Capítulo XVI

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Meses.

-Ya volví-dijo entrando por la puerta un cansando Wally West, que acababa de llegar de trabajar. Este se dirige a la sala donde encuentra a Dick acostado en el sofá con las piernas estiradas en el inmueble mientras leía un libro, el pelirrojo le quita el objeto ganándose un reproche de su pareja. Este se acuesta junto al menor pero evitando aplastar su vientre, de ahora 3 meses.

-¿Día pesado?-preguntó con una sonrisa Dick. Una de sus manos acariciaba la cabeza del padre de su hijo, que en respuesta solo resopló molesto y murmuraba cosas incomprensibles al tener su rostro contra el cuerpo del moreno. Richard no pudo aguantar las ganas de reír de la manera infantil en la que se comportaba el mayor.

En un pequeño sillón estaba Tim acostado viendo a la pareja con ternura, pero esta se fue cuando miro de reojo al invitado que lleva viviendo con ellos hacia un mes y solo contaba los días para sacarlo a patadas de su hogar, y no era el único. Conner estaba de su lado, pero con más ganas de encajarle sus colmillos y tirarlo por el balcón de la terraza al vacío, y solo esperaba un pequeño descuido de sus dueños o de este mismo para hacerlo -ya que, le mantenían encerrado en el balcón del departamento- .

Jason por su parte, estaba mordisqueando la gasa que cubría su pata lastimada por la molestia como la comezón que le provocaba, soltando gruñidos molestos al jalarse la piel por la bendita cosa pegadiza. Podía escuchar las risas burlonas del felino azabache de lejos, al ver el sufrimiento ajeno como un espectáculo gratis pero desvío su mirada cuando el contrario decidió devolverle la mirada con hostilidad; cuando vio que el otro gato termino dándole la espalda como si no le importará en nada lo que le pasara a su persona siguió con su trabajo de quitarse la gasa, solo un poco más y estaría libre de esa dichosa cosa o eso pensó. Dick lo descubrió infraganti, y le pidió al pecoso de agarrar al felino que molesto por ser levantado trato de soltarse de sus manos mientras el moreno fue por más gasas nuevas y desinfectante.

-Maldita sea-murmuro mal humorado el de ojos verdes, mientras aguantaba las ganas de quitarse la venda por cuarta vez consecutiva en ese día. No quería volver a sentir ese odioso desinfectante ni menos el que ese par de humanos lo toquen, no se iba porque quería arreglar las cosas.

-¿Qué tal tu cita con el veterinario Richard Grayson y su ayudante Wallace West?-preguntó burlón Tim. Mientras se paseaba por encima del sofá, que estaba ahora desocupado; ya que Dick estaba preparando la cena y Wally salió a ayudar a su tío Barry en un recado, Jason solo gruño más audible provocando más risas de Tim.

-Ja, al menos yo sé aguantar una pelea con enorme perro con complejo de lobo, no como otros que conozco-le lanzó una enorme indirecta llena de sarcasmo y enojo. Tim solo bufo molesto en respuesta, sin ganas de decirle ninguna palabra se bajó del sofá con gran cuidado, y como era ya su costumbre espero unos minutos sin hacer moverse ni hacer ninguna queja del leve dolor y se fue de forma directa a la cocina; las acciones hechas por menor no quedaron ignoradas por el otro gato, que miro total atención y preocupación.

Esa preocupación no se desvaneció con el pasar de los días, aumento en consideración al ver que su lindo gatito ya no podía subir a los lugares altos ni menos dar grandes saltos sin soltar un quejido de dolor bajo, la culpa carcomía su alma creyendo que él debe ser el causante de su estado. El intento conversar con el contrario pero este solo lo insultaba, ignoraba o burlaba o hacia comentarios ácidos y venenosos, se los merecía lo sabía lo había lastimado pero su maldito temperamento terminaba cediendo a los insultos y provocaciones de Tim, arruinando más las cosas en vez de mejorarlas como quería hacerlo.

Su tiempo se estaba agotando ya estaba recuperado, y con el dueño de Tim ya a la mitad de su embarazo era obvio que tendría que irse su presencia solo causa más discordias entre los demás, sobretodo en el bello gatito de ojos cielo que tanto le fascinaba.

La noche cayó y con ella todo el lugar se sumía en un sepulcral silencio, Jason salió de su escondite -estar debajo de la cama de la pareja- miro un momento el lugar y salió de la habitación a pasos lentos. Cuando llegó a la cocina y enfrente de la puerta de vidrio que daba a la terraza, vio como el enorme mitad lobo no alejaba su vista ni un solo segundo de él un escalofriante le recorrió por su cuerpo por esa mirada tan penetrante y fría, siguió su rumbo hasta la cocina donde salto a la ventana que días antes había vigilado encontrando una forma de abrirla y escapar de allí.

-¿Te irás tan pronto?-escucha a sus espaldas aquella pregunta fría y sin emoción alguna en ella, cuando se dio vuelta se encontró con el pequeño gatito con la mirada gacha. Iba a decir algo pero calla, al darse cuenta que el contrario no había terminado- Así eres con las personas que te cuidaron y alimentaron, a las que se preocupan por ti, ¿De esta manera tan cobarde, te escapas de sus hogares? Ah, ¡Responde!-le exigió con vehemencia e irá contenida.

-Eso lo dices tú, por ser un gato acomodado y que no a sufrido la traición de tus humanos-le respondió monótono, y sin mirar al menor porque no tenía deseos de hacerlo-. Sabes algo, gatito. La única vez que pensé en quedarme con una familia para siempre, fue cuando empecé a vivir con ustedes y no por las comodidades ni esas mierdas; por mi podrían ser una familia pobre y aún así me quedaría, sentía que pertenecía por fin a un lugar pero lo eche todo a perder, ¡Lo admito por completo, y me arrepiento cada día!-miro de forma seria a Tim, el cual estaba impactado por lo dicho.

Jason dio un suspiro largo mientras terminaba su labor de abrir la ventana, el aire frío que se coló por esta le caló los huesos, ya se había acostumbrado a la calidez de ese departamento, y ahora el frío inclemente de la noche que le recordaba que le tocará sufrir un poco en las calles hasta volver hacer aquel gato callejero de siempre, el que siempre debió de ser y nunca debió desviarse. Miro al pequeño felino, que estaba expectante y con una batalla campal en su mente de qué hacer y que no, Jason se forzó a dar una leve sonrisa y dijo:

-Cometí errores, pero eran mi única manera de sobrevivir en las calles junto con mis dos hermanos. Al menos, no me arrepiento de haberme cruzado en tu camino, gatito-y no lo haría, había sido la mejor cosa que pasó en su vida pero todo lo bueno acaba-. Aún no estás tarde, hay una gata que se muere de ganas porque seas su pareja-con eso se dispuso a salir por la ventana.

-¡¿No?!-gritó fuerte y de forma inesperada, que hizo que Jason detuviera su escape y le volteara a ver- No quiero que te vayas, yo... Jason...-trato de decir algo pero todas sus palabras se revolvían y balbuceaba cosas sin sentido, apegando sus orejas contra su cabeza y agachaba la mirada al suelo para que el mayor no lo viera sus ojos cristalinos. Tomó una respiración antes de proceguir-. Yo no quiero a nadie más, no quiero a Stephanie ni a otra gata, a quien quiero es a ti y solo a ti... [...] Maldición, soy un maldito masoquista... [...] Tu casi me matas, y por más intentos que haga no puedo odiarte... [...] Soy un completo idiota, y sé que lo que te diga no te detendrá de irte...-era un mar de sentimientos completos, y el que llorara no ayudaba en nada a aclarar exactamente a tranquilizarlo. Creyendo que ya había hecho el ridícula total frente a Jason, estaba a momentos de darse la media vuelta e irse de la cocina hasta que sintió como un lengua lamia su rostro.

-Pues alégrate, porque yo amo a este idiota, masoquista y celoso de primera-murmuro con gusto el mayor, y le dio una pequeña lamida al rostro del azabache. Tim al salir de su ensoñamiento, sonrío y se lanzó a restregar su rostro en el pelaje marrón de Jason mientras ronroneaba alegre pero al mismo instante se aleja enfurecido.

-¿Cómo que celoso?-le inquirió furioso, causando que el mayor soltara risas de diversión por su comportamiento en ese instante- Déjate de reír, y que quede claro que yo nunca me pongo celoso, ¡De nada!-gruñó lo último antes de irse ofendido, al seguir escuchando las risas de Jason.

-Oh vamos, gatito. No te enojes conmigo-dijo Jason ya más tranquilo, y caminando detrás del gato azabache que no detuvo su andar hasta que llegó a la habitación de sus amos, donde trepó a la cama para dormir con ellos sin dirigirle la palabra al mayor. Jason le había seguido todo el camino, y sin importarle que enfureciera más al menor se subió y acostó a su lado.

-¿Qué crees que estás haciendo? Bájate, no te quiero cerca mío-le siguió gruñendo molesto. Trato de empujar al de pelaje pardo lejos de él, hasta que se rindió y decidió irse a dormir otro lado lejos de su presencia, o eso intento, por que el mayor se puso encima de su espalda impidiendo su escape-. Jason, bájate. Eres demasiado pesado, gato tonto, ¡¡¡Quítate de encima!!!-estuvo forcejeando, pero por su complexión delgada y pequeña termino perdiendo la batalla.

Es problema de gatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora