La acción de los Fitzgerald's
Wendell
Le dije la verdad.
Y no me creyó.
Jamás imaginé que eso pudiera llegar a ser posible.
Él simplemente no quiso escucharme o llegar a comprenderme en lo más mínimo. Es más, si aquello no fuera suficiente tortura él ha estado ignorando los últimos días.
Sus hermanos, como no son para nada tontos me han preguntado al respecto, y no me quedo otra de admitir que tuvimos un discusión tonta que esperaba que se resolviera lo más pronto posible.
―Dios, soy tan patético, ―murmuré mientras me acomodaba el ridículo disfraz de príncipe al tiempo que colocaba una corona en mi cabeza.
―Es bueno que lo sepas, lagartija, ―soltó la profunda voz de mi medio hermano. El inigualable Philip Fitzgerald. ―Pero no deberías preocuparte por eso, porque ya estoy aquí, ―agregó observándome burlonamente.
Rodé los ojos.
Y me sorprendí de tener una reacción tan normal hacia él.
Como si en verdad fuéramos hermanos y nuestra relación sea tan común y corriente como la de cualquier otro.
Tal vez fuera su semblante.
Lejos de ser inexpresivo era cálido y divertido.
¿Qué había hecho?
¿O a quién se había hecho?
― ¿Cuál es tu plan? ¿Secuestrar a Donovan y llevarlo en el jet a dar un paseo para que me crea? ― pregunté con puro sarcasmo.
―Primero cuéntame que fue lo qué pasó y de ahí consideraré tu sugerencia, ―mencionó con un tono de voz tan serio que sin poder evitarlo reí.
―Don sospecha de mí al no querer hablar de mis familiares, y todo el secretismo que me envuelve, él básicamente harto de confiar en una persona que realmente es una incógnita andante, ―revelé mirando el piso. ―Me llevó al punto de decirle toda la verdad, y no me creyó. Pensó que estaba inventando una historia fantástica para evadir la realidad, ―murmuré entre humillado y apenado por contarle los problemas a una persona que durante toda mi vida a demostrado que le importo muy poco.
―Es compresible, ―soltó sorprendiéndome por comoleto. ―Él se está enamorando de un don nadie, ―señaló dejándome sin palabras. ―Así que para lidiar con tu problema romperemos un poco las reglas, permíteme conocerlo, ―pidió sacándome de escena.
¿Mi hermano conociendo a Don?
Tenía miedo de lo que él pudiera decir.
Pero temía mucho más perder a Donovan.
Asentí con la cabeza, aún poco convencido.
―Al terminar mi turno, iremos... ―comenté encogiéndome de hombros.
― ¿Crees que tengo todo el tiempo del mundo? ―me pregunto cruzándose de brazos.
Lo fulminé con la mirada.
―Sí, porque tú siempre has vivido eternamente en vacaciones, ―le reclamé sin temor alguno.
Philip por su lado me regaló un rosa franca.
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Palabras Mágicas
Historia CortaNegación. Negativo. Negado. Esa era la definición por excelencia de Wendell Fitzgerald. ―Solo tienes que decir las palabras mágicas y seré tuyo para siempre, Wendell. ― ¿Lo juras? ―Por supuesto que sí, soy un hombre de palabra. ―Hombre. ―Si, Wend...