La luz gris de una mañana nublada me despertó, traté de abrir los ojos pero la luz no ayudaba, los abrí poco a poco, adaptándome al tono. Algo ocupó mi campo de visión, era Tommy, estaba a mi lado, dormido, parecía un niño enfadado, su expresión agresiva era un poco más suave que de costumbre, sus labios fruncidos estaban relajados, semiabiertos; sus pestañas descansaban sobre sus mejillas marcadas. Me percaté de que uno de sus brazos estaba siendo mi almohada y que el otro descansaba en mi cintura, me sonrojé levemente ante la situación, pero, a la vez estaba muy a gusto, me moví un poco, tratando de estirarme y provoqué que sus brazos apretaran la presión que tenían a mi alrededor, estaba dormido, pero besó mi frente.
-Tommy-Susurré, me quedaría así toda la vida, pero mis ganas de ir al baño eran inmensas-Tommy-Dije moviendo su brazo y parpadeó, se aclaró la garganta y me miró-Necesito ir al baño-Dije en un tono cómico, viendo que no soltaba mi cuerpo.
-Oh perdón-Dijo soltándome, durante unos segundos sentí una sensación de vacío inmensa, pero me levanté, me estiré y salí de mi cuarto, caminé hasta el baño y me encerré en este. Hice mis necesidades y me miré al espejo, mis ojos estaba levemente hinchados, y enrojecidos, por lo cual parecían ser de un escandaloso color verde. Aparté el pelo de mi cara y me lavé esta, recordé todo lo acontecido ayer y me sentí abrumada por todo lo ocurrido, respiré profundamente para evitar las lágrimas y salí del baño, rehice mis pasos hasta mi habitación, entré en esta y el cuerpo que se encontraba tumbado en mi cama hizo que se me saliera la sonrisa de la cara, Tommy se había vuelto a dormir, me permití mirarlo durante unos segundos, pasé mi vista por su cuerpo y cada vez me impresionaba más.
Abrí mi armario y saqué ropa limpia para tomar una ducha.
Ya en el baño usé la ducha como mi momento de ¿Qué mierda pasa con tu vida? Mientras el agua caliente relajaba mis músculos pensé en mi situación, estaba prácticamente sola en el mundo, bueno, sería egoísta no tener en cuanta a Tommy o a la loca rubia e hiperactiva que tenía por mejor amiga, pero ¿familia? Todos mis abuelos habían fallecido, mi madre era hija única y mi tía Carol no me hablaba, mi padre me había dejado sola a mi suerte y mi hermano quería matarme, estaba sola, tenía veintidós años y estaba solísima. Una lágrima cayó y se mezcló con el agua y el vapor. Esa noche Tommy pelearía con mi hermano, los nervios subieron por mi estómago, vería a mi hermano ¿Me haría algo? Tommy no lo permitiría, Tommy no puede estar en todo. "Tommy no puede estar en todo" en poco tiempo me había acostumbrado a tenerlo como ángel de la guarda, no tenía por qué hacer todo lo que estaba haciendo y lo hacía, pero a la vez no sabía nada de él, no sabía si se podía cansar de la situación y ponerme de patitas en la calle, no sabía nada. ¿Lo peor de todo? Tommy me estaba empezando a gustar, no físicamente, que también, sino, la idea de Tommy, el misterio, el mal genio que camuflaba a una persona dulce y comprensiva, me gustaba el chico que no me habló en un mes pero me abrazó cuando me rompí. Me gustaba su carácter tosco, bestia, su humor ácido y sus gruñidos como respuestas. Pero también me gustaba su parte tímida, la manera en la que se preocupaba por mí y encajaba golpes que me pertenecían. Pero todo eso a veces lo eclipsaba en hecho de no saber nada de él, la incertidumbre a veces me ganaba y no estaba todo lo cómoda que podría estar con él, como si él quisiera estar contigo tonta. Terminé de ducharme y recordé a mi madre, y cómo se reiría de mí al verme en la ducha, meditando sobre la vida y llenando todo de vapor para luego no ver y resbalarme "Ay María siempre fuiste torpe".
Me vestí y a mi mente vino la chillona voz de mi becaria "Tienes que entregar las fotos".
-Mierda-Susurré y salí del baño a toda prisa, corrí a mi cuarto y encendí el ordenador, mientras tanto corrí a la cocina e hice café, llené dos tazas y volví a mi habitación, Tommy seguía dormido, así que dejé su café sobre la mesita de noche y yo me senté frente al ordenador.
Abrí el archivo de las fotos y comencé mi tarea, escuchaba la respiración de Tommy, calmada y pesada y me hacía relajarme, tomé un sorbo de mi café y trabajé. Me costaba ponerme, pero una vez que lo hacía entraba en un estado de concentración brutal, me abstraía por completo del mundo y no me daba cuenta de lo que pasaba a mi alrededor.
-Vaya, si que eres buena-Dijo una voz a mis espaldas, lo que me hizo pegar un brinco en el asiento, me giré para toparme con Tommy.
-Gracias-Susurré con una sonrisa-¿Cómo has dormido?
-Pues bastante bien-Dijo esbozando una sonrisa-¿Estás mejor?
-Qué remedio-Dije y lo que hizo no me lo esperé para nada. Agarró con suavidad mi cabeza y besó mi frente varias veces, haciendo que mi sangre circulara a cientos de kilómetros por hora, dejó sus labios ahí durante unos segundos.
-Todo va a estar bien-Dijo y dio un último beso a mi frente-Te lo prometo.
Dijo y dio un trago a su café.
Se levantó de mi cama y se estiró, dejando ver el fantástico espectáculo que eran sus músculos, sobre todo loa de su espalda.
-Esta noche tu hermano va a comer suelo como en su puta vida.
Dijo Tommy seguro y se fue de mi habitación, sonreí como una tonta, ese chico estaba haciendo estragos en mis sentimientos, no se hacía a la idea de qué manera.
YOU ARE READING
Visceral
FanfictionSu mirada era tan dura y beligerante que haría temblar al mismísimo demonio.