*This is number 6*

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Sin rumbo alguno, al final Cross se había quedado sentado en la banca de un parque, podía escuchar las risas alegres de las madres y padres que habían logrado sacar un rato con sus hijos. Algunos amigos caminaban felizmente como si todo estuviera bien.

Como si se hubieran acostumbrado a vivir así, a ser el combustible del Comité y estuvieran completamente felices por eso. Era algo absurdo, ¿les gustaba estar esclavizados? 

Bien, estaban en la superficie y podían desplazarse por todo ese mundo como les placiera, pero las patrullas numerosas de los soldados no los ponían nerviosos, él lo sentía como si siguiera en el mundo de su creador. Como si su destino siguiera en manos del bendito botón "Overwrite" y del Gaster de su mundo. 

El simple pensamiento lo enfermaba en demasía.

Quiso distraerse y fue así como sacó su billetera del esponjoso abrigo que portaba, observando el poco oro que tenía y que lo llevó a suspirar cansado, sin energía.

Tenía muchas deudas que pagar y otro desempleo en su expediente, nadie querría contratarlo así y no quería depender del dinero de caridad de sus amigos, hería su orgullo de viejo soldado real. Le dolía mucho aún si no le quedaba más que sonrojarse por la vergüenza y aceptar.

Con casi nada de fuerza se tuvo que levantar de la banca, llevando la caja con cosas junto a la improvisada comida que se había llevado. Siendo sincero, no le apetecía comer eso, quería algo que fuera rico para ahogar sus penas en comida, ¡buena idea!

Finalmente, ya estaba ahogado en deudas, podía usar el dinero que tenía a la mano para comprarse algo decente por lo que dejó que sus pies lo guiaran hacia la avenida principal, esa que tenía varios locales de comerciales y restaurantes. No lo pensó demasiado e ingresó al que más llamó la atención de su subconsciente.

Se sentó en una mesa desocupada, agradeciendo al mesero que le había ido a dar la bienvenida y le anunció que pronto llegaría alguien a atenderlo.

Parecía ser un buen local y las opciones seguro también eran excelentes, no obstante, era difícil que pudiera concentrarse en la carta, al menos hasta que uno de los mozos se aproximó hacia él.

—¿Listo para pedir? —preguntó sin mucha cortesía pero con un tono amable, logrando que el de ropas monocromáticas alzara el rostro— Oh, Cross. No te había reconocido, perdón.

—Geno, hola. Hace unos días que no te veía. —sonrió ligeramente, ocultando el cansancio mental— Estaba temiendo lo peor.

—¿De verdad creías que lograrían deshacerse de mi? —rió el que tenía una de sus cuencas ligeramente derretida— Sobreviví a los incontables genocidios, la SaveScreen y hasta a mi propia mente. Diría que estaré bien, pero aún no es seguro, sabes que me cuesta ser feliz.

El silencio interrumpió su charla cuando vieron un par de guardias del Comité deambular fuera del local, esa presencia siempre lograba ser intimidante. En serio, la gente que se enlistó para esas tropas, ¿estaban bien de la cabeza? Porque todo eso era muy enfermo.

—Oye, ¿no deberías estar en tu trabajo? —preguntó el de chalina rojiza mientras el comensal leía la carta apresuradamente y trataba de sacar costos de forma mental— Recién será la una del medio día, creía que tu turno acababa más tarde.

—Uhm, si te cuento no vas a saber si reír o llorar, mi estimado. Así que sólo te diré que me dormí casi hasta las once, por todo el tráfico llegué a las doce así que Marvul me expulsó.

Inmediatamente la sonrisa de Geno se volvió una mueca que ocultó a tiempo tras su ropa.

—Cielos, por todos los resets. ¿Cómo pudiste dormir tanto? —le riñó, como haría con su hermano pequeño por ponerse en situaciones peligrosas— ¿Entraste en coma o qué te sucedió? Deberías comenzar a dormir más temprano para ser capaz de pararte antes.

Nightcross: Just Sleep [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora