Capítulo 20: Charla de chicos. [Editado]

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—Zayn:

Salgo de la ducha envuelto en una toalla atada a mi cintura, me siento mas relajado y con ganas de acostarme, pero la idea de que un sábado a la noche termine así, me deprime. Oigo cómo vibra mi celular contra la madera de la mesita de noche y me apresuro a tomarlo.

Miro la pantalla por unos segundos, el nombre Perrie se ilumina mientras vibra ahora en mi mano. Le doy al botón verde y llevo el aparato a mi oído derecho.

—Hola, mi amor —Su voz, dulce, chillona y empalagosa me sorprende. Llevo mucho tiempo sin oírla. Sonrío.

—¿Cómo estás, nena? —Y de repente todo mi animo ha cambiado y me siento, contento. El efecto que siempre tuvo Perrie sobre mi, vuelve.

—¡Bien! —Farfulla emocionada. —Solo un poco cansada, ya conoces todo esto...—la oigo suspirar, y también algunos murmullos de fondo.

—¿Está todo bien? 

—Sí, pero debo irme. Toque de queda —Murmura la última palabra con voz de niña —Te extraño.

—Yo también, nena. Ve a descansar. Hablaremos luego. —Ella se despide, vuelvo a dejar el celular en la mesita y termino de vestirme, aun mas relajado.

Ajusto la correa del jogging negro y me paso una remera blanca por el cuello, antes de salir al pasillo, dispuesto a cocinar algo para los cuatro, Liam aun no ha despertado y me preocupa, él ha estado así toda la semana, y que está noche haya venido por Elizabeth es un tanto desconcertante.

Veo a Harry en el sofá, cuando llego al pie de las escaleras, está inclinado hacía adelante con el rostro hundido en las manos y los codos apoyados en cada muslo,

—Hey, Styles. —Le llamo desde mi posición, él alza la mirada. Se ve demacrado, él siempre anda con la típica sonrisita suya, o en modo depredador. Es raro verlo así. —Ayudame a cocinar ¿Quieres?.

Sin contestar, se lavanta y camina hasta la cocina, cuadrando los hombros, lo sigo. Es una forma de declarar la paz entre nosotros después de lo de está mañana, después de todo somos amigos y Perrie a neutralizado mi humor.

—¿Qué planeas preparar? —me pregunta, su voz es mas ronca de lo normal.

—¿La verdad? No tengo idea. —Sonrío de lado y voy directo a la heladera, la abro –Creo que es necesario ir de compras —Digo rascando mi nuca antes de cerrar la puerta del electrodomestico.

—Voy a pedir pizza —Murmura Harry saliendo de la cocina. Apoyo ambas manos en la isla de madera y suspiro. Siquiera mi intento de levantarle el animo funciona.

Le oigo decir algo fuera de la cocina pero no llego a descubrir que. Salgo de la cocina directo a la sala y me encuentro a un Harry algo cabreado y a Elizabeth con una sonrisa en el rostro. Me molesto enseguida. Se que a Harry le gusta, al menos eso parece, pero por alguna razón me molesta. Ella no es buena para él, estoy seguro que es eso, simple protección hacía mi hermano.

—¿A donde vas? —Pregunto. Ella dirige toda su atención a mi.

—Repito: No es algo que les interese.

Arquea una ceja y cambia de postura, lleva skinny jeans negros y una remera algo suelta en color gris, una chaqueta de cuero negra y vans rojas, junto con un gorro gris. Se ve...

Llaman a la puerta y guardo mi adjetivo en el fondo de mi cerebro, camino decidido a la puerta, soy el que más cerca está de los tres. Un joven de cabello castaño y ojos increíblemente azules está del otro lado de la puerta.

Frunzo el ceño.

—¿Quién eres? —el chico de unos veinte y tantos años abre la boca, pero no llega a responder. Elizabeth se le cuelga del cuello literalmente y le planta un salvaje beso en los labios. Beso al que él no tarda en responder.

Marido por accidente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora