Dos (✔️)

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Un pequeño-gran desliz

Wendell

El mocoso del demonio me estaba desesperando considerablemente porque ahora no solo me acosaba colocando restos de su orina en la puerta, sino que debía de observar cada maldito escalón en busca de alguna trampa para ratón que el niño diabólico podría haber colocado camino a su escuela.

Y lo peor es que ante cada broma de mal gusto, su ordinario hermano mayor se reía a mis espaldas.

Asumo que sus padres trabajan fuera del estado en dónde nos encontrábamos debido a que ya habían pasado varios días desde que vivo en este establecimiento y no he visto a un solo adulto entrar por esa puerta.

Rodé los ojos, debo de dejar de estar pendiente de la vida de los vecinos.

Pero sin cable, luz o teléfono móvil, he estado enloqueciendo últimamente.

No voy a negar que ha sido duro.

Prácticamente vivo de la comida chatarra, porque aunque lo intenté... La cocina a gas sigue dándome miedo y el microondas se niega a funcionar.

Luego estaba el hecho de que no he conseguido ningún tipo de trabajo, y mi inmenso orgullo me impide llamar a alguno de mis familiares por refuerzos, aunque de alguna forma me consuela saber que mi medio hermano debe de estar en algunos aprietos dado que le brinde a su querida perrita una muy interesante información antes de mi innecesario destierro.

Nada demasiado grande, pero sí lo suficiente como para que Lewis Káiser fastidie tanto a Philip, como a su tonto mejor amigo, Casper Queens.

Después de todo, ¿a quién se le ocurre casarse en las Vegas?

Es sencilla la respuesta considerando que uno de ellos es rubio de nacimiento.

Además, ellos no pueden decir que todo es mi culpa, yo solo le mande un correo a Lewis contándole algunos datos importantes de su escurridizo bajista.

Él descubriría lo del matrimonio eventualmente.

Después de todo, mis familiares no merecían mi cariño.

Nunca me trataron como igual y aunque me permitieran usar el apellido de mi padre, no he dejado de sentirme como Wendell Holmes, un bastardo inglés.

A mí parecer el castigo de mi progenitor fue excesivo, ya que no me permitió acudir a nuestros contactos, ocasionando que deba de utilizar mis carentes habilidades sociales con los humanos a mi alrededor.

¿Pero que más da?

― ¡El inglés apestoso ha regresado! ―escuché exclamar con mucho ímpetu al diablo reencarnado.

De lejos noté que pensaba tirarme una balde de pintura.

Las gotas de color azul en el suelo, lo delataron.

Sonreí.

Atrás mío se encontraba su preciado hermano mayor, tan solo retrocedí un par de pasos y espere que lo rociaran.

No tarde mucho en observar el gran evento.

― ¡Adam! ¡Están en graves problemas! ―gritó él dándome mucha dicha.

Palabras MágicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora