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- O-oh... Y-yo... Lo lamento! No quise decir e-eso... Solo salió de mi boca y luego...

-Shhhh - me abrazó atrayendo mi cuerpo hacia su pecho, negó suave - soy todo suyo, recuerde, utiliceme como quiera, llámeme como desee, yo siempre estaré, nadie la tocará mientras yo esté con usted, lo prometo - besó mi cabeza aún sosteniendome de forma sobreprotectora - A mi linda niña nadie la tocará - murmuró -

-niña? - asintió -

-Parece una muñeca - afirmó - Debo comprarle una corona y un vestido rosa - se burló - se vería realmente tierna - acarició mis labios con el pulgar - sus ojos son hermosos, ¿se lo había dicho antes?

- Puedes soltarme? - negó -

-Recuerde que aún soy su novio - apartó un mechón de cabello de mi cara - puedo tocarla, además, ya no hay sitio de su cuerpo que no haya visto o tocado ya - los colores se me subieron a las mejillas - ¿se avergüenza de algo como eso? - rió leve - usted me encanta - comenzó a dar caricias a mis piernas y subió un poco -

-Ya Sueltame! -

Este idiota me las pagará, me levanté de su regazo y caminé algo enfadada hacia arriba.

-Iré a la cama - anuncié -

De ahí, solo me encerré en mi habitación, me acosté y tomé una almohada para abrazarla, debería de usar pantalones y no shorts. Eran cortos, pero no tanto como para que parezcan inapropiados, mis piernas eran finas así que me quedaban perfectas.

Da igual, no me gustaba que Sebastian me acariciase solo así, no soy su novia, seguro... Seguro tiene a alguien más, alguien mucho más hermosa que yo allí abajo.

Y de seguro su pequeño Sebi está feliz con ella.

Bueno... El Gran Sebi está... Más que feliz con ella.

Lo odio. Me hace creer cosas que no son! Por qué se interesaría en mi...
Y yo porqué me cuestiono esto!!

Ahora me odio a mi misma por pensar en eso.

No debería de pensar en él, se supone que yo estoy aquí enojada y no lo voy a perdonar, lo odio, lo odio.

No es mi novio... No lo es. No soy su muñeca ni nada extraño... Ni... Ni su niña... Ni... Ay... Amo que me llame de esa forma.

Hoy me llevó a la fábrica de Willy Wonka y me compró una gran cantidad de chocolates, debería agradecerle... Eso es una muestra de afecto? Apuesto a qué también le lleva chocolates a una chica suya.

¡Es que es ilógico que alguien como él no esté con alguien como...! Nose!

Recuerdo que Máx me había dicho que a Sebastian lo estaban atendiendo unas chicas... Muy hermosas, eso, me dejó algo inquieta.

Al menos él está para mí, pero... Y si mientras yo estaba dormida él se fue con una de aquellas chicas y fue por ello que no me dejó salir de la habitación?

Demasiadas preguntas, lo odio.

🗝️☕🍪

-Mi princesa se despertará y comerá algo, sí? - escuché, pero al final negué sabiendo que era Sebastian.

-No quiero nada, vete, te odio - lo sentí acariciar mi espalda -

-Qué le ocurre? Ha estado estraña desde que nos fuimos de Parádisum- negué -

-Déjame dormir, solo quiero ir a mi instituto, y a mi casa, no a la que compraste, solo quiero ir a dormir en esa estúpida cama, que aquel gato gordito entre por mi ventana y me rasguñe la cara de nuevo, quiero que sea mi esfuerzo, no el tuyo, ni... Sólo quiero que te vayas de mi cabeza, no quiero estar aquí, los sentimientos entremezclados son los peores - oculté mi rostro entre las mantas, me cubrí y de ahí lo sentí salir de la cama.

Volvió a los pocos minutos, se sentó y escuché como acercó una pequeña mesa que había cerca de la cama, puso allí algo y luego...

-Q-qué haces! - se sentó contra el respaldo de la cama y me sentó encima de él, nos acomodó en el medio y me sonrió tomando un plato de comida-

-No se encorve, venga, abra grande esa hermosa boca - acercó un trozo de carne a mi boca, negué - lo lamento pero debe comer proteínas, prefiere pescado tal vez?, otro tipo de carne? - negué -

-No tengo hambre, quiero que te vayas - suspiró y dejó el plato en aquella mesa, me tomó de la cintura para ponerme a ahorcadas encima de sus piernas.

Tragué en seco y rodeé su cadera con las mías.

Sentía su... Eso allí, sonrió algo decaído.

-Es hermosa cuando su rostro se pone rojo - susurró para mí - pero... Dígame lo que le pasa, necesito saberlo, no quiere comer, se escapa de mí, me evita, hable - dijo serio, ya no parecía mi Sebastian, parecía estar enojado, no me miraba con amor, parecía preocupado y enojado al mismo tiempo, acarició mi cadera con ambas manos - mi pequeña...

La tendré, cueste lo que me cueste (Sebastian Michaelis Y Tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora