Aaron no quería dejar cabos sueltos de ningún tipo, así que se organizó para resolver un par de asuntos que tenía pendientes, antes de la quedada por la noche con el Rubio y el Rata.
Era el cumpleaños de Hada, y el chico quería, primero que nada, darle un regalo a la muchacha.
-¡Felicidades, mi Hada!- Aaron le entregó un sobre y una cajita.- La carta, debes de leerla por la noche, cuando ya estés a salvo, pero la caja, puedes abrirla ahora si quieres.
-¡Eh! Ni siquiera hacía falta que me compraras nada, Aaron. El mejor regalo será cuando por fin esto acabe y podamos ser nosotros. Te presentaré a mi familia y les diré que me has salvado.
El chico sonrió, aunque realmente no tuviera ganas de hacerlo. Él sabía que jamás estarían juntos y que su relación terminaría en cuanto Hada regresara con sus padres. Era imposible, y no podía ser por mucho que quisieran seguir con aquel amor.
-Bueno, por ahora, debes conformarte con eso.
La chica sacó de la caja un libro, pequeño y antiguo. No sabía lo que era hasta que leyó las primeras palabras escritas. Era un diario, el de Aaron. Hacía diez años que escribía en él y explicaba cada detalle de su día a día y de como se sentía en cada momento. Nadie sabía de ese cuaderno y el chico, deseaba que ella lo leyera para que conociera toda la historia desde el punto de vista del propio Aaron y de como su actitud y perspectiva del mundo, cambiaba según más se adentraba en aquel negocio sin salida.
-¿Por qué me regalas esto si puedes contarme tú mismo la historia? Parece una despedida. Además lo de la carta...- A Hada se le empezaban a llenar los ojos de lágrimas.- ¿Me vas a dejar, verdad?
-No te voy a dejar, es solo por si me pasa algo. - Mentira.- Pero no llores, irá todo bien. Es simplemente un libro que puedes leer siempre que quieras.
-Lo leeré a tu lado. Mañana por la mañana, nos volveremos a despertar juntos, lo sé.
Hada lo abrazó con fuerza y Aaron le correspondió desesperado.
-Te quiero. -Susurró él.- No lo olvides, ni si quiera cuando las cosas esta noche se pongan difíciles.
-Saldrá bien, porque te quiero, nos queremos y eso nadie puede destruirlo... nuestro amor.
Él tragó saliva, nervioso, asustado de que ella notara el mal presagio que él palpaba casi con sus dedos.
-Bien. Ahora te llevaré con Eva. Tengo que resolver un par de cosas antes de esta noche.
-De acuerdo, pero, ¿podrás hablar con tu madre y perdonarla?
-Es demasiado pronto para eso, nena, pero intentaré ser más delicado.
-Me conformo, por ahora.- Ella lo besó en la boca y él guardó ese momento en su cabeza para siempre, bajo llave.
Aaron llevó a Hada a casa de Eva en donde también se encontraba su madre.
-Aaron.- Patricia se a cercó a él e intentó tocarle la cara, pero este, se apartó de forma brusca.
-Patricia, debes darme tiempo para que podamos mantener algún tipo de relación cercana. Por ahora, confío en ti y en Eva para que cuidéis de Hada.
Su madre sonrió. Él le había hablado y sobre todo, confiaba en ella, estaba bien aunque sabía que sería lenta su reconciliación, se conformaba con aquello.
Aaron quería hacer las paces con su madre, pero tenía que ser a su ritmo. Lo haría por Hada, por su madre, pero sobre todo, por él mismo.
El chico se marchó después de besar y abrazar a Hada.
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Marcas Ocultas
RandomLe di mi mano. Ella la agarró. Cuando la quise soltar, ya no había forma. No estaba bien seguir. Ambos lo sabíamos. ¿Deberíamos continuar? ¡Deberíamos! Aviso: Algunos capítulos con palabras blasfemas, violencia y escena subidas de tono. (+18)