15° Parada: Aaron- Mirarás una película y te irás a dormir.

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Se cree que no me di cuenta cuando se metió en mi cama, pero lo cierto es que me costó una barbaridad no girarme y colocarme sobre ella y decirle o hacerle unas cuantas cosas. No logro entender su actitud, unos días está tranquila y obedece a todo lo que le decimos tanto Eva cómo yo, otras veces, se vuelve rebelde e intenta escapar por todos los medios, siempre sin éxito. Luego está lo de hace tres noches, que me acarició el torso con la mano temblando, insegura, pero decidida al mismo tiempo, es como una de esas personas que tiene varias personalidades.
Ojalá pudiera saber qué clase de chica es realmente por que con estas acciones solo me provoca más ansiedad.
No le he dicho que supe lo que hizo, sólo lo dejé pasar como si fuera verdad que yo dormía en aquel momento.

Desde ese día, ella está más calmada y más servicial de lo habitual, como si supiera que hizo algo malo y quisiera remediarlo de alguna forma.
Yo no he conseguido concentrarme desde entonces y la realidad es que no debo desviarme de mis objetivos porque entonces acabaré bien jodido.
Cada vez estamos más cerca del objetivo, y Hada, cumplirá los veintiuno aproximadamente en un mes.

René ha enviado a Davinio unas fotos de Hada de cuando estaba atada en la cabaña, para así demostrarle que no andamos con juegos. Ahora que conocemos su residencia, nos es mucho más fácil poder acceder a él, pero siempre sin acercarnos o sin irrumpir en su casa ya que él es demasiado inteligente y tal vez esté preparado por si eso pasa.
No conozco el motivo personal que tiene el Rubio para atacarle precisamente a él, mas estoy seguro que no sólo se trata de dinero.

He ido a casa de Daniel para hablar de asuntos de negocios aprovechando que Miranda e Ian no estaban allí. Es peligroso para ellos.

  - Aaron, estoy poniendo toda mi carne en el asador con este golpe que pretendemos dar. Solo espero que todo salga bien porque si se tuerce el plan, estamos muertos.
  - Lo sé. Es un paso difícil y complicado y me gusta que estés conmigo en ello.
  - No lo hago por ti ni por mí, lo hago por mi mujer y mi hijo.
  - Me alegro que lo hagas por ellos, pero deberías hacerlo por ti también.
  - En serio tío,eres como un hermano para mí, te apoyo en lo que necesites, pero esto es muy gordo y no puede haber ni un mínimo error. ¿Estás seguro de que Eva no se echará atrás?
  - Estoy seguro al cien por cien.

Ambos chocamos las manos y nos abrazamos como buenos amigos. Sí, somos cabrones, pero tal vez aún nos quede algo de compasión en el interior, al fondo de todo.

Fui al supermercado al salir de casa de Daniel y compré chocolate, la niña se lo merece por obedecer en todo. El otro día, mencionó que tenía muchas ganas de comerlo y que si no la dejábamos salir, que al menos le lleváramos alguna tableta.
Recuerdo que le contesté que "si con la mía no le era suficiente", se sonrojó y se retiró, en ese momento, la noche en la que invadió mi cama se hizo presente en mi cabeza. Si metí la pata, no me importa, pero tampoco lo había hecho con intención de molestarla ni para que se retirara.

El piso estaba tranquilo. Eva se había marchado antes dejando sola a Hada.

  - ¿Estás aburrida, Ratoncita? -Ella sólo negó con la cabeza.- ¿Qué ocurre, pues?
  Sus manos se entrelazaban nerviosas cómo si quisiera decir algo y no fuera capaz.
  - ¿Me ocultas cosas, niña?- Intenté no sonar firme, pero me fue imposible.
  - ¡No! No es eso. -Su contestación, a pesar de ser valiente al principio, perdía fuerza a medida que terminaba su frase.
  - ¿Entonces?
  - ¡Quiero pedirte un favor!
  - Dímelo, y veré qué puedo hacer.
  - Quiero ver la televisión. Una película.
  - ¿Cómo?
  - Que quiero...
  - Ya te he entendido, pero no entiendo a qué viene esa petición tan extraña.
  - Me siento agobiada aquí dentro y creo que jamás me dejarás salir, así que espero que mi estancia aquí, sea lo más amena posible.
  - ¿Qué te ha hecho resignarte?
  - El Rata me da mucho miedo. Los otros también, pero ese señor... Tengo pesadillas con él.- Como si una corriente de aire frío le recorriera todo el cuerpo, a la chica se le puso la piel de gallina. Se abrazó a si misma para ahuyentar ese mal estar.
  - Está bien. Mirarás una película y te irás a dormir.

La chica alargó sus labios en forma de sonrisa y se sentó en el sofá.

  - Toma.- Le lancé el chocolate y chocolatinas que le había comprado.- Esto es una excepción, no te acostumbres.
  -  Muchas gracias, Aaron.

La sensación de que alguien me agradeciera de una forma tan sincera, me provocó alegría y mal humor al mismo tiempo.

Debo de recordarme que no soy bueno. ¿A qué pretendo jugar?

Me senté a su lado cuando la película estaba por la mitad. Ella no dijo nada, yo tampoco. La terminamos de ver en mutuo silencio y tengo que reconocer, que por primera vez en mi vida, me gustó tener compañía en mi casa. Siempre viví solo y jamás sentí necesidad de requerir a alguien, pero Hada parecía ser distinta  y el tenerla conmigo,se hacía agradable.

  - Hada, ¿cómo era tu vida antes de... ésto?
  Me miró con millones de interrogantes disparando hacía mí, con intención de hacerme sentir gilipollas, echándome la culpa de todo.
  - Aburrida.

Su contestación no era lo que yo me esperaba.

  - ¿La estoy haciendo más amena ahora que estás aquí?- Intenté sonar bromista pero sonó más como una burla.
  - Qué fuese aburrida no quiere decir que fuese peor que estar encerrada. -Hizo un pequeño descanso y luego continuó.- Mis padres me quieren y siempre me trataron con cariño. No tenemos demasiado dinero, pero nunca dejaron que a mí me faltara de nada. Trabajaba más horas de las que indicaba mi contrato y siempre se lo oculté para no preocuparlos. Sé que han tenido dificultades y han tenido que tirar de los ahorros que había guardado desde hacía años. ¿Cómo has podido decirme que estoy aquí gracias a que mi padre tiene muchísimo dinero y que El Rubio se lo quiere quitar? ¿Con qué propósito hace esto realmente? Y... ¿tú por qué le ayudas?
  - Es complicado. No puedo responderte a todo, salvo a que no lo estoy ayudando. ¿No te das cuenta? En el fondo es fácil de averiguarlo, niña. ¡Es a ti a quien ayudamos teniéndote aquí, fuera del alcance del Rubio y del Rata!

Pronunciar el nombre de ese último la hizo reaccionar.

  - Sí, tal vez tengas razón. Prefiero estar aquí que con alguno de ellos.

El timbre nos distrajo. Abrí la puerta y René estaba detrás de ella.

  - Dame a la niñata esa. El Rata la necesita.
  - ¿Quién eres tú para darme órdenes a mí? Te la daría si quisiera, pero no quiero y yo la necesito aquí. Es mía, así que olvídate.
   René entró directo al salón y la agarró del brazo intentando llevársela, ella forcejeó con él sin éxito. Algo se removió en mí, así que saqué la Glock y la cargué. René paró de golpe cuando apoyé el cañón directamente en su sien.

  - Si no la dejas tranquila, aprieto el gatillo. Sabes que soy capaz,mano juegues, René.
La soltó a regañadientes.

  - ¿Qué coño haces, Aaron?
  - He dicho que me he acostumbrado a la niña. La quiero aquí y no te la vas a llevar, ni tú ni nadie. Cuando cumpla los veintiuno, hablaremos. Ahora, lárgate.

René se marchó como un rayo y Hada me abrazó por la espalda, con fuerza y agradecimiento, y tal vez me atrevería a decir que con cariño.

  - Muchísimas gracias Aaron por no dejar que me llevara.
  - Lo he hecho por que eres eficiente haciendo tareas en casa. Así que, no te confundas.
  - Está bien, con eso me conformo.

Me solté de su abrazo por que comenzaba a sentirme realmente incómodo con aquello.
  - Debes ir a dormir, Hada.
 
Ella asintió y se fue a la habitación, yo, copié sus planes y me dirigí a la mía para descansar por que lo que vendrá a partir de ahora, pondrá las cosas muy, pero que  muy crudas.

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Hola Mis Queridos Lectores, os dejo un capítulo más de esta historia.
Las cosas empezarán a ponerse feas... Aunque no sabemos para quien.
¿Qué tal vais?
Muchísimas gracias por seguir leyendo.
Si os gusta, estrella y\o comentario.

"Quién te abraza por la espalda, te está pidiendo sin palabras que no te alejes y te quedes a su lado."

J.G.

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