La elección del Sombrero Seleccionador

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Todos los alumnos de primer año desviaron sus miradas hacia el techo, el cual era invisible y se podía ver el cielo del exterior, decorado con miles de brillantes estrellas. Además, la iluminación de las velas flotantes era espléndida. Había muchas velas alzadas sobre las cuatro mesas del comedor, iluminando los rostros de los demás alumnos. Albus nunca había imaginado un lugar tan espléndido. Fue bajando poco a poco la vista, hasta llegar a las mesas, donde los alumnos les observaban. Encima de estas, había copas, platos y cubiertos de oro. Sus padres le habían explicado que allí hubo una batalla que destrozó gran parte del castillo. No lo parecía. Estaba todo perfectamente construido. Miró las paredes, sin el más mínimo rasguño. Al final del pasillo, había una tarima donde había una mesa más, larga y en horizontal, de cara a los alumnos. Allí estaban sentados los magos mayores. Albus supuso que serían los profesores. Los fantasmas surgieron entonces de los muros, saludando a los nuevos alumnos de nuevo, y también a los veteranos. Neville condujo a los de primero a la tarima, los hizo detenerse y darse la vuelta hacia los demás alumnos, quedando así de espaldas a los profesores. Albus buscó con la mirada a su hermano entre los alumnos sentados en las mesas, cuando lo vislumbró en la mesa que había más a su izquierda. James alzó los dedos pulgares para animar a su hermano, y Albus le dedicó una sonrisita nerviosa.

Neville colocó un taburete de cuatro patas delante de los de primer año, y después puso encima del taburete un sombrero muy viejo y sucio. El Sombrero Seleccionador. Todos hicieron silencio en el Gran Comedor, y Albus vio cómo una de las arrugas del sombrero, cerca del borde, pareció moverse. Al cabo de un momento, el sombrero estaba cantando por esa rasgadura, que se había convertido en una boca:

Me crearon hará mil años,

y, como puedes ver, no soy una maravilla.

Pero sólo si encuentras un sombrero que me iguale en inteligencia,

podrás decir que soy un mal sombrero.

Los demás sombreros pueden ser bonitos y elegantes,

pero a ninguno de ellos se les encargó

una tarea tan importante como a mí,

ya que yo soy el Sombrero Seleccionador.

No hay secretos que yo no conozca,

y tampoco ninguno que no ayude a tu selección.

Con una simple mirada

te diré adónde perteneces.

¿Será a Gryffindor,

el lugar de los valientes?

Tus aventuras pueden tener cabida,

en la caballerosa casa de Gryffindor.

¿O pertenecerás a Hufflepuff

la casa donde importa el trabajo duro?

Tu lealtad puede ser la determinante

para pertenecer a Hufflepuff.

Puedes también pertenecer a Ravenclaw,

la casa de los inteligentes,

donde tu capacidad es lo más importante,

respetando así los deseos de Ravenclaw.

No olvidemos a Slytherin,

donde si no eres ambicioso

Albus Potter y el legado de MorganaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora