D O C E

64 12 0
                                    

~~ATENCION~~

ESTE CAPITULO CONTIENE MATERIAL PARA UNA AUDIENCIA ADULTA. LO LEERAN BAJO SU DISCRECION.

________________________________________________________________________________

 El frio y lluvioso abril dio paso a mayo y con el llego el calor a aquel desierto rincón de Arkansas.  Los capullos se convirtieron en flores: lilas, rosas y petunias, y Megan se acostumbró a dejar abiertas las ventanas de sus diferentes habitaciones. Las dejaba abiertas para que entrara el aire cálido y el olor de la primavera, pero también para Kyung Soo.

Sabía que a veces se acercaba a ella cuando dormía. Entonces soñaba que una mano le tocaba la frente en una caricia tan ligera como el viento. Sabía que la observaba a través del video y que se quedaba a su lado mientras dormía, pero paso diez días sin verlo.

Diez días de mudarse de habitación. en habitación, sin más compañía que la presencia silenciosa de Salvatore y alguna visita ocasional de la amistosa Ruth. Diez días de soledad, en los que se sintió embargada por una extraña serenidad mientras esperaba lo inevitable. Que él se acercara a ella.

Diez días en los que a veces se despertaba en la oscuridad en mitad de la noche y se sentía sola y asustada. Sabía que aquellas eran las noches en las que Kyung Soo no había ido a verla y tocarla. Aquellas noches eran las más duras.

Se acostumbró a llevar las túnicas amplias que Ruth le había llevado, vestidos vaporosos que la envolvían en un fragor de seda. Con ellos iba de habitación en habitación preguntándose cuando volvería a ver a Kyung Soo.

A veces le parecía oír su voz hipnótica mientras dormía y entonces sus sueños se volvían profundamente eróticos. Sabía que estaba embrujada, atrapada en un encantamiento que antes o después tendría que romper. Pero, por el momento, se sentía extrañamente impotente, contenta de dejarse mecer en una oleada de sensualidad en la que todas sus necesidades estaban cubiertas. Todas, excepto la necesidad que tenia de él.

Kyung Soo intento combatir su deseo por ella. Durante diez días interminables lucho consigo mismo, decidido a mantener las distancias. Pero fue una batalla perdida. No podía resistirse a la tentación de encender las pantallas de televisión. La observaba despierta y la observaba mientras dormía y entonces sabía que era preciso que se acercara más a ella. Tenía que respirar el mismo aire y oler el aroma floral que parecía envolverla. Tenía que tocarle el cabello. Salvatore estaba equivocado. Su pelo no era del color de la luz del sol. La luz del sol era brusca y brillante y su pelo tenía el tono exacto de un rayo de luna sobre una rosa blanca.

No dejaba de repetirse que tenía que dejarla marchar. La situación en el pueblo estaba empezando a hacerse insostenible y él se distraía demasiado con aquella invitada. Si la dejaba irse sin haberla tocado, podría concentrarse en sus planes de venganza.

Pero si hacia eso, su marcha podía matarlo. Su cuerpo vibraba de deseo insatisfecho. Y su alma la deseaba tanto como su cuerpo. Temía estar volviéndose loco.

Se prometió a si mismo que aquella seria la última noche. Apago el monitor, seguro de que Sal estaba en el pueblo y no en la casa. Aquella última noche no quería ningún testigo.

La joven tenía un sueño ligero, pero Kyung Soo tenía la habilidad de moverse sin hacer ningún ruido. La observe un momento mientras dormía y luego extendió la mano para tocar ligeramente la suave curva de su seno.

Sabía que, si la tocaba, la despertaría y precipitaría aquello contra lo que había estado luchando. Aparto la mano, como si le quemara, y lo invadió una sensación de rabia. Si se quedaba allí un momento más, no podría controlarse y acabaría por poseerla.

El Fantasma de la Noche ( con Do Kyung Soo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora