Epílogo

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Los años pasaron y con ellos la familia de los tres hermanos Kou aumentó:

*Yoshua, un travieso niño de 8 años tenía un pequeño hermanito rubio ojos verdes de tan solo un año llamado Jack.

*Theo, un poco menos travieso y más centrado que su primo Yosh, tenía dos hermanitos mellizos de 3 años que eran sus adorados tormentos personales. Por un lado estaba su imitador personal Ethan, de cabello rubio cenizo, ojos café y que hacia todo lo que su hermano mayor, y por el otro lado su hermana favorita Eli, una adorable niña de cabello lila y ojos azules que era la que mejor se comportaba de todo el grupo de niños, aunque más que todo porque le encantaba pasar la mayor parte del tiempo durmiendo.

*Taiki y Yumiko también eran padres de una hermosa niña de 5 años llamada Delia, de cabello castaño como su padre y ojos verdes esmeralda como los de su madre. Ellos también tuvieron a otra preciosa niña de 2 años llamada Amelia, de cabello celeste y ojos café; amaban a esas dos niñas con todas sus fuerzas, a pesar de que al juntarlas con Yosh y Theo quisieran acabar con medio reino gracias a sus ingeniosas travesuras.

Todos eran una gran familia feliz que tendría toda una eternidad para disfrutar de esa felicidad. Serena, Mina y Yumiko se habían vuelto más unidas de lo que ya eran, a las tres les encantaba reunirse y salir con las niñas de la familia. Yumiko y Serena siempre motivaban a Mina para que buscase tener una pequeña de risos plateados con Yaten, pero ella alegaba que con sus dos principitos tenía suficiente. Los chicos por su lado cuando salían con sus hijos hacían muy difícil distinguir cuántos niños había en total, siempre jugaban, corrían y competían todos juntos y cuando llegaban a sus casas eran todos unos desastres, pero sus esposas los amaban y estaban orgullosas de haber unido sus vidas a ellos, a pesar de que con el tiempo eran más desastrosos que en el pasado.

***

A lo largo de sus vidas se enfrentaron a batallas que generalmente las personas comunes de la Tierra no debían enfrentar, antes de entrar a ese mundo mágico, de lucha entre la luz y la oscuridad, el problema más grande de Serena era ganar la batalla contra el sueño y poder llegar a tiempo a clases. Ella nunca pidió ser una princesa ni toda esa responsabilidad de salvar al mundo, pero a pesar de sus miedos asumió el reto, poco a poco fue creciendo y aprendiendo que el amor siempre triunfaría y que nada ni nadie podía extinguir por completo a luz de la esperanza.
Cada día se sentía agradecida por todos los caminos que tuvo que recorrer porque de no haberlo hecho nunca hubiese conocido a ese fantástico grupo de amigas que tanto quería y tal vez tampoco su vida se hubiese cruzado con Seiya Kou, aquel chico alegre, seguro de sí mismo, presumido la mayoría del tiempo, pero que sin importar lo que pasara lo más que deseaba era estar con ella y hacerla feliz.
Seiya seguía siendo el amor de su vida y tenía un don especial de hacerla inmensamente feliz con tan solo despertar a su lado cada día, mirarla y besarla. Él era su estrella favorita en todo el universo y el mejor regalo que le pudo haber dado fue tener una familia juntos, aquellos tres pequeños rayos de sol que cada día iluminaban sus vidas. Ellos eran su felicidad, la felicidad con la que siempre soñó y por la que tanto llego a luchar.

––Si pudieses cambiar algo ¿lo harías bombón? ––le preguntó mientras la tenía entre sus brazos.

––No... todo ha sido perfecto a pesar de las bajas, cada batalla y cada decisión que tomé me llevaron a ti ––dijo mientras lo besaba––. No me arriesgaría a perderte por cambiar algo, para mi eres junto con nuestros hijos lo más importante que tengo en mi vida.

––Te amo bombón.

––Te amo Seiya.

Ambos se entregaron a los besos y a las caricias que conocían bien, pero que jamás parecían ser suficiente entre ellos; Seiya siempre disfrutaba el dulce sabor de los labios de su bombón como si fuese el primer beso, amaba saborear su piel y sentir como ella se estremecía con cada roce de sus labios; le excitaba el recorrido desde su boca hasta su vientre para luego darle tiernos y profundos besos a la parte más íntima de su amada que le provocaban gemir y vibrar de placer. Sin prenda alguna de ropa que evitara cualquier contacto entre sus pieles, Seiya no dejaba escapar el momento para colocarse sobre Serena, succionar su pecho para que su humedad aumentara y poder estar dentro de ella. Que placer tan celestial era estar dentro de ella, sentir su pulso y su temperatura por medio de la erección de su virilidad mientras la embestía y con una mano apretaba uno de sus pecho y con su boca succionaba el otro... eso a ella le encantaba y la hacía ascender a las estrella.
Serena también disfrutaba tener el control y ser ella quien con sus movimientos, besos y caricias sacara de este mundo a su amado Seiya, así que sin necesidad de sacar su miembro de ella se giró para quedar sobre él y moverse a su ritmo mientras lo besaba, lo mordía y le gemía cerca del odio, cosa que lo enloquecía. Ella tenía el control de los movimientos, pero él seguía teniendo el control de su cuerpo; mordía su cuello, la abrazaba con un brazo y muy hábilmente con su otra mano libre tocaba el punto más sensible de su intimidad haciendo que su vientre tuviera contracciones más fuerte y sus movimientos fuesen más descontrolados... él sabía que ella estaba por llegar al máximo punto de su placer, así que la giro de nuevo, se posicionó sobre ella y la embistió rápido y profundo hasta que escuchó el mágico gemido de su orgasmo y sintió los fuertes apretones de su vientre. Serena sentía como tocaba las estrellas y que mejor manera de concluir un encuentro tan mágico y cargado de placer que en una frase combinada que definía todo lo que sentían y más.

––Te amo...

Fin.

Fin

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Siguiendo al Corazón, Cambiando el Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora