Después de un largo paseo por el West End, en silencio, llegamos al bloque de pisos en el que viviría a partir de ahora.
-Es aquí-Dijo, fueron las primeras palabras que decía en todo el trayecto, miró el portal y entró.
Observé su espalda, ancha y formada, cubierta por una sudadera gris, mi mirada viajó a lo largo de su figura y aterrizó en su perfil, masculino y tosco.
Seguí sus pasos, hasta que paró frente a la puerta del ascensor, cuando esta se abrió ambos entramos. Era un cubículo estrecho, lo que hizo que estubiera demasiado cerca de él.
Ninguno dijo nada, él, por su parte, esquivó mi mirada hasta que las puertas se abrieron, salió a toda prisa y se precipitó hacia una puerta "3ºC" rezaba sobre el cabecero.
-Pasa-Dijo con un tono frío.
Pasé el umbral y ante mi se impuso un aura masculina, un salón pequeño, con poca decoración, austero, que tenía una pequeña cocina en su interior. Un balcón con una mesita de café y varias zapatillas de deporte tiradas por el suelo.
-Al fondo del pasillo, a la derecha está tu habitación-Dijo sin mirarme. Asentí y caminé por el largo pasillo, miré la puerta que me indicó, de madera, un poco desgastada por las esquinas, giré el pomo y miré el interior, encendí la luz y me encontré con una amplia habitación, el suelo era de madera, tenía una ventana, desde la que se veía el río, una cama no muy grande debajo de la ventana, una mesita, un escritorio y un armario junto a la puerta.
Asentí, me gustaba lo que veía, salí al pasillo y me percaté de que sólo había un baño, la otra puerta pertenecía a la habitación de Tommy.
Caminé de vuelta al salón donde se encontraba él.
Estaba sentado en el sofá, con sus brazos apoyados en las rodillas, ya no llevaba la sudadera gris, sólo una camiseta deportiva negra, que se ceñía a su cuerpo y dejaba ver los tatuajes de sus brazos.
-¿Tommy?-Dije, casi probando su nombre con mi voz, este se giró y me miró-¿Cuánto tengo que pagar por la habitación?-Dije y negó con la cabeza.
-No hace falta que pagues-Dijo y la indignación recorrió mi sistema.
-Puedo pagarte-Dije seria y él frunció el ceño-Sólo dime cuanto.
-María-Dijo y me sorprendió escuchar mi nombre con ese tono de voz-No te pienso cobrar nada.
-Porque mi hermano me pegue-Dije y tomé aire, me miró fijamente-No significa que me tengas que tener lástima, puedo pagar el piso-Dije muy rápido, me señaló con el dedo índice y tomó aire.
-No te cobro porque el piso es mío-Dijo y se levantó, se puso bastante cerca de mí, noté la diferencia de altura, él no era muy alto, pero sí muy grande, lo miré a los ojos, los suyos me escrutaban-No por pena, sólo te ofrezco un piso en el que estar segura ¿No puedes aceptarlo y ya está?
Suspiré, no me fiaba del todo ¿Qué ganaba él?
-¿Qué ganas tu con esto?-Dije y sus ojos se abrieron como platos, noté cómo se enfadaba.
-Mira niña-Dijo y ese tono me sorprendió-Si quieres quedarte puedes hacerlo, no gano nada, sólo que en mi conciencia no pese que te han matado y no haya podido hacer nada-Dijo y me sorprendió la frialdad de sus palabras-Si te quieres ir eres libre pero no me calientes la cabeza.
Dijo y se giró para entrar a la cocina. Analicé sus palabras y suspiré, me giré sobre mis talones y me dirigí a mi nueva habitación, entré en esta y pegué un portazo.
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Visceral
FanfictionSu mirada era tan dura y beligerante que haría temblar al mismísimo demonio.