Especial Año Nuevo: Quizá el no quería que lo hiciera.

554 62 2
                                    

Hago una mueca de asco al ver a Noah vomitar en el baño. Dios quiera y sea lo último que su estómago tiene por devolver porque si seguimos así mi mejor amigo no será el único vomitando.

—Recuérdame qué tomaste, por favor.

—Un poco de todo—responde con una pequeña sonrisa y yo le daría un zape si no estuviera tan borracho—, es de mala educación rechazar un trago.

—Ah, pero vomitar frente a tu mejor amiga muestra muchos modales—agrego con sarcasmo haciéndolo reír. Grave error, ya que inmediatamente sostiene su cabeza por el dolor.

Miren, y yo que pensé que la resaca nunca le llegaría.

—Lamento arruinar tu madrugada del primer día del año—recarga su cabeza en la pared del baño—. Pero había un dicho sobre que un borracho te da buena suerte, ¿no?

—No lo creo, amigo. Vamos ayúdame a levantarte—toma mi mano e inmediatamente lo jalo para levantarlo del suelo.

Definitivamente está en la etapa media, en esa donde no está del todo ebrio porque ya está presentando signos de resaca, pero al mismo tiempo no está lo suficientemente sobrio como para estar en la resaca. Me lo demuestra su molestia a la luz y que casi se ha caído al retrete si no fuera porque lo sostengo justo a tiempo.

¿Quién lo diría? Acabo de tener la típica escena de libro en donde el chico salva a la chica de caer... solo que en este caso yo solo he evitado que Noah se humille más de lo que ya lo ha hecho en su estado.

—Y para que conste, no has arruinado nada—comento con diversión mientras abro la puerta de su cuarto—. Luego de la fiesta no tenía nada que hacer y literalmente mi único plan era ver películas románticas con Fifi, ¿cierto, linda?

La pequeña perrita que Shawn y yo adoptamos hace un mes me mira atentamente mientras menea su colita, así que yo no puedo evitar derretirme ante su acto y me agacho a acariciar al bulldog inglés de apenas dos meses aprovechando para alzarla en brazos. Noah, quien ya está sentado en su cama mira a la bola con patas y se ríe.

—Pensé que era mi imaginación y por los tragos veía un perro, es bueno saber que siempre fue real.

Me suelto a reír por su comentario. En definitiva, los borrachos risueños como Noah son muy graciosos.

Mi mejor amigo había organizado una fiesta de año nuevo a la cual yo había asistido para no sentirme sola, la deje unos momentos antes de que todas las personas se fueran y justo cuando estaba llegando a casa con Fifi recibí la llamada de un Noah demasiado borracho. Juro que cuando me fui de la fiesta estaba bien, pero creo que había tomado más alcohol estando solo porque había recordado a Lana. La había visto hacía unas semanas luego de no verla desde su rompimiento y claramente no lo había tomado muy bien.

—Perdón si no te avise que la traería conmigo. Cuando marcaste sonaba como una emergencia y ya había recogido a Fifi de la casa de Rachel—mencionó a mi asistente, quien estaba cuidando al ser vivo hasta hace una hora—. Es pequeña y no la podía dejar sola.

—Aun no entiendo porque no fuiste con Shawn a Nueva York para su concierto.

Me encojo de hombros intentando restarle importancia. Desde hacía años que cuando él no tenía nada en su agenda venía conmigo a conciertos o filmaciones, y viceversa, pero este año casi me había prohibido acompañarlo, así que definitivamente prefería curar la resaca de Noah a llorar en casa por sentirme insegura.

—Quizá él no quería que lo hiciera.

—Belleza, llevan viviendo juntos desde hace tres años y siempre apoyan al otro si tienen la oportunidad porque saben que a la otra persona le encanta. Dudo mucho que no quisiera tu presencia ahí.

Evolution| Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora