Into Your World |[EXO]|

Alone Together

Recuerdo que brillaba. Sí, con mucha intensidad, como si el sol realmente irradiara de mí. Cerré los ojos al sentir el murmullo de las hojas del enorme árbol que me cobijaba. Podía flotar entre sus ramas que me abrazaban delicadamente, y sonreí. Me embargaba la felicidad, ya no era presa de la angustia, del miedo o dolor. Me rodeaba sólo una infinita calma. Tan cálida que evocó un sutil sentimiento de pertenencia, como si ese siempre hubiera sido mi sitio en el mundo, el lugar al que podría llamar simplemente... hogar.

*

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Suspiré antes que pudiera percibirlo. La luz del sol se había ido, pero dejó atrás su calidez. Abrí los ojos un poco desorientada, pestañeé lentamente tratando de recobrar la consciencia. Volviendo en mí percibí que... Uno. Seguía viva. Y Dos. Mi árbol protector me había seguido hasta aquí.

Tsk. Si estuviera totalmente despierta hubiera puesto los ojos en blanco ante tal ocurrencia. Estaba recostada sobre algo firme, sí. Algo que se movía ligeramente, también. Pero no me atrevía a catalogarlo como protector.

Me sentí arrullada por la suavidad y el delicioso aroma que desprendía. Inhalé sutilmente recordando de pronto...

Lu Han.

Sí, este probablemente debía ser él.

De pronto caí en la cuenta, ¿estaba recostada en él?

Pegué un salto repentino al percatarme de eso.

-Ya estás despierta -su calmada voz me envolvió, luego de esto soltó algunas palabras en chino, tan débiles pero aún así noté lo preocupado que se escuchaba.

Seguramente lo había asustado, y repentinamente comencé a sentirme culpable por ello.

A pesar de que no era su culpa me enojé con él, y luego de todo aún se había preocupado por mí. Cuánto más recordaba, más me afligía pasar por aquel tipo de situación con él.

Sin entender muy bien mis propios sentimientos, sentí las primeras palabras escapar de mi boca. -Lo siento - él giró el rostro para verme, sí parecía asustado-. L-Lo siento tanto.

-No, no. No te disculpes, por favor. Soy yo el que se disculpa. Lo siento, lo siento mucho ¿sí? -acercó su mano pero lo alejé, secando rápidamente las lágrimas que caprichosamente se habían escapado de mis ojos.

Verlo actuar de esa manera considerada me hacía sentir la peor persona del mundo, menos mal seguía ligeramente adormilada porque sería imposible lidiar con tantos sentimientos encontrados-. Lo siento por arrastrarte aquí, lo siento tanto por esto. Yo... -me vio con esos ojos culpables. Desvié la mirada y negué.

"No seas ridículo, ¿cómo podría ser tu culpa?" quise decirle, pero no tenía fuerzas siquiera para alejarme de su hombro. Volví a verme a través del metal reflectante y la respiración se me hacía pesada nuevamente.

-No es tu culpa. No sabías.

-Sí es mi culpa, pensé que... que me estabas evitando -sostuve la respiración-. Debí creerte. Lo siento tanto.

Guardé un silencio prudencial tratando de evitar los temblores, cuando alcé la mirada sus ojos se encontraron con los míos.

-Puedes golpearme, en serio lo merezco -sonreí ante eso-. En realidad, te lo ruego. Por favor, golpéame. Creo que sólo así no me sentiré tan mal -admitió, e inesperadamente me encontré riendo ante su asombro.