S E I S

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  Pasaron tres días mas antes de que Megan empezara a sentirse casi normal. Tres días que paso en la cama, tomando caído de pollo y limonada. Tres días en los que solo vio a la alegre Ruth y al sombrío Salvatore. Tres días de novelas de Stephen King por el día y pesadillas por la noche. Tres días en los que no vio ni a Kyung Soo, ni al desconocido, ni al misterioso anciano del jardin. Tres días para volverse loca.

La trasladaron a otra habitación, en un piso más bajo. Estaba equipada con lámparas de petróleo y era de estilo victoriano, con alegres ventanas que dejaban pasar la luz del sol. Su ropa había desaparecido y llevaba un vestido blanco y vaporoso que tenía aspecto de haber pertenecido a la bisabuela de Kyung Soo. No importaba. El tejido era suave y tan fino que resultaba casi transparente. Afortunadamente, estaba demasiado débil para salir de la habitación.

Las noches eran lo peor. Por el día dormía y a medianoche permanecía despierta y sola en aquella habitación victoriana, sin más compaña que los libros de Stephen King.

Se despertó sobresaltada. Fuera llovía y por las ventanas no entraba ninguna luz. Las lámparas de petróleo estaban apagadas. Busco las cerillas para encender la lámpara que había en la mesilla de noche.

Empujo el cristal con el brazo y la lámpara se rompió contra el suelo. El olor a petróleo impregno el cuarto. Lanzo un grito y entonces oyó su voz en la oscuridad.

—No te muevas.

La joven no le pregunto cómo había entrado.

—-Esta muy oscuro —dijo.

—Si sales de la cama, te cortaras los pies. Salvatore lo limpiara por la mañana.

—Está muy oscuro —repitió ella.

—Te acostumbraras.

Estaba más cerca de ella que antes. Se movía silencioso como un gato. Una silla de ruedas hubiera hecho algún ruido. Por lo tanto, era evidente que podía andar. O tal vez estuviera flotando. Sacudió la cabeza para alejar aquella fantasía. Era un hombre, no un fantasma.

-—Tal vez hasta llegue a gustarte —-dijo con voz insinuante—. Todo es mejor por la noche. Se guardan mejor los secretos y no se ve la fealdad. A la luz de las velas, todo el mundo es hermoso. Supongo que eres lo bastante vanidosa como para que te guste eso.

—La verdad es que no soy una persona muy vanidosa.

El hombre soltó una carcajada amarga.

—¿De verdad? Me temo que yo si lo soy. Lo cual es una lástima, ya que no tengo mucho de lo que envanecerme.

No supo que contestar a eso. Estaba ya muy cerca, a los pies de la cama. Y sabia sin ningún rastro de duda que era el desconocido que la había cuidado durante su enfermedad. El hombre que la había besado para descubrir a que sabía el chicle. Kyung Soo. Se estremeció en la oscuridad.

—¿Cuándo va a dejarme marchar? —pregunto.

—¿Ya volvemos con lo mismo? Habíamos quedado en que no ibas a ser aburrida

__¿Me hubiera dejado morir aquí, lejos de cualquier hospital decente? ¿Cómo habría explicado mi desaparición? ¿Cómo se habría librado del cuerpo?

—Yo no le doy explicaciones a nadie —dijo el—No tengo por qué hacerlo. Y no creas que no puedo librarme de un cadáver si me veo obligado a ello. No subestimes mi poder, Megan. Por aquí no hay nadie aparte de los habitantes de Oak Grove y ellos harían todo lo que yo les dijera.

El Fantasma de la Noche ( con Do Kyung Soo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora