Diecinueve (✔️)

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Un nuevo comienzo para todos

Donovan

―La mudanza por fin está dando forma, ¿no lo crees? ―preguntó el abuelo colocando una mano sobre mi hombro. ―Solo faltan desempacar mis libros, pero eso lo haré yo, no me fío de las buenas intenciones de Adam, ese niño para todo el tiempo con las manos sucias, ―agregó haciéndome sonreír.

Di un fuerte suspiro, e involuntariamente cerré los ojos.

Todo había cambiado.

Para bien o para mal.

Pero a pesar de lo que muchos podrían llegar a pensar, no estaba enojado al respecto, al menos no ahora. Renegué, odie e incluso lo maldije, pero luego me di cuenta que quizá era lo mejor.

¿Qué pasaba si un día él despertaba y me culpaba de no haberlo dejado ser libre?

¿O de haber podido experimentar todo lo que quiso?

¿Realmente quería cargar con esa carga?

Es decir, por un tiempo Wen se mostró muy desenvuelto en un ambiente hogareño y se le veía muy a gusto, y creí que eso sería todo para nosotros, estar envueltos entre estabilidad y monotonía.

Pero él me demostró que quizá no estaba listo para ello, es joven, tiene dinero y un gran futuro por delante.

Imagino que se dio cuenta de la gran carga de responsabilidad que significaba tenerme como pareja; y no lo culpó.

Yo habría tomado la misma decisión de haber sido él.

Después de todo, no elegí mi vida.

Mi vida me eligió a mí.

Y justamente por esa misma razón me encontraba levemente melancólico por todo lo que pudo haber sido pero no fue.

Es difícil lidiar con la realidad cuando todo lo que imaginaste qué ocurriría en tu cabeza simplemente no se da.

Aunque claro, a lo mejor debí de haberlo considerado.

Cuando uno recién inicia su vida de forma independiente todo es muy extraño y al mismo tiempo emocionante. Cualquiera puede llegar a creer tener una gran preparación, pero al fin y al cabo todos cometemos errores.

Es decir, tan solo mudarte de casa y experimentar la crudeza del mundo por primera vez, da muchísimo miedo; pero vale por completo cada segundo.

Lo experimenté en carne propia por un corto periodo de tiempo cuando solía asistir a la Universidad. No podía dejar de equivocarme cada dos por tres, pero la tranquilidad y al mismo tiempo inquietud de ser dueño el absoluto de mí mismo era algo satisfactoriamente inexplicable.

Jamás pude igualar esa sensación, ya que de pronto me volví cabeza de familia e inevitablemente tuve que volver a casa; pero aun así mantengo el recuerdo en mí como uno de mis más grandes tesoros.

No reniego de lo que me tocó vivir.

Al menos, ya no.

Los caminos de la vida son inexplicables, y si me la voy a pasar quejándome es probable que realmente nunca viva.

* * * *

Nos encontrábamos en la casa donde creció mi madre, a las afueras de Los Ángeles, el establecimiento era mucho más espacioso y ciertamente podríamos vivir todos bajo el mismo techo.

La mudanza implicaría que mis hermanos tuvieran que levantarse más temprano para asisitir a la escuela, y claramente al principio de nuestra "nueva aventura" hubo grandes quejas, pero al ver sus nuevas y espaciosas habitaciones no dudaron dos veces en cambiar su punto de vista, supongo que ya tendrían tiempo para acomodarlas a su gusto en vacaciones.

Aunque a decir verdad, solo vinimos y nos emprendimos en esta locura porque el abuelo sugirió que en momentos de tensión es mejor cambiar de aires, y como nosotros le dábamos un constante mantenimiento el recinto estaba en condiciones óptimas como para mudarnos de inmediato.

Dos corazones rotos caminando cuál zombies de un lado a otro, mientras que nuestro niño entrando en la adolescencia se encontraba curioso por hacer nuevos amigos en el vecindario.

Después de todo, donde dentro del edificio en donde solíamos vivir no había nadie de la edad de Adam, y con las bicicletas aparcadas en algunas casas todo indicaba un cambio positivo para mi hermanito.

O al menos eso era lo que todos esperábamos.

―Quizá no debí renunciar a mi empleo, ―murmuré viendo a Belle por el rabillo del ojo.

―No importa donde te encuentres Don, si a él le interesaras te encontraría, y ambos los sabemos, ―comentó diciéndome lo que necesitaba escuchar por milésima vez.

―Gracias por eso, ―la escuche decir con una pequeña sonrisa entre sus dientes.

―Sé que lo necesitabas escuchar.

―Y aún así sigo pensando en él.

―Y lo seguirás haciendo por mucho tiempo.

―En verdad es muy jodido estar enamorado, ―sentencié dando un fuerte respiro. ―Uno creería que todo es flores y chocolates, justo como lo pintan en las películas. Pero dentro de la vida real cuando algo sale realmente mal todo se va directamente a la mierda. Aquí no hay necesariamente finales felices.

―Creo que te equivocas, hermanote.

― ¿En serio? ¿En qué?

―Los finales felices sí existen.

―Claro, y los unicornios son reales, ―me burlé de inmediato rodando los ojos.

― ¿Acaso no lo entiendes? ―preguntó frunciendo el ceño. ―Un final feliz no tiene porque ser de película, ni mucho menos debe de significar obligatoriamente una pareja casada y con hijos. Un final feliz es acerca de lo que implica la vida de cada persona en cuestión... ¡Y míranos! ¡Ante todo pronóstico tuvimos un final feliz! ¡Juntos. Unidos. E invencibles!

Me quede en silencio por mucho rato y sin pensármelo mire fijo al cielo.

Quizá ella tenía razón.

No, perdón.

Ella tiene razón.

Este es un buen final para este capítulo, pero no un buen final para mi vida.

Ya que estaba completamente seguro que me faltaba mucho que recorrer para ponerle un punto final a mi historia y creo que con el tiempo estaré bien.

Auténticamente bien.

* * *

¡Un capítulo + el epílogo y todo se termina!

Lamento mucho haber desaparecido de esta novela pero me sentía muy melancolía con el desarrollo de ella.

Y a pesar de que tengo planeado desde bastante tiempo el final, no encontraba las palabras exactas para terminar el capítulo.

Espero que sigan queriendo y disfrutando de la novela.

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raysa

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