Prólogo

1.7K 74 8
                                    

El Hilo Rojo: es una creencia en Asia Oriental. Cuenta que entre dos o más personas que están destinadas a tener un lazo afectivo existe un «hilo rojo», que viene con ellas desde su nacimiento. El hilo existe independientemente del momento de sus vidas en el que las personas vayan a conocerse y no puede romperse en ningún caso, aunque a veces pueda estar más o menos tenso, pero es, siempre, una muestra del vínculo que existe entre ellas.

«Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper».


Axel

Hoy es mi décimo cumpleaños. Mamá a hecho una gran fiesta con castillos hinchables, globos de colores y una mesa llena de mis golosinas preferidas. También tengo una piñata y estoy seguro que dentro también hay más dulces.

Se escucha música infantil desde el equipo de música. A mi alrededor hay muchos niños, todos del colegio o del barrio y están jugueteando y corriendo por todo el patio. Yo también quiero jugar pero mamá me ha dicho que tengo que saludar a todos mis invitados y solo me queda ella.

Es la nueva.

Se mudó a la casa de al lado hace una semana y nunca he hablado con ella. Es muy linda. Tiene el cabello rojo. Jamás he visto a ninguna chica con ese color de pelo. También tiene ojos verdes grandes y parece asustada. Trata de esconderse detrás de las piernas de su mamá. Ahora que estoy delante de ella y con mami al lado puedo ver que sus mejillas están completamente rojas. Viste un vestido blanco que tiene lazo rojo en la cintura.

Tengo miedo. Cada vez que me mira a través de sus pestañas mi estomago hace cosas raras que se sienten bien. No quiero que haga eso. A mi no me gustan las chicas, ellas no son divertidas. Son pesadas, gritonas y lloronas.

- Marianne, gracias por venir -dice mamá con una sonrisa.

- Gracias a ti por invitarnos. ¿Como te llamas, cariño? -se dirige a mi agachándose un poco.

- Axel -levanto mi barbilla.

- Axel, yo soy Marianne, tu nueva vecina y esta es mi hija, Shannon - da un paso atrás mientras la anima hacia nosotros.

Ella da un paso adelante, me mira y susurra:

- Hola -se gira a Marianne, toma un paquete y vuelve hacia mi-. Feliz cumpleaños -extiende el paquete envuelto en papel de regalo.

-Gracias -lo tomo.

En un abrir y cerrar de ojos ella se acerca más y me da un beso en la mejilla. Tan rápido como pasó, está de vuelta al lado de su mamá. Me quedo quieto. El sitio donde me besó hormiguea y de fondo oigo a mis amigos reírse. Genial, van a burlarse de mi por esto.

Salgo corriendo y pongo el regalo en una mesa donde están todos los demás. Luego voy a donde están Louis y John.

- Tío, te besó una chica. ¡Que asco! -se ríe John.

-¡Cállate! -lo empujo.

Sigue riendo. Le miro frunciendo el ceño. No me parece divertido, en absoluto.

(...)

Luego de un rato, se me ha olvidado mi pequeño enfado con John. Estamos saltando el castillo hinchable y jugando a perseguirnos. Shannon se nos acerca.

-¿Puedo jugar?-pregunta bajito.

-Eres una chica -dice Louis.

Ella obviamente no lo entiende porque hace un puchero. Es tan graciosa que me dan ganas de reír pero no lo hago.

-¿Y?-frunce en ceño.

-Las chicas no pueden jugar con nosotros -explico.

-¿Por qué?

-¡Porqué son chicas, tonta! -la empuja John.

Ella se tambalea y cae en la colchoneta rebotando. Tiene la cabeza baja y parece que va a llorar. Por eso no jugamos con chicas. Ellas siempre están en el suelo llorando o quejándose porque somos muy brutos. Luego salen corriendo y se lo cuentan a sus padres. Si las dejáramos jugar, probablemente mamá me castigaría más de lo que ya hace.

Pero no me gusta que John la haya empujado ni gritado. Shannon es nueva y solo quería hacer amigos.

-John para. Ella solo...

Shannon está de repente a mi lado y delante de John. Lo empuja y una vez que cae le grita:

-¡El tonto eres tu!-tienen toda su cara roja y parece muy enfadada.

-No le empujes -dice Louis.

-Él me empujó primero, se lo merece.

-No tenias que haber venido para empezar, nadie te conoce ni te quiere aquí -dice John levantándose.

-La mamá de Axel me invitó.-Sonríe.

-¡Axel, dile algo!-grita Louis.

No quiero discutir con ella pero no quiero tener problemas con mis amigos. Ellos van primero que Shannon así que la miró y juntando las cejas.

-Pero es mi cumpleaños, yo no te invité. No quiero que estés aquí - le digo con los puños enroscados-. Encima gritas y empujas a mis amigos. ¿Quién te crees que eres, loca?

Ella parece sorprendida y dolida. Creo que me he pasado. Todos a nuestro alrededor se ríen de Shannon e inmediatamente me arrepiento. Sus mejillas parecen dos tomates. Se da la vuelta y corriendo hacia su mamá.

-Genial, se va a chivar -dice Louis.

Pero se equivoca, la pasa de largo y va hacia la mesa donde están mis caramelos y mi tarta de cumpleaños. Se gira, me mira y sonríe. Se lo que va a hacer.

Mete la mano en toda la tarta y saca un trozo. Su mano esta llena de merengue. Se come el trozo que a sacado, embarrandose la boca. Cuando termina, se chupa los dedos y me sonríe de nuevo.

Estoy sorprendido, esto es nuevo. Ella se ha vengado de mi comiéndose mi tarta. MI. Tarta. Estoy un poco enfadado pero secretamente en mi cabeza le aplaudo.

Bien hecho chica. No está mal.

¡Hola!

Sip, se que estos mensajitos al final de la historia no los lee nadie pero de verdad quiero preguntaros si os gusta. Las estrellitas son muy importantes para mi y, ¡solo tenéis que dar un click! (que maravilla la tecnología). También podéis dejarme un mensaje diciendo si os gusta o si no y algún comentario constructivo.

Gracias.

Sois los mejores.

_Hades_

Destinada a ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora