Pánico.

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Tommy avanzó hacia mi posición como alma que lleva el diablo, me encogí esperando un golpe o algo así, pero me encontré, con que agarró mi brazo y me sentó sobre la cama. Lo miré alarmada, esperando alguna acción por su parte.

-María escuché lo que hablaste con mi padre-Dijo y me sorprendí-Escuché toda la mierda sensiblera de "Cuidalo" y no necesito a nadie que me cuide, lo sé hacer sólo-Dijo enfadado.

-¿Y qué quieres decir con esto?-Dije algo confusa.

-Que siempre he estado solo-Dijo-Y de repente llegas tu y estás en todos mis planes-Dijo y me quedé mirándolo.

-¿Y eso te molesta?-No contestó, lo miré pero no dijo nada.

Sentí cómo mi corazón se hacía pedazos y suspiré tratando de no romper a llorar.

Me levanté lentamente de la cama sin mirar a Tommy, suspiré profundamente y abrí la puerta.

-Buenas noches Tommy-Dije invitándole a salir, él, me miró, su mirada era triste, confusa.

-No quise decir eso-Dijo pero me mantuve firme.

-Buenas noches Tommy-Me dedicó una mirada triste y salió de mi habitación, cerré la puerta y me tiré en la cama, mordí la almohada por tal de no romper en llanto y suspiré.

~*~

Había pasado algo más de un mes desde aquella noche, y las únicas palabras que intercambiaba con Tommy eran "Hola" y "Adiós". La primera semana fue la más dura y, aunque trató de hablar conmigo varias veces lo ignoré, por mi integridad emocional. Me miraba con una expresión triste siempre que me veía o simplemente no me miraba, ya no hacía café para dos, ya nada.

Anna había comenzado a salir con Charlie, lo cual hizo que no pudiera quedar tan a menudo con ella, así que me obligué a salir con el resto de mis "amigos". No sabía nada de mi padre y el par de veces que había visto a mi hermano ni me había mirado a la cara, por esa parte estaba contenta, pero el resto de mi vida era una puta mierda.

Tommy pasaba mucho tiempo en el gimnasio y no paraba casi por casa así que estaba sola la mayor parte del día, era como una repetición de días sin fin con la guinda de convivir con alguien del que estás colada pero tu orgullo te impide hablarle, y simplemente pasas los días mirándolo a escondidas y lamentándote de tu existencia, mientras que tu corazón cada vez se solidifica más.

Era un viernes por la noche, estaba en un bar con un par de compañeras de trabajo, cuando mi móvil sonó, "número desconocido"

-¿Si?-Dije extrañada.

-¿María?-Dijo una voz masculina, la cual me sonoba.

-Si, soy yo ¿Quién es?

-Gracias a Dios -Dijo el hombre -Soy Paddy el padre de Tommy- Me sorprendí aún más.

-Dígame- Dije y me salí del bar para escuchar con mayor claridad.

-Estoy al tanto de la situación tuya y de Tommy pero lo acaban de ingresar en urgencias y supuse que querrías saberlo.

Mi sangre comenzó a correr a gran velocidad y mi corazón se desbocó.

-¿Qué ha pasado? -Dije alarmada y comenzando a andar hacia mi coche -¿En qué hospital está?

VisceralWhere stories live. Discover now