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-N-no... No - negué, él sonrió triste- no hagas eso si? - cerré los ojos - solo vete, hoy debo conseguir dos trabajos e ir a la institución, eso...

-Lo lamento, pero, no la dejaré trabajar nuevamente - y salió corriendo a su propia y maldita velocidad de la habitación, dejándome con las palabras en la garganta, el corazón se me subió y comencé a respirar de forma entrecortada, mientras, agregando la cereza a este helado, comenzaba a llorar.

Sabía que era cierto, y debía hacer algo.

Él no impedirá que trabaje.

Por lo que, no mencioné nada de camino a la institución, ni siquiera dije nada cuando entró a la habitación y me vistió, sí, lo hizo, acariciaba sutilmente mis piernas, hasta incluso, dió besos en ellas, diciendo;

-Si no me habla, no le importará que la deguste -

Sin embargo, éste no hizo nada más que besar mis labios, dándome un escalofrío.

Al terminar la primera y segunda hora escolar (aún faltaban 6 horas más) tuve el permiso del director para retirarme, le dije que debía encargarme de algo importante, aquel sujeto no protestó, e incluso pidió que, si quisiese faltar unos días más, los faltase, por el simple hecho de que, debía descansar un poco más ( según él) y quería caerme bien, dijo que esperaba que yo fuese a dar una " breve explicación " el 5 de Septiembre, por aquel día de 1666, ya saben, el gran incendio de Londres.

El problema es que, yo no quiero hacerlo, pero él quiere que incluso entre a la obra escolar.

Esto fue un error, yo solo quise enseñar a actuar a una de mis
"amigas", y aquel ser me observó.

Morí de vergüenza.

Al salir de la institución, acomodé mi bolso apretandolo contra mi.
Debía de ir, primero, a tratar de volver a obtener el trabajo de camarera.
Caminé esas 5 cuadras para llegar en un momento algo crítico e inoportuno al entrar.

Sebastian estaba hablando con mi antiguo Jefe.
Al voltearse, él abrió los ojos y se acercó, parecía enojado.

-¿Sabe? Justamente estaba hablando de usted, no volverá, venga, la llevaré a la institución de nuevo - negué asustada y retrocedi- hablé con su jefe, y Tranquilicese, no trabajará de nuevo en este sitio - me sonrió -

-Q-qué? - miré a mi jefe -

-Lo lamento, pero, deben irse ambos, estorban la salida, no me interesa sus problemas de pareja - salí de allí dando un portazo, corrí lo más rápido que pude, sabía que Sebastian no trataría de correr a su velocidad en un espacio público.

Corrí y corrí tratando de llegar al parque de los Duraznos, al llegar me senté en una de las bancas, traté de respirar rápidamente antes de que viniese, pero cuando quise volver a correr lo sentí tomarme de la cintura, gemi del susto cuando me quitó el bolso de las manos y me puso en su hombro.

-Ya bajame! -

-Shhhh, Tranquilicese mientras volvemos a su instituto -

-El Director me dió el día libre - se detuvo de repente, me bajó lentamente, se sujetó a mi cintura mirándome -

-¿Está loca? - miré hacia otro lugar- venga, comenzará a hacer frío y no quiero que se enferme- con la mirada aún gacha, respiré entrecortada

-Yo... Quiero trabajar y...

-No trabajará, no puede entenderlo? Solo concéntrese en su Universidad y yo me encargaré de que sea feliz - unas lágrimas salieron sin que yo pudiera detenerlas y al segundo sentí un abrazo - Sea mi ama, le prometo que no la dejaré, la protegeré siempre, la mimaré, le daré lo que desee, será mi pequeña princesa - negué casi temblorosa -

-Quiero irme a casa - susurré - a mi casa - suspiró -

-No irá allí, si? Necesito que se acostumbre a lo que vendrá - me abrazó fuertemente besando mi mejilla, me sentía protegida, claro que sí.

-Llévame, por favor, al lugar que sea, pero llévame, no quiero que me sigan mirando así - asintió -

Me levantó en sus brazos y a los segundos de caminar un poco, sentí un fuerte viento, paramos, y escuché las llaves.

-a mi habitación, por favor - asintió-

-Cómo quiera -

Al llegar, sin musitar palabra me besó, me acostó en la cama y se puso encima de mi, sin aplastarme, bajó sus besos a mi cuello, yo enrollé mis piernas a su cadera, pero cuando lo hice, sentí una erección, lo miré encontrando una sonrisa.

-Lo lamento, me tiene loco -

La tendré, cueste lo que me cueste (Sebastian Michaelis Y Tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora