Pesadillas

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                                                              Capítulo 6

 

Shannon

Me siento mareada, la cabeza me da vueltas y no puedo centrar mi vista. Todo se balancea y se estremece ante mí. O puede que solo sea yo.

— ¿Sabes? Esto no pasaría si no fueras la putita de Axel. Él es el culpable de esto. —Una voz me susurra al oído.

No logro comprender sus palabras del tirón. Mi cerebro tiene que pensar y con tan solo hacerlo me duele. Oh Dios, cállate por favor.

—Se va a cabrear mucho cuando se entere pero se lo tiene merecido. Es un hijo de puta. —Soy cada vez más ajena a lo que sucede a mi alrededor pero siento frío en la piel en lugares donde antes estaba caliente. Lugares cubiertos por el vestido.—Y, ¿por qué no? Voy a disfrutar de esto. Eres una calientapollas.

Unas manos me tocan. No quiero que me toquen. El asco y la repugnancia me revuelven el estomago y sube por mi garganta.

—N-no… para—Tartamudeo. —N-no me toques, no…—Intento alejar esas manos pero su fuerza es mayor y yo estoy muy débil. Todas mis extremidades me pesan.

—N-no, no lo hagas. No m-me toques, no... n-no me toques.

— ¡No me toques! ¡No me toques! ¡No! —Me despierto alterada.

Estoy jadeando como si hubiera corrido una maratón. Estoy bañada en sudor. Me reincorporo buscando a mamá. El pánico me consume y recuerdo vagamente de que está trabajando. Busco mi móvil y marco el número de Axel. Me tiemblan las manos.

— ¿Shannon? ¿Qué pasa? ¿Estás bien? —Su voz es ronca y me imagino que lo he despertado. Miro mi encima de la mesita de noche. Las dos de la madrugada.

—T-tienes que venir. Él… y-yo… e-estaba… yo no quería… no…—Mis palabras son apenas entendibles ya que las lágrimas desbordan mis ojos y hablo entre sollozos.

—¿Quién? ¿Qué ha pasado? —Pregunta en alerta. 

—Y-yo... creo q-que... u-una pesadilla...—Intento contestar pero no creo que se entienda nada entre mis sollozos. 

—Voy para allá, no te muevas, ¿está bien? —Dice lo más tranquilo que puede pero se nota ansiedad en su voz.

—S-si. —Susurro.—Por... por favor, ven.

—No cuelgues, nena. Ya estoy ahí. No va a pasarte nada. —Me tranquiliza.

No respondo. Intento calmarme pero el recuerdo de la pesadilla viene a mi mente y el miedo se apodera de mí.

—Respira hondo, Shannon. Ábreme, estoy en frente de la puerta. —Dice con voy traquila y paciente.

Unos golpes se oyen en la puerta.

Con temor voy recorriendo los pasillos hasta llegar a ella y la abro. Instantáneamente sus brazos me acunan y tira de mí hacia su cuerpo. Me fuerza a caminar hacia atrás para cerrar la puerta. No me despego de él y lloro en su pecho. Mi ansiedad disminuye.

En sus brazos me siento a salvo, segura. 

 Axel me coge debajo de mis muslos y me carga estilo nupcial hacia mi habitación. Cuando llegamos, caemos en la cama. No se separa de mí y yo no me separo de él. Siento su mano pasar por mi espalda con cariño y besar mi pelo con suavidad. Me tranquilizo poco a poco. Ahora mismo me siento segura. Más segura que nunca.

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