- ¡Eva, te estoy diciendo que no quiero verla!- Hada escuchaba desde la habitación, como Aaron discutía con la mujer pelirroja.
- Aaron, no fue como crees. Ella necesita explicarte muchas cosas...
- Pero yo, no quiero oirlas.
- Tal vez si le dieras la oportunidad, entenderías por que lo hizo.
- Eva, de verdad, no quiero hablar de ello. No puedo...Aaron parecía haberse relajado un poco.
¿De quién estarían hablando? Hada tenía mucha curiosidad por averiguarlo, en realidad, ella quería saber más cosas de ese hombre tan extraño y misterioso, sobre todo el motivo de por que la tenía allí si no era para matarla. La excusa de que el padre de ésta era rico, era totalmente estúpida.Eva había pasado allí casi todo el día, y ahora se marchaba y no volvería hasta que Aaron la avisara de nuevo.
Aaron abrió la puerta de la habitación de Hada y se adentró con un cuenco de arroz blanco y pechuga de pollo.
- Será mejor que comas o te quedarás en los huesos. Ya estás demasiado delgada ahora...
- Eso, no es de tu incumbencia.- Hada intentó sonar fría, pero no lo había conseguido.
Aaron, tampoco utilizó su tono habitual tan autoritario.
- Hoy tenemos que ir a un sitio.
- ¿Tenemos?- Preguntó ella insegura.
- El Rubio exige verte, pero ni de puta coña voy a dejar que ese desgraciado pise mi casa.
Error por parte de Aaron. Fue un descuido mencionar que El Rubio no era de su agrado, ya que Hada podría utilizarlo en su contra. Aún así, no era el mejor día para que Aaron disimulara, con o sin Hada delante suyo.Aaron salió de la estancia y volvió con un par de bolsas.
- Eva te trajo ropa limpia para cambiarte. Úsala después de darte una ducha, pero primero acaba de comer.
Hada hizo todo lo que Aaron le mandó. Esta vez, no se había quedado mirándola como se desnudaba, sino que le dio la privacidad que necesitaba.
Hoy estaba un poco raro y a Hada, eso no le gustaba nada. No es que prefiriera que le gritara todo el tiempo, pero creía que esa tranquilidad traería algo malo tras de sí.- Entra en el coche.- Le ordenó él.- No intentes escapar, gritar o pedir cualquier tipo de ayuda por que quien saldrá mal parado no voy a ser yo.
Hada simplemente entró haciendo caso a lo que el hombre le había dicho.
El coche de Aaron llevaba los cristales tintados, por lo que nadie podía saber que Hada se encontraba dentro de éste.Llegaron a una gran mansión con una verja de al menos dos metros de alto. Aaron simplemente tocó un botón y se identificó. La verja se abrió para él en cuestión de segundos.
Hada observaba todo a su alrededor, impresionada, pero sin decir palabra alguna.Bajaron del coche y Aaron sujetó a Hada por el antebrazo y la arrastró hacia dentro de aquella casa tan grande.
- Ni se te ocurra hablar sin mi permiso. No hagas nada que me acabe perjudicando a mí o que acabe por jodernos a ambos. Compórtate y todo saldrá bien. Si haces algo para fastidiarme o para que me retiren de esta misión, recuerda que serás tú la que quedarás a su cargo, así que piensa bien en lo que haces. ¿Entendido?Hada afirmó enérgica con la cabeza.
Si Aaron le advertía sobre esa gente, ¿cómo de malos podrían llegar a ser?Ambos ya dentro, se dirigieron hacia una habitación con grandes puertas de madera. Una mujer, que parecía pertenecer al servicio, les abrió esa puerta, la del despacho.
Aquel lugar olía a tabaco, puros, alcohol y sudor mezclados con algún perfume masculino demasiado fuerte.
A Hada se le revolvió el estómago por aspirar dicha mezcla.Un hombre trajeado, con una copa de whisky en una mano y un puro en la otra, los observó detenidamente.
- Aquí estamos, Rubio. Espero que acabes rápido.- Anticipó Aaron.
- Vamos, chico, no seas tan descortés. ¡Si acabáis de llegar! ¿No me vas a presentar a la señorita?
- ¡Déjate de juegos, joder! ¿Para que necesitabas verla?
- Bueno, quería comprobar con mis propios ojos que la niña estaba bien, sana y salva.
- Pues ya la has visto. Ahora nos largamos.
-¡ Shhhh! Tranquilo, hijo. Esperamos visita.A Aaron no le dio tiempo a preguntar, por que El Rata aparecía por allí, con sus dientes amarillentos y sus uñas postizas de oro, largas y puntiagudas.
Éste se acercó a la chica e intentó rozar su dulce cara con esas asquerosas zarpas.
Hada, hizo lo impensable y se agarró a la blazer de Aaron para escapar de ese monstruo.
Él era el menos peligroso de esa sala y ya lo conocía. Sabía que todo lo que le podría hacer el chico, no sería nada comparado a lo que parecía que le harían aquellos dos viejos podridos.
Aaron intentó moverse de forma natural y así poder tapar la mano vuelta un puño de la chica, agarrando su prenda con fuerza. Él sabía que ella, estaba asustada.- ¿Qué hace él aquí?- Preguntó Aaron al Rubio.- Dijiste que ibas a verla y nada más. Ya la has visto, así que no entiendo por qué necesitamos más espectadores.
- Tranquilo. Te estás alterando demasiado y eso no es bueno...
- Déjate de mierdas, Rubio y acabemos de una puta vez.
- Es una niña muy limpia y guapa,¿ no crees Rubio? Tal vez después de terminar con lo planeado podamos aprovecharla para otras cosas.-El Rata intervino por primera vez desde que había llegado.
- Rata, no se habla de negocios delante de los invitados.- Contestó El Rubio.Hada se apretó más fuerte contra Aaron y éste dejó que lo hiciera. Aaron cuando era niño también le temía al Rata y al Rubio.
- Me largo. -susurro Aaron.- Niña, vamos, joder. Estoy cansando.- El chico empezó a cambiar de actitud con Hada.
- ¿La tienes domesticada?- Preguntó el Rata con sorna.
- Por supuesto. Hace todo lo que yo le diga y no puede rechistar si no quiere ser castigada.- Aaron le ordenó- Ponte de rodillas.- Hada obedeció por que creyó entender de que se trataba aquello.- ¡Levántate!- Y lo hizo.Los dos viejos se miraron entre ellos y ambos sonrieron. Aaron se dio cuenta de que lo habían llevado allí para ver cómo se comportaba con la chica. Querían descartar que se encariñara con ella, pero vieron que estaban equivocados. Aaron seguía siendo el mismo cabrón hijo de puta.
- Me alegra que sigas siendo el mismo. Ya pensábamos que te habías ablandado...- Continuó El Rubio.
- A mí nadie me ablanda.- Y con eso, Aaron arrastró a Hada de allí y la llevó amarrada por un brazo. -¡Muévete, coño!- Le gritó a la muchacha.Justo en la puerta de salida estaban René y Sasha, Hada en cuanto los vio, utilizó a Aaron de escudo y se escondió detrás de él.
Aaron ni siquiera se paró a hablar con ellos, simplemente los saludó y se marchó con la chica.
Hada estaba temblando miedo por que había visto que eran personas poderosas que si querían, le harían mucho daño.
Ella pensó que jamás diría esto, pero se sentía agradecida de que fuera Aaron el que la vigilara.
Tal vez, no era tan malo a pesar de todo.~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Hola Mis Queridos Lectores, actualización lista.
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Si os gustó, estrella y\o comentario."La bondad no se encuentra en todas las personas."
J.G.
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Marcas Ocultas
RandomLe di mi mano. Ella la agarró. Cuando la quise soltar, ya no había forma. No estaba bien seguir. Ambos lo sabíamos. ¿Deberíamos continuar? ¡Deberíamos! Aviso: Algunos capítulos con palabras blasfemas, violencia y escena subidas de tono. (+18)