Grey. Mi Amor

Capitulo 26

POV Anastasia

Mi hermosa Anastasia:

Al verte sobre esa motocicleta y que partías hacia un mejor futuro fue cuando me di cuenta del terrible error que estaba cometiendo contigo. Desgraciadamente ya no puedo mirar atrás, y aún cuando sé que puedo encontrarte y Erika asegura que estamos cerca de encontrarte, no voy a resistir más. Por que ya es demasiado tarde para mi.

Mis fuerzas me han abandonado, de aquel superhéroe que era para ti en el pasado, no queda nada, ahora solo queda este hombre marchito y acabado, este despojo de ser humano, que lo único que lo mantiene con vida es volver a verte, es el saber que tu estas a salvo.

Pude ver a través de las noticias que lograste tener una hermosa familia. Qué estás casada con uno de los hombres más poderosos e influyentes del país, que tienes una hermosa pequeña de ojos grises y tu estas protegida por los brazos de un hombre que te ama y dará su vida, no como yo, que me dejé cegar por la avaricia y no vi que te estaba perdiendo a ser mas importante que tenia.

El pedirte perdón no bastará, y no habrá día que no me arrepienta de el daño que tu madre y yo te provocamos, pero el que partieras de esa forma y que no te pudiera alcanzar fue la señal que necesitaba para darme cuenta de que era mejor el que te fueras con ese muchacho, en lugar de quedarte y que pasaras un infierno, por culpa de los malos padres que tenias.

Que más quisiera yo que poder conocer a mi nieta, y verte de nuevo, ver la hermosa mujer que eres ahora, pero aún así estoy orgulloso de ti, mi pequeña, te amo mucho, y recuerda que aún con mis errores, nunca dejé de amarte y en estos años, nunca dejé de pensar en ti.

Perdóname por favor, perdona a este ser humano que ya no le queda tiempo para arrepentirse, que ya no tiene fuerzas, para seguir viviendo, esperando y luchando.

Mi pequeña Anastasia. Te ama hasta la eternidad, tu padre.

- Yo...yo...también...te...amo...papa- digo llorando, cuando termino de leer las palabras escritas que me dejo mi padre.

Que dolor tan grande que siento, me duele mucho mi pecho, y me cuesta respirar. Ay papito, por que no resististe un poco mas, ¿Por que llegue tan tarde? No pude despedirme de ti. Todo hubiera sido tan diferente si no hubiera sido por culpa de esa maldita herencia.

- Calmate, mi amor- me pide mi marido. El me abraza de forma protectora.

Doy gracias, por tener a Christian aquí conmigo, apoyándome, consolandome. Sin el, no se que hubiese echo.

- El...me...esperaba-

- Lo se, pero no lo sabíamos- me responde Christian.

Si tan solo yo me hubiera dignado saber que había sido de su vida, el aun estaría conmigo, yo nunca lo hubiese permitido que me abandone.

- No te culpes- me dice Christian, como si leyera mis pensamientos.

- Es...que...nunca... me digne a llamarlo - el llanto no me deja hablar bien.

- Anastasia, no te culpes, el murió sabiendo que estabas bien. Por eso decidió descansar...no te culpes, por que tu no tienes culpa de nada, solo luchaste por tu felicidad, y tu padre lo supo y se sintió orgulloso. - Me dice Erika, y se siente en el sofá, enfrente donde estamos sentados, mi marido y yo.

- Pero yo debí llamar por teléfono, para saber como estaba. Fui una mala hija con el-

- ¡No! Fuiste una gran hija- me dice con tono duro, Erika.

- Anastasia...el estaba orgulloso de ti. Métete eso en la cabeza, por favor-

- Ella tiene razón, no te culpes mi amor, y guarda esos recuerdos hermosos que tienes de el, como tu mayor tesoro. Así honrarás a tu padre- me dice Christian.

Sigo llorando, no se cuanto tiempo ha pasado, he perdido la noción del tiempo. Tampoco he podido tragar bocado.

Recuerdos de cuando mi padre, me enseñaba andar en bicicleta, cuando jugábamos a que tomábamos el té. Cuando bailabamos, ambos éramos un desastre bailando. Christian tiene razón, debo guardar los recuerdo de mi bella niñez como un tesoro. Mi padre siempre tendrá su lugar en mi corazón.

- Amor, ya debemos irnos- la voz de mi marido me hace volver a la realidad.

-¿Ya es hora de ir al funeral? - El asiente.

- Prometeme, que no soltarás mi mano, en ningún instante - le pido

- Por supuesto...sabes perfectamente que estoy contigo en las buenas y en las malas, te lo prometí el día que nos casamos- Se acerca y me da un beso en los labios, donde siento su amor.

- Te amo Ana...y por favor, dime que no flaquearas - le doy una sonrisa triste.

- Me alegro de que no haber traido a Erika con nosotros- le digo

- Si, fue lo mejor- me responde, mirándome con preocupación.

- Estas muy pálida...dime que estarás bien.

- No puedo prometerte eso-

- Anastasia...por favor-

- Dejame vivir mi duelo. Te prometo que después estaré bien- le digo dudosa.

- Esta bien. Ahora vámonos.

• • •

Llegamos al cementerio, Christian no ha soltado mi mano. Solo Erika, nos acompaña, pensé que Taylor, nuestro guardaespaldas nos acompañaría, pero no. No se por que, pero presiento que mi marido lo mando hacer algo importante...

El sacerdote empieza hablar, y nuevamente siento odio hacía mi madre, pensé que por lo menos vendría al funeral de su ex esposo, pero no. Seguramente le importo muy poco la muerte de mi padre. El sacerdote sigue hablando de la vida y la muerte, y yo siento que todo mi cuerpo me duele, tal vez es por todo lo que he llorado entre ayer y hoy.

Siento que me estoy asfixiando, me pongo de pie, necesito respirar. Todo da vueltas