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Miré a la chica zorro con cara de asombro: había olvidado, por un momento, que en este mundo no existía la paz como tal, y no pude pronunciar palabra alguna.

- Tendrás que esconderte, estoy segura de que si te ven acabarán contigo sin dudarlo. No te preocupes por mí, volveré en unos días. - dijo Ahri, con una triste sonrisa en sus labios. - Pero, sobre todo, deja mi ropa interior tranquila.

Solo pude soltar una amarga carcajada y mirar la tristeza que se acumulaba en su mirada, intentando idear algún plan maestro para salvarla de esto. Y es que, a pesar de casi no conocerla, me había encariñado bastante de ella, y yo no era el tipo de persona que huía de las injusticias.

- Tengo un plan mejor, pero voy a necesitar tu ayuda.

- Adelante, chico listo, cuéntame ese plan.

- Fácil, sencillo y para toda la familia: engañarás a uno de los guardias, o soldados, para que entre en tu casa. Allí yo lo noquearé, lo ataré y amordazaré, y me vestiré con su ropa e identificación. Por favor, intenta escoger un guardia que se parezca a mí, ya que estamos. ¿Puedo contar contigo?

Ahri me miró, pensativa. Me miró de arriba abajo y habló, con una voz más enérgica:

- Está bien, haremos eso. Pero no me acaba de convencer el plan... ¿Seguro que no se darán cuenta?

- En absoluto, confía en mí. No es la primera vez que lo hago.

La azabache me miró sorprendida, casi incrédula. Yo mantuve la cara de póker, y es que no había dicho ninguna mentira, realmente no era la primera vez que lo hacía... dentro de un videojuego. Fuera ya era otra historia, y es que a pesar de haber tomado hace ya algún tiempo artes marciales; como el Taekwondo, el Kung Fu, y el Kickboxing; nunca había necesitado usarlas, pero tenía depositada toda la confianza en que la persona que entrara por la puerta no se esperaría tal emboscada y caería fácilmente, aunque se tratara de un soldado.

Para mi sorpresa, el plan fue ejecutado más o menos bien. Ahri consiguió engatusar al guardia fácilmente, lo atrajo hasta la cabaña y esperó a que yo lo noqueara. Sin dudar, me abalancé sobre él, sin saber muy bien como lo iba a noquear fácilmente, y empezamos una no muy larga pelea por el suelo mientras una divertida Ahri nos miraba sin evitar reírse. Mientras intentaba reducir al soldado, la chica-zorro no dudó en buscar un objeto contundente y asestar un golpe al pobre hombre que, honestamente, iba ganando la batalla. Tras noquearlo, hacer el cambio de ropa y amordazarlo fue cosa fácil.

El camión en el que deberíamos viajar a las instalaciones era bastante grande, podía transportar cómodamente a unas treinta personas, aún así solo transportaba a siete. Entre ellas nos encontrábamos Ahri y yo. Mentí a mi supuesto compañero diciéndole que mi misión era proteger a todas las personas que viajaban en el camión de la azabache, por lo que me sentaría directamente a su lado y solicitaría dejar un radio de cinco asientos a la redonda de separación entre la persona ajena más próxima; el joven soldado aceptó sin dudar.

- Veo que has conseguido engañar a aquel jovencito ¿eh?

- Bueno, supongo que los uniformes y los trajes me quedan bien, no lo puedo evitar, me dan como autoridad.

- Sí, la verdad es que te quedan muy bien.

- ¿Qué?

- Nada, chico guapo, nada... que se te sube a la cabeza

Y así fue como llegamos a lo que sería mi primera partida al League of Legends... como minion.


Perdido en RuneterraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora