Capítulo 48: Lastima me

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- Muy buen trabajo chicos, descansen, en unos minutos empezaremos con las actividades del club.- felicité a mis discípulos mientras me dirigía al baño para lavarme la cara un rato.

Cuando terminé y me encontraba saliendo de este para volver con mi clase un mensaje me llegó, decidí no prestarle importancia pero a mitad del pasillo, mi teléfono comenzó a sonar indicando una llamada. En ese momento pensé que sería mi madre insistiendo en algo o Yan-chan diciendo que no iría al club, pero ví que marcaba "desconocido" y me llamó la atención un poco; atendí rápido temeroso a la llamada.

- ¿Hola?- esperé respuesta.
- ¿Budo Masuta?- decía una voz femenina.
- Si...
- Más te vale leer el mensaje que te mandé, claro... Si no quieres que algo malo le pasé Ayano.- sonó retante.
- ¡¿Qué le pasó?! ¡¿Quién eres?!
- Solo lee el mensaje y hazlo rápido, por que te aseguro que mientras tú pierdes el tiempo en el pasillo, puedo ver a Ayano pasando un mal rato.

La chica colgó y procedí a ir a mensajes y al contrar el dichoso mensaje que también marcaba como "desconocido" no dudé en abrirlo, este decía lo siguiente:

"Yo que tú, voy rápidamente al incinerador, claro... Si no quiero que los problemas me caigan encima..."

Fui rápido al lugar indicado y una vez llegué busqué con la mirada desesperado el paradero de Ayano, pero no la veía, escuchaba quejidos y forcejeos, pero no veía a nadie, hasta que alcé la mirada y ví la ví al borde de la baranda de la terraza forcejeando con una desconocida. Ambas tenían su cabello despeinado, sus rostros​ estaban​ golpeados y sangraban, también su ropa, estaba sucia y en el de la chica pude notar manchas de sangre. Ella trataba de empujar a Yan-chan, pero a la vez mantenía una mano alzada con un cuchillo haciendo presión para claverselo a Ayano, está por su parte doblaba lo más que podía su espalda para no caer y a su vez trataba de evitar que el cuchillo penetrara su piel, no importa como lo veas, sea como sea, ella estaba acorralada.

En un momento pareció aflojar y la extraña aprovecho empujando a Yan-chan pero antes de que está pudiera caer se tomó fuertemente de la ropa de la otra, mientras una se encontraba en el borde tratando de no caer sosteniéndose de la otra, está trataba de sacarse de encima a su enemiga, pero la desconocida perdió el equilibrio y ambas cayeron.

- ¡Yan-chan!- grité y no dude en ponerme debajo de ella para amortiguar su caída.

Esos segundos parecían eternos, sus gritos de terror, su caras de miedo y sorpresa, sus cabello moviéndose, el ver cómo poco a poco (o almenos así se sentía) caía desde la terraza.

Ella cayó en mis brazos pero perdí el equilibrio al sentir su peso y caí con ella, pero estaba en mi pecho recostada, mientras que por la otra, solo pude escuchar el sonido de algo rompiéndose cuando cayó.

Rápidamente me reincorporo, y arrodillado la tenía en mis brazos.
Cómo había dicho antes, estaba golpeada, tenía unas cortadas en su hermoso rostro que reflejaba dolor, su uniforme aparte de sucio ¡Tenía manchas de sangre! Sus brazos y piernas estaban lastimados.

- ¡Yan-chan! ¡Yan-chan! ¡Yan-chan! No me dejes, mantente conmigo...- rogaba - por favor... ¡Ayano!- grité llorando desesperado, pero en eso noté que ella abrió los ojos y forzosamente abrió su boca pronunciando con dificultad algo
- Budo-senpai...- pronunció con una lágrima cayendo por su mejilla para luego volver a desmayarse. Me alegré al ver que seguía con vida, era un milagro.
- Aquí estoy, por favor... Resiste, no me dejes...- dije entre lágrimas mientras la abrazaba - Por favor... Alguien... ¡AYUDENLA!

Estaba en la enfermería sentado en la camilla en la que estaba recostada Yan-chan, hace unos momentos me había deshecho del cadáver la de la chica extraña, se había roto en cráneo en la caída y otros huesos.

La enfermera había curado sus heridas, aparte de sus rasguños tenía acuchilladas en su torso y una gran rasguño​ en su brazo, tenía un moretón en su brazo, parece que lo hubiera usado para defenderse y sus piernas también las tenían, por suerte no se había roto nada.

- Yan-chan...- dije preocupado.
- Traté de contactar a su casa pero nadie atiende.- dijo la enfermera.
- No va a atenderla nadie, ella vive sola, sus padres están de viaje.
- Oh... Pobre chica, en ese caso, te pediría por favor que te quedes a su lado, ya llamamos a una ambulancia para que la lleven al hospital.
- Está bien, gracias.

Me partía el alma verla en esas condiciones, no quería imaginar lo mucho que ha debido aguantar. Las imágenes de ella tratando de no ser atravesada por el cuchillo a su vez no caer se repetían en mi cabeza una y otra vez, verla llamar me en ese momento tan crítico para ella me derrumbaba.

Pensar que no he sido capaz de llegar a tiempo para salvarla me partía el corazón y me hacía querer recibir el peor castigo.

- Perdóname, te prometo que de ahora en adelante haré todo lo posible a mi alcance para protegerte... No... Incluso si no está a mi alcance... Daré todo de mi.- dije tomando su mano y besándola.
- ¡¿Dónde está Ayano?!- dijo Taro entrando alarmado seguido de su hermana y el chico que la abrazaba fuertemente mientras la consolaba. - ¿Qué le pasó?
- No sé, cuando la encontré estaba así.- menti ¿Qué hacía él aquí?
- Onii-chan...
- No puedo creerlo... No puedo creerlo...- decía entre lágrimas mientras reía.
- ¿Taro?...- pronuncié.
- ¿Por qué todos mis cercanos salen lastimados?...
- No es tú culpa, Yamada-senpai, últimamente cosas raras ocurren en el instituto.- trató de alivianar las cosas el chico menor.
- Tiene razón Onii-chan, escuché rumores raros en mi clase y técnicamente en todos lados.
- Eh... Disculpen, ella necesita descansar, dentro de poco vendrá una ambulancia, pediría que todos se retiren a sus casas o clubes, excepto el joven de la bandana.- dijo la enfermera refiriéndose a mi.
- Si, lo sentimos.- dijeron los tres sobrantes.
- Por favor Budo... Cuidala.- me pidió Taro.
- Si, no dudes de eso.- afirmé.

No tardó en llegar la ambulancia y trajeron una camilla para llevar a Yan-chan al hospital, yo los seguía desesperado.

- Por favor déjenme ir con ella, ella necesita que esté ahí.
- Lo siento joven, solo se le permite subir con ella a los padres.
- ¡Ella está sola!- grité, se me quedaron viendo serios un rato, pero finalmente accedieron a que suba al vehículo.
- Muy bien, suba.

Le mandé un mensaje a Shima explicando el porqué no volví y que ella se hiciera cargo del club en las actividades. Le avisé a mi madre dónde estaba y lo acurrido para que no se preocupe si no llegaba al horario que lo hago normalmente.

Horas más tarde, ya en el hospital me encontraba cabeceando del sueño al lado de Yan-chan, eran las 1:37 a.m. En eso, ella comenzó a moverse y finalmente abrió los ojos.

- Qué bueno que al fin despiertas.- exclamé sereno pero con clara felicidad en mi tono.
- ¿Dónde estoy?
- En el hospital, los doctores dijeron que no estás tan grave, almenos no te rompiste nada, solo tienes serios golpes, es un milagro que algo así pasará considerando que caíste desde la terraza.
- Tú me atrapaste ¿No es cierto? Pude sentir por unos momentos como me tomabas en tus brazos y me llamabas por mi nombre.
- Tú también me llamaste.

Su rostro pareció sonrojarse y sorprenderse ante tal confesión.

- Es que... Ahora mismo no tengo a nadie con el que pueda contar para este tipo de situaciones, mamá y papá no están conmigo.
- Con respecto a eso, no logramos comunicarnos con ellos, así que técnicamente yo me hago cargo de ti, claro, también mis padres están ayudando.

Su rostro sonrió por un momento y luego mostró un poco de disgusto y tristeza.

- Lo siento mucho.
- ¿Por qué dices eso?
- Siempre terminó preocupándote o involucrando te en mis problemas.
- Está bien, para mí, el que cuentes conmigo es más que suficiente, ya sabes que puedes contar conmigo no importa que pase... Una vez te dije que puedes utilizar me Ayano, solo tú puedes lastimarme.

Ella pareció sorprenderse ante esa declaración y me acerqué para abrazarla con ternura, parecía llorar, ya que sentí pequeñas gotas cayendo en mi espalda. Le acariciaba el cabello calmando la y diciéndole que todo estaría bien.

Ella terminó durmiendo se luego de unos minutos, era reconfortante verla dormir placidamente y calmada, sin embargo... Aún me preguntaba quién me había mandado aquél mensaje y como sabía lo que iba a pasar si no aparecía ahí, pero sobre todo... ¿Por qué a mí?

You Don't Own Me | BudoxAyano [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora