Kyung Soo se levantó de la cama sin decir una palabra y desapareció en su habitación adyacente que Megan supuso seria el cuarto de baño. La joven suspiro, se levantó a su vez, se envolvió en una de las sabanas y abrió la puerta, dispuesta a enfrentarse a Salvatore.
A la luz del día, el hombre no tenía muy buen aspecto. Sus moratones parecían aún más brillantes que en la penumbra. Megan supuso que habían sido causados por los mismos habitantes del pueblo que habían apedreado a Ruth.
—Siento lo del coche —dijo.
El gigante la miro fijamente.
—Debería haberse marchado antes de que fuera demasiado tarde —dijo con voz sombría.
—No podía —musito la joven.
—No, supongo que no —asintió el—. He llevado sus maletas a su habitación. Supongo que querrá cambiarse —miro un momento la sabana que la cubría—. Además, tengo que hablar a solas con Kyung Soo —dijo.
—De acuerdo —asintió ella.
No le ocurrió nada que objetar y además deseaba ducharse y cambiarse de ropa.
—Gire siempre a la derecha y llegara a su habitación —-dijo el—. Y cuando llegue, quédese allí. Kyung Soo sabrá donde encontrarla. Yo iré al pueblo para averiguar exactamente como están las cosas y no quiero que el pastor Lincoln la encuentre merodeando por ahí.
Megan sintió un escalofrió.
—Me quedare en mi habitación. Al menos, hasta que venga Kyung Soo a buscarme.
Salvatore soltó un bufido de desprecio y entro en el cuarto.
Kyung Soo no fue a buscarla. La joven disculpo su ausencia de distintas maneras y consiguió quedarse dormida durante varias horas con la esperanza de que, cuando despertara, el estuviera a su lado. Pero, al atardecer, una pesadilla la arranco bruscamente del sueño y seguía sola en el cuarto.
Miro a su alrededor, buscando en vano algo de comer. No recordaba cuando había comido por última vez y se sentía hambrienta.
En sus merodeos por la casa nunca había visto nada que se asemejara a una cocina, pero tampoco la había buscado. Quizá su sentido de la dirección funcionara tan bien en lo referente a la comida como en lo relativo a Kyung Soo, pero no creía que fuera a ser tan fácil. No necesitaba la comida tanto como lo necesitaba a él. Tal vez debería ir a buscarlo y preparar algo de cenar para los dos. La idea de cocinar para él le resultaba muy seductora.
La puerta de su cuarto estaba cerrada con llave. La miro incrédula, incapaz de aceptar el hecho de que lo sucedido la noche anterior no hubiera supuesto ninguna diferencia. Luego pensó que Salvatore era muy capaz de haber hecho aquello por su cuenta y que Kyung Soo estaría tal vez preguntándose por que no iba a buscarlo. Pero no, él nunca se preguntaría eso. Si quería estar con ella, sabia dónde encontrarla.
¿Dónde estaría Sal? Había sido por la mañana cuando dijo que iba a ver lo que ocurría en Oak Grove y ya era casi de noche. Llevaba fuera mucho tiempo.
Decidió que no iba a quedarse allí encerrada ni un momento más. Si no podía salir por la puerta de la casa, saldría por el jardín.
Salió fuera. El viento había arreciado bastante y seguía tronando en la distancia. Empezó a buscar la puerta que había utilizado Joseph el día anterior para desaparecer, pero no encontró ninguna puerta en la pared. No podía creer que se hubiera desvanecido sin más delante de sus ojos, pero no parecía haber ninguna otra explicación lógica.
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El Fantasma de la Noche ( con Do Kyung Soo)
FanfictionEntre el amanecer y el atardecer, la extraña mansión de Do Kyung Soo permanecía tan inmóvil como una cripta. Más allá de su laberinto de tétricos corredores, su dueño dormía lejos del alcance del sol. Al caer la noche, cuando el miedo y los fantasma...