sobre la encimera. Se quedaron en silencio sin saber qué decir; la tensión entre ellas era evidente.

Alice no podía imaginarse de qué podían conversar. Era obvio que tenían un tema en común y ese era Ashton Rochester, pero no estaba dispuesta a discutir ese asunto con ella. La observó mientras se ponía dos cucharadas de azúcar y revolvía su café con lentitud. De pronto, Rachel Parker levantó los ojos y Alice notó su mirada inquisidora.

-¿Puedo hacerte una pregunta?

Alice se encogió de hombros.

-Supongo que sí, tú eres la policía aquí.

-¿Qué tienes en contra de mí?

Alice se atragantó con el café caliente.

-¿Perdón?

-Has entendido muy bien la pregunta, Alice -dijo con tranquilidad-. Sé que no te caigo muy bien y quisiera saber el motivo.

Alice dejó la taza encima del plato y buscó en su mente una respuesta convincente a aquella pregunta, aunque sabía que Rachel obtendría de ella la verdad. Después de todo, era policía y sabía hacer muy bien su trabajo.

-No es así. -Hizo una pausa mientras pensaba lo que estaba a punto de decir-. Estaba convencida de que era yo la que no te caía bien a ti.

Rachel sabía que Alice estaba tratando de confundirla para no contarle realmente cómo estaban las cosas.

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