Capitulo 23. Además, no hay reporteros en Pittsburgh.

1.1K 119 14
                                    

—Deja de pensar que es tu culpa, Lexa—Jade me abraza y yo cierro mis ojos—. No tienes la culpa de lo que pasó.

—Lo sé, pero aun así me desanima.

Les sonrío a las cuatro y nos unimos en un abrazo grupal que dura por bastante tiempo. Perrie es la primera en separarse y me sonríe.

—Recuerda que te queremos, así como muchas personas allá afuera.

—Buen viaje, bebé—Jesy aprieta mi mano derecha.

—Va a ser raro no tenerte alrededor después de dos meses—comenta Leigh.

Ana me indica que es hora de irnos, así que solo tomo mi mochila y las abrazo una última vez antes de correr hasta la puerta de abordaje.

No habíamos alcanzado el vuelo con los otros chicos, así que luego de aquello, Simon pensó que era para lo mejor y nos dejó usar su jet privado para volver a Estados Unidos. Un gesto muy amable de su parte, pero estaba un tanto incomoda con Shawn ignorándome desde el hospital. Ralf intentó animarme durante el camino, pero era obvio que no lo había logrado y menos ahora que me había despedido de las chicas de Little Mix.

Le sonrío a la aeromoza de la entrada, quien inmediatamente cierra la puerta para poder despegar. No tardo en localizar al canadiense, quien está en uno de los últimos asientos y mira por la ventana. Decido no molestarlo, así que me siento en un asiento sola y me acomodo para dormir todo el viaje.

Shawn's POV.

—No pensé que te darías por vencido así de rápido.

—Ella quiere espacio, Mia, eso le estoy dando.

—No quiere espacio, Shawn, solo quiere mantener esto lo más privado que puedan—expone con una mueca—. Además, no es como que sean algo.

—Auch—digo con enojo y ella se encoge de hombros mientras se sienta a mi lado.

Todos están dormidos a excepción de nosotros, y creo que deberíamos de hacerlo, al fin de cuentas, no hay mucho que puedas hacer en un vuelo de diez horas. El problema es que no puedo dormir sabiendo que estaré lejos de Alexandra por tres semanas y nos despediremos así. Quizá estaba siendo un tanto dramático, pero mis emociones eran más fuertes ahora.

—No dije nada que no fuera verdad, y por ese mismo hecho, me parece estúpido que creas que distanciándote las cosas se arreglarán por arte de magia.

—Estoy confundido—explico por su reclamo—. Alexa es quien más me aleja, y en momentos como los del hospital llegó a pensar que no le gusto como ella a mí. Más bien es como si yo estuviera enamorado y ella solo gustará de mí, así que no sé qué es mejor; si permitirle buscar ser feliz en otro lado o seguir luchando por esto, que como tú dijiste: no somos nada.

—A veces pienso que necesitas lentes—murmura con diversión y yo la miro esperando una explicación—. Creí que te había dejado muy claro que Alexa está asustada, no solo por lo que pasó hace años sino por la reacción que han tenido los medios y redes sociales con ella cuando tiene una pareja, pero creo que no miras lo feliz que se ve desde que comenzaron a tener sus pequeñas citas, o los gestos que tienen con el otro.

>>Ambos sabemos que no es una persona muy cariñosa, le cuesta confiar; pero por alguna extraña razón tú eres la excepción. El brillo que ha tenido durante estos meses, incluso cuando estaba preocupada por lo que decían, se desvaneció en cuanto comenzaste a ignorarla. Conozco a mi amiga, Shawn, y aunque se niegue a aceptarlo, ella está tan enamorada de ti como tú de ella.

—Quiero creerte, Mia, en serio—susurro con una pequeña sonrisa—. Pero no puedo hacerlo cuando ella me aleja.

Hace una mueca sabiendo que tengo algo de razón, sin embargo, no vuelve a mencionar nada por un buen tiempo en el que me dedicó a escuchar música con mis audífonos puestos. Solo quiero llegar a casa y que mamá me abracé cual niño pequeño, así como para que Aaliyah y yo podamos pasar tiempo de hermanos.

Mientras me dedicaba a hundirme en mi propia miseria, Mia me quita el audífono derecho llamando mi atención y logrando que la miré raro por lo emocionada que se ve.

—Acabo de tener la mejor idea de la vida.

—¿Al fin el hámster en tu cabeza comenzó a trabajar?

Me llevó una mala mirada de su parte, lo que me hace reír levemente.

—Lo que necesitan es un tiempo juntos, sin personas del medio rodeándolos y nadie sabiendo de ustedes. Desaparecerán de la faz de la Tierra—aplaude en silencio—. Conecta el internet del avión y mándale un mensaje por Instagram a Liyah, pregúntale si tus padres estarían dispuestos a viajar a Pittsburgh por estas tres semanas, como unas pequeñas vacaciones.

—¿Me estás pidiendo que la acose? —inquiero divertido mientras sacó mi teléfono. Las ideas de Mia podrían parecer tontas, pero siempre funcionaban.

—No—responde riendo—. Te demostraré que Alexandra Flores está enamorada de ti, lo mejor es que ni siquiera lo haré yo, será ella solita y yo me encerraré en mi casa viendo películas.

No tardó en recibir el mensaje de Aaliyah diciéndome que están de acuerdo y que compraran los boletos de avión y buscarán un hotel para recibirme en el aeropuerto de Pittsburgh.

—Pareces muy confiada en tu plan.

—Sólo espera y verás.

[...]

Suelto una carcajada viendo como Alexa se pelea con su maleta para que salga de la banda de equipaje. Me mira extrañada cuando me acerco, tomo su maleta y la dejó en el suelo con más facilidad que ella. Su ojo derecho ya ha comenzado a inflamarse, lo que hace juego con el bonito hematoma morado que se encuentra desde su pómulo hasta un poco más arriba de la ceja.

—Pensé que la maleta te aplastaría, mi lady.

—Y yo pensé que seguiríamos evitándome—comenta con reproche—. ¿No tienes que alcanzar un vuelo a Canadá?

—¿Mia no te lo dijo? —finjo sorpresa cuando niega con la cabeza confundida. Le sonrío tomando mi maleta y la suya—. Me quedaré en Pittsburgh estas tres semanas, de seguro mi familia está esperándome afuera.

Logré ver como las comisuras de su labio se alzaban antes de que comenzará a caminar junto conmigo, algo que me hizo sonreír a mí también. Quizá Mia tenía razón.

—Lo bueno es que tienes a una experta que está dispuesta a enseñarte cada rincón de Pittsburgh.

—Tienes razón, le diré a Sara que me enseñe todo el lugar.

Mi comentario solo causa que me dé un pequeño golpe en el brazo que solo logra que me ría. La miró de reojo viendo cómo se está aguantando una carcajada.

—¿No querías que no nos vieran juntos? —inquiero.

Muerde su labio un momento y asiente levemente. Luego del largo viaje en el avión tuve tiempo de calmarme y entenderla, pero, aun así, no esperaba que se ofreciera a mostrarme la ciudad.

—Creo que me precipité y fue mi miedo hablando, lo siento si te lastimé—responde y yo me encojo de hombros restándole importancia—. Además, no hay reporteros en Pittsburgh.

Ruedo los ojos por su pequeño chiste mientras la veo acelerar el paso. Quizá esto podría traer a Shawlexa de vuelta, de una vez por todas.

Evolution| Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora