-Fácil. Yo soy un Hampton y tu eres una Brooks.
Yo no sabía a que se refería pero sentía un déjà vu. Él ya se había ido. Mike, Ivery, Gregor y yo decidimos ir a clase cuando nos dijeron que había un alumno nuevo.
-Buenas alumnos. Al parecer hoy tenemos a otro compañero más. Entra.-Dijo el profesor. Un chico de pelo azul y ojos avellana entró. Se escuchó un suspiro por parte de las chicas y un carraspeó por parte de los chicos.
-Hola clase. Yo soy Noah Tiers y tengo 20 años. Vengo de Washington. Me gusta lo peligroso y no le tengo miedo a nada.-Dijo Noah. Me gustó su presentación, como si se dirigiese a si mismo.
El profe le señaló un asiento...
¿Porque el asiento tenía que ser justo delante mío?Noah se instaló, y el profesor le pasó todo lo necesario mientras en una hoja, yo escribí la fecha de hoy y comencé a copiar lo que estaba en la pizarra.
Pero como se me había olvidado instantáneamente lo que debía reescribir, alzé los ojos y me encontré con una nariz.Me asusté y ahogé un grito. Noah sonrió y me guiñó el ojo.
Que...
Me fijé en sus ojos. Denotaban curiosidad.
-Necesito que me ayudes.-Preguntó él enseñando su hoja de inglés.
-¿En que?
-En esto.-Me señaló el ejercicio correspondiente. Le expliqué lo necesario y volvió a ser hora de irse a casa.
Viajé bastante tranquila en mi moto. Hasta llegar a mi casa, donde había un completo silencio.
A estas horas mamá estaba limpiando y lavando los dientes que llevaban caries y los llevaba al departamento sanitario que se hallaba al otro lado de la ciudad mientras papá estaría plantando flores o haciendo su guardia de elfo comando en el mismo edificio que ella.
Subí a mi cuarto, lancé las llaves y mi mochila y me tiré encima de mi cama. Dejé mi móvil en la cómoda y me fijé en que había un sobre encima que decía;
Hola mi niña.
Te mando esta carta porque quiero que sepas que voy a ausentarme algunos meses y no podré viajar a tu ciudad. Recuerda lo que te digo siempre: «No confies en nadie ni en aquellos que menos creas.»Volveré pronto te lo prometo.Tu abuelita Wendy que te quiere mucho.
Oh... Mi abuela no vendría a visitarnos... Cierta tristeza brotó en mi y me sentí un poco culpable por no haberla visitado antes.
Pero que decir? No me dio tiempo a reflexionar más sobre ella ya que minutos después me dormi.
Media hora después, el eco de varias risas rebotaba por toda la casa.
-¡Peyton! ¡Baja a comer!- Escuché que me llamaban.
Me levanté reposando todo mi peso encima de mis manos, de la cuál una se había vuelto más pálida. Aunque técnicamente debería estar oscureciéndose. Busqué una venda por mi cuarto y luego me trasladé al baño donde si encontré una que pude enrollar alrededor de mi querida mano.
Bajé las escaleras y me encontré con una escena particular.
Noah, comiendo, en MI casa.
Iba a bajar el último peldaño cuándo decidí echarme hacía atrás y volver a mi cuarto. Pero como siempre , la muy buena escalera crujió y tuve que salir de mi escondite.
-¡Hey! ¡Soy yo!-Dije avergonzada y rascándome la nuca.
-Cariño ven a conocer el hijo de Petunia.-Dijo mi madre enseñando su perfecta dentadura.
-¿El hijo de la señora Petunia? Eso quiere decir que él...-Remarqué yo.
-Si. Soy denominado el matador de cabras pero puedes llamarme Noah.
-Lo sé, estás en mi clase justo delante mio, en el asiento que me impide disfrutar las vistas de la pizarra...-Que frase más rara había osado pronunciar.
Eso quería decir que Noah era un ser feérico. Él era el hijo de Petunia que era la hada jefa de este distrito. Pero sobretodo me carcomía saber que tipo de ser feérico era Noah. Un hada? Tal vez un mago? O un gnomo?
-No trates de adivinar que ser feérico soy. Soy un guerrero. Los de mi especie desenvainamos nuestra espada ante cualquier acto de violencia y hasta los más fuertes no nos vencen.
Aplaudí sorprendida pero con burla.
-Recuérdame que no me acerque a ti.-Dije empezando a comer con poca cortesía. Al fin y al cabo estaba en mi casa y en mi asiento comiendo mi comida.
Mi madre me miró desafiante. Me estaba dirigiendo la típica mirada que decía << Sé una señorita o te las verás conmigo.>> Me puse recta y comencé a comer mucho más educadamente que antes.
La tarde pasó bastante rápido. La señora Petunia y Noah nos contaban que habían casos repentinos de robos de caries, de incisivos y de molares. ¿Quién querría dientes ya usados? Realmente hay cosas que nunca entenderé....
Noah y su pelo azul se fueron y pude darme una ducha caliente, era casi principios de noviembre y realmente sentía que el frío era cada vez peor.
Tras secarme y vestirme, bajé al salón donde ya se hallaban Lina y Mason, mis dos hermanos mayores.
Lina era un hada como mamá y Mason era un elfo como papá. Los dos solían de vez en cuando ir al cuartel a realizar misiones con los demás seres feéricos pero a mi se me tenía prohibida la entrada por ser humana común y corriente.-Oye, tú, pequeña.-Me dijo Mason mientras me señalaba la silla que se situaba a su lado.
-¿Que quieres?-Le dije yo de forma arrogante.
-Que son esas formas de hablar... ¿Será que mamá y papá no te han educado lo suficientemente bien?-Dijo él con la mano en la barbilla.
-No oses seguir por ese camino, Mason. Sabes que la mejor hija aquí soy yo.
-¿Cómo?- Decía Lina mientras se volteaba desde el sofá para mirarnos.-Que yo sepa, Lina es el único nombre que escucho pronunciar a nuestros queridos padres...
-Eso es porque siempre se quejan de ti, por eso siempre lo escuchas.-Comentó Mason. Estallamos en carcajadas mientras señalábamos a Lina y le sacábamos la lengua.
-Cállate Mason, seguro que te querían abortar y mírate... Un fracaso.-Dijo Lina mientras se reía. Yo volví a estallar de risa hasta que los dos se pusieron a mirarme de forma seria.
-Lina.. Se lo decimos, ¿no?
-Yo creo que si, Mason.-Dijo Lina mientras se cuchicheaban cosas.-Peyton... Tú sabes que eres adoptada, ¿no? Por eso no tienes poderes.
Por un momento, les creí la mentira.
-No pienso seguir esta discusión chicos. ¡Sé que me estáis mintiendo!-Dije medio enfadada.-No os pienso seguir hablando, ¡vaya hermanos tengo!
-Peyton, ¡espera!-Dijo Mason mientras yo subía a mi cuarto porque ya no tenia nada que hacer en el salón.
-No.
Tras responderle subí a lavarme los dientes y la cara para volver a dormir. Antes de ello, esbocé una sonrisa y mi consciencia pensó feliz: amo a mi familia y sobretodo a mis hermanos que realmente no sé que haría sin ellos. Estoy orgullosa de ser una Brooks.
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Susúrrame tu nombre ©
Teen Fiction-Peyton no quiero que mueras.-Sollozaba Eliot. Tobias, detrás de él, estaba al borde de las lágrimas. Noah Y Gregor solo me miraban tristes, arrepentidos de lo que estaba ocurriendo. -Lo sé, pero soy la única que puede salvaros. Sobre todo después d...