La claridad que entraba por las ventanas del salón me despertó lentamente. Seguía tumbado en aquel amasijo de mantas que habían resultado ser más cómodas de lo que, en un principio, aparentaban. El plan para esta mañana era fácil: desperezarme, buscar algo que pudiera usar como sustitutivo del café, robar algo de ropa a cierta chica-zorro, y darme un buen baño en el lago que se extendía durante kilómetros en frente de aquella pequeña casa. La primera tarea, sin duda, era la que parecía más difícil de las cuatro, las demás (obviando el hecho de que pedirle a alguien algo similar al café cuando nunca ha viso el café o sus efectos quizá resulte algo complicado y anti-intuitivo) era solo cuestión de ponerse a hacerlas con tranquilidad y sin prisas.
Me desperecé en la cama y, con cierto pesar, me levanté de aquel colchón. Ya sea por costumbre, o porque me encontraba en una casa que yo consideraba desconocida y además siendo un invitado un poco inesperado, recogí las mantas y sabanas que había usado aquella noche y las plegué para, posteriormente, dejarlas encima de una de las sillas. Sí, quizá llevaran toda la noche en el suelo, pero seguía sin ser trato adecuado para esos objetos.
Tras mi ardua batalla con la ropa de cama decidí poner a prueba mis inexistentes habilidades de espía: yo era el hombre más "Sneaky Beaky like" de todo... mi equipo de Counter-Strike. Pero eso no me detuvo, yo necesitaba ropa limpia y no quería molestar, así que me encaminé lentamente hacia aquella habitación. Paso tras paso, sin hacer el menor ruido.
Me encontraba delante de aquella puerta de madera, que ahora se me aparentaba más grande y escalofriante que antes, incapaz de abrirla, paralizado. ¿Era esto una buena idea? Sí, es cierto, necesitaba ropa... pero no es plan de asaltar una habitación... y menos cuando hay alguien dentro ¿no? Aún así, apoyé mi mano en el pomo y lo giré. La puerta se abrió sigilosamente y yo pasé, lentamente, a la habitación.
Todo estaba oscuro, la única luz que entraba en aquella sala era la que se escapaba por la rendija que había dejado en la puerta para no tener que volver a abrirla. Me encaminaba, casi a ciegas, a lo que aparentaba ser una cómoda. Abrí el primer cajón sin prestar atención a nada más. Metí la mano y saqué una peculiar prenda de ropa que ni me planteé usar. Tras eso, cerré el cajón y bajé al segundo. Allí encontré un camisón blanco muy largo: bingo, lo que andaba buscando. Salí de la habitación lo más rápido que pude y cerré la puerta. Todo seguía en calma, y eso me agradaba.
Me dirigí al lago a paso lento, disfrutando del calor que proporcionaban los rayos de los soles, planeaba lavar mi ropa y tenderla de algún árbol, o en su defecto hacer algún tipo de artilugio (sin cinta aislante por desgracia para mí) que pudiera ayudar a que mi ropa se secase. Tras eso, simplemente me bañaría en aquel lago, dejando pasar el tiempo y relajándome.
Llegué a la orilla y me quité toda la ropa, tras eso me puse el camisón y comencé a lavar mis prendas una a una. Algunas de ellas seguían manchadas de sangre y, a no ser que el agua del lago tuviera algún tipo de sustancia blanqueante, así iban a quedarse durante algún tiempo. Lavar la ropa era una faena tediosa y monótona, cosa que me permitía distraerme y pensar en como salir de allí. Una cosa estaba clara, y es que debía acceder a algún mecanismo de teletransporte para volver a casa, y no parecía que hubiera ninguno por aquí cerca.
Acabé con mi ropa y la dejé secando colgada de las ramas de un árbol. Miré al lago y, sin dudarlo, me zambullí en él; no sin antes quitarme el blanco camisón que había "tomado prestado". Lo que no sabía es que estaba siendo observado por una recién levantada Ahri, que me miraba desde la lejanía con una extraña sonrisa en sus labios. Ella se acercó hasta donde yo flotaba, bocarriba. Estábamos separados por, aproximadamente, cinco metros cuando habló con una irónica voz.
- Vaya, y yo que pensaba que estabas desarmado cuando llegaste aquí...
- ¿Q-qué? -El sonido de su voz me hizo abrir los ojos de par en par y empezar a aletear como un loco para no hundirme. Rápidamente recordé que hacía pie y me incorporé. Solo se me veía la cabeza, y ella estaba a escasos metros de mi... ¿cómo era posible que estuviera tan alta? ¿Tanta pendiente tenía esta orilla?
- Nada, nada... ¿cómo ha dormido el ladrón que tengo cómo invitado?
- Pretendía devolver ese camisón, era solo para evitar mi desnudez y no pasar frio
- Ya, claro... ¿Tienes algún plan para hoy?
- Sí ¿conoces algún campamento humano cerca de aquí? Debería infiltrarme.
- No hará falta que te enseñe ninguno... Ellos vienen hacia aquí. Se me han acabado las vacaciones y es hora de luchar, de nuevo.
ESTÁS LEYENDO
Perdido en Runeterra
FanfictionUn adicto al Counter-Strike, una cantidad ingente de tecnología, y muchas horas de programación fueron los ingredientes elegidos para una inmersión completa... pero el estudiante de Informática añadió por descuido un ingrediente más a su intento...