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Al octavo mes, Petra, había organizado un asado en un día festivo.

Invitó a Hanji y Erwin, quienes sorprendentemente le anunciaron su compromiso mientras la Capitana reía con felicidad y el Teniente Coronel desviaba la mirada sonrojado.

También invitó a Mikasa, quien a su vez arrastró consigo a sus amigos y subordinados, Eren Jaeger y Armin Arlert, y a la novia de este último, la Sargenta Annie Leonhardt. Una bien conocida rival de Mikasa y Eren quienes no dejaban de mirarla con cierto recelo. El pobre Armin parecía querer meter la cabeza en la tierra mientras sus amigos y su novia se lanzaban rayos por los ojos entre sí.

Al final también invitó a Kenny Ackerman, pero nunca llegó pues seguramente seguía en una misión importante en Australia. Petra también quiso invitar a los padres de Mikasa pero Rivaille le recordó que estos habían fallecido hace algún tiempo por lo que Petra tuvo especial cuidado de no mencionarlos desde entonces.

Ah y el invitado más inesperado de todos, el señor Robert Ral, el padre de Petra; acompañado de su señora, Anelise Ral.

El ambiente animado en el patio trasero de la casa de Rivaille Ackerman mientras los hombres cocinaban la carne y mantenían el fuego mientras las damas cortaban y transportaban las verduras, y Hanji y Petra evitaban que Mikasa y Annie se quedasen solas, fue quebrado cuando llamaron a la puerta y Petra se encontró con sus padres al otro lado de esta.

Robert y Anelise Ral se negaron a salir al jardín y demandaron hablar con Rivaille y su hija, quienes previendo el desastre ambos pidieron a los demás seguir comiendo sin ellos.

No tendría que decir que ni uno pensó en comer apenas vieron las caras de los progenitores de Petra Ral aun afuera del jardín.

Rivaille la ayudó a caminar y sentarse en el sofá, ella iba a subir sus hinchados pies como siempre encima de la mesa pero se negó el gusto apenas vio los ojos de sus padres. Él regresó momentos más tarde con vasos de agua para los cuatro.

—Es una linda casa —dijo Anelise tomando el vaso e inspeccionándolo sin descaro antes de beber con cuidado.

—Gracias —dijo Rivaille.

—Vayamos al punto —interrumpió Robert—. ¿Cuándo piensan casarse?

Afuera en el jardín, Hanji y Eren se empujaban por querer oír más mientras los otros se mantenían seremos pegados a las paredes de afuera de la casa a un lado de la puerta cerrada que guiaba al jardín, cubierto por una gran cortina verde pasto.

—Papá...

—Porque, viendo tu estado, no sería anormal pensar que ya tienen planes al respecto.

—Papá.

—Los tenemos —dijo Rivaille sin inmutarse—, pero hemos decidido que se hará después del nacimiento de nuestro hijo.

—¿Después? —Masculló Anelise con cierto enojo—, ¿así que piensan recibir a ese bebé fuera del matrimonio?

Entonces Petra maldijo el día en el que decidió contarles a sus padres todo por medio de una carta invitándolos a la casa de Rivaille. Desde su embarazo hasta el hecho de que ambos habían estado dispuestos a casarse después del nacimiento del bebé. Fue muy ingenua al pensar que sus padres se lo tomarían con calma.

—Déjenme entender una cosa, usted —Robert miró a Rivaille con la severidad digno de un hombre de negocios—. Parece ser un hombre inteligente, mi hija tampoco es una estúpida, ¿cómo fue que permitieron que esto pasara?

Rivaille se tragó la primera respuesta que cruzó por su cabeza: "¿Y eso a usted en qué pitos le perjudica? ¿Acaso teníamos que pedirles permiso para coger? ¿Acaso usted nos ha dado dinero para mantenernos? ¿No, verdad?".

—Sólo pasó —dijo al final pero eso no aplacó el enfado de Robert Ral.

—¿Eso es todo? ¿Usted es mucho mayor que Petra no es así?

«Ya me esperaba esta pregunta, sí lo soy, diez años. ¿Y qué? ¿Acaso me ve canas como las suyas?» pensó tragándose igual esa respuesta—. Así es, diez años.

—¿Sabes, padre? —Habló Petra con un tono jovial tratando de calmar el ambiente—, dicen que la moda de ahora es salir con gente mayor.

Rivaille la miró con una ceja levantada pero con las claras intenciones de reírse, sus padres también la miraron pero no parecían felices.

—Petra, cariño. Cállate —dijo Anelise sonriendo estoicamente.

—Cállese usted —respondió Rivaille recordando bien que Petra le comentó sobre la bofetada que le dio a su hija cuando esta rejuntó valor y decirle sobre lo de su abuelo.

Rivaille recordó también todas las cicatrices que adornaban el cuerpo de Petra, incluso las que habían estado ocultas hasta que él se dio su tiempo para venerarla en esa misma casa en la intimidad de una velada tranquila.

Oh sí. Ahora que los tenía enfrente tenía muchas cosas que decirles, ¿y por qué contenerse? No es como si siendo educado fuese a ganarse su aprecio, de hecho a Rivaille le valían 3 metros de verga ganarse su afecto.

Ja, para lo que parecía servir.

—¿Cómo se atreve? —Espetó Anelise—, Robert.

—Qué cavernario el levantarle la voz a una mujer —comentó Robert.

—¿Cavernario? Cavernario es el venir a ver a su hija después de años sin siquiera llamarla por teléfono únicamente para callarla cuando quiere hablar con ustedes. ¡Cavernario el dejar que un jodido anciano de cagada le produjera cicatrices de por vida! ¡Imbéciles de mierda!

»¡Cavernario! El creer que ella no tiene la suficiente fuerza e inteligencia para valerse por sí misma. ¡¿Ven a esta mujer?! —Se levantó y la señaló con su mano como a quien reverencia a una reina—. ¡Ella podrá su hija! ¡Pero ahora es mi mujer! ¡Pronto será mi esposa! ¡Y mientras esté conmigo no pienso permitir que dos sacos de huesos como ustedes la manden a callar estando en mí casa!

Petra abrió la boca pero nada salió de ella. Rivaille por su parte se sentó suspirando alivianado.

—Ahora pasará lo siguiente: dirán algo bonito a Petra y serán mejores padres con ella. O se irán y dejarán de meter sus narices operadas en nuestros asuntos.

Anelise se levantó indignada con una cara completamente descolocada, tomó con fuerza el vaso con lo poco que había quedado de agua y se los arrojó a ambos. Petra desvió la cara. Y después la vio salir dando un portazo.

Robert por su parte se quedó mirándolos a ambos antes de levantarse también.

—Adiós, Petra —dijo el hombre de traje acomodándose la corbata, saliendo también.

La puerta del jardín se abrió bruscamente dando paso a Hanji y Eren siendo retenidos por Erwin y Mikasa a su vez.

—¡HIJOS DE PUTA! ¡VOY A CORTARLES LAS LENGUAS Y A COCERLES LAS BOCAS! ¡SUÉLTAME, ERWIN!

—¡Basta ya, mujer! ¡Cálmate ya se fueron!

—¡SÍ LOS ALCANZO! ¡SÍ LOS ALCANZO!

Eren por su parte se calmó más rápido que Hanji, quien a su vez dejó de patalear cuando vieron a Petra levantarse del sofá e ir escaleras arriba con la rapidez que sus pies lograron darle apenas.

—Petra —masculló Mikasa viendo a su primo correr tras ella sin decirles nada a ellos.

—¿Y ahora qué haremos? —Preguntó Armin dudoso.

Annie le tocó el hombro a Mikasa y Hanji, les señaló con la mirada afuera y salieron dejando a los hombros plantados en sus lugares.

—¿Ahora qué? —Preguntó esta vez Eren a Erwin quien se alzó de hombros y se giró para ver a las chicas hablando entre ellas con caras serias.

—A esperar.

ᴄᴀᴘʀɪᴄʜᴏsᴏ ᴅᴇsᴛɪɴᴏ【 Rivetra Week 2017 | Ⅰ 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora