Prologo.

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Antes de comenzar quiero dar a aclarar unas cosas antes que comiencen la lectura de la novela, y no se enreden:

Cuando hablan los humanos como Dick en esta obra es: "hola"
Cuando hablan los gatos u otro animales entre ellos es: "hola"

Sin más que disfruten de la novela....

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Una pareja de hombre iba caminando junto a un pequeño niño de 12 años, hermoso de cabellos negros y preciosos ojos azules hasta muchos podrían decir que podía ser hijo de sangre de aquella pareja por compartir los mismos rasgos. Pasaron cerca de una tienda de animales, donde el pequeño niño se soltó de las manos de sus padres para mirar el vitral de la tienda.

-¿Podemos entrar?-preguntó con una sonrisa a sus padres. La pareja intercambio miradas y cuando se enfocaron en su hijo este ya estaba haciendo ojos de perrito bajo la lluvia y solo, para convencerlos.

-Esta bien, podemos entrar a ver Dick-dijo uno de sus padres con una sonrisa, el pequeño chillo alegre para entrar corriendo al local. El de lentes miro a su pareja al estar solos, encontrándose una mirada sería del contrario-. Oh, vamos Bruce. Como si Dick fuera a querer una mascota-declaró entre risas y tratando de aligerar el ambiente creciente.

Los dos adultos entraron a la tienda, encontrándose con varias jaulas y peceras de diferentes animales y un pequeño niño recorriendo la tienda como si una dulcería se tratase, mientras metía debes encunado su mano en las jaulas para tocar algún perro o hámster que había en su interior o intentar hablar con un loro, lo que saco risas de ambos padres. El niño se acercó a una jaula donde vio varios gatos de diferentes colores, pero sus ojos se enfocaron en uno pequeño solitario en el rincón, sonrío ampliamente y se volteó hacia sus padres y dijo:

-¿Podemos llevarlo, digan que sí?-insistió con un puchero Dick. El hombre de anteojos trago en seco y aún más al sentir la mirada sería de Bruce sobre el como un silencioso: "¿Qué decías?".

-Dick, pequeño creo que aún no estás listo para tal responsabilidad. Alfred, terminará cuidándolo y creo que a tu papá no le agradará eso-le explicó con voz calmada y agachándose para estar a su misma altura.

-Prometo cuidarlo, yo haré todo. Por favor-siguió suplicando el menor a su padre. Este hizo un gesto al pequeño con la cabeza haciéndole entender que tendría que converse a Bruce para lograrlo, Dick tomó una bocanada grande de aire e inflo su pecho mirando a su papá-. Papá, tengo 12 años soy suficiente mayor y responsable para encargarme de una mascota. Prometo bañarlo, alimentarlo y cuidarlo-

Bruce miro a su hijo y luego a su pareja, y este último trataba de aguantar las ganas de reír al ver cómo el pequeño trataba de convencerle. El multimillonario soltó una pequeña sonrisa y revolvió el pelo de Dick, sacándole unas risitas al niño y dijo con traqnuilidad:

-Bien puede tomarlo, Dick-la sonrisa del chico se ensanchó por completo mientras daba un par de saltos de alegría, y luego se giró a donde se encontraban los felinos que miraban atentos a los humanos-. Me deberás una esta noche Clark-le susurró en el oído a su pareja, el cual se sonrojó y casi se le caen los lentes que llevaba puestos.

Clark, ayudo a Dick para alcanzar al gatito que quería, y este era un pequeño minino de unos 2 meses completamente negro y de unos enormes ojos azules. Cuando el gatito quedo en los brazos del pequeño Grayson maúllo e intento jugar con algunos mechones de cabello largos que caían cerca de este, mientras el pequeño niño jugaba con el gato Bruce se dirigió a pagar por la mascota y hacer unos cuantos papeleos más para hacerlo su dueño.

Regresaron al hogar donde Alfred los recibió y quedo sorprendido al ver que el pequeño niño traía un gato con el, miro a sus amos los cuales soltaron un par de risas comprendiendo que el pequeño les había ganado la contienda de tener mascota.

-Dime Dick, ¿Qué nombre le pondrás?-preguntó Clark a su hijo adoptivo. Este le miro unos segundos para enfocar su vista en el gato negro entre sus manos.

-Tim, ese será tu nombre-declaró con una sonrisa el infante. Los mayores no iban a protestar por el nombre que tendría la mascota, y solo miraban como el pequeño se iba a su cuarto entablando conversación con pequeño felino como si fuera una persona.

~..........~

En un de tantos sucios y húmedos callejones que caracterizaban a la ciudad de Gotham, se podían escuchar los pequeños maullidos de varios gatitos mientras los pasos de una persona por esos lugares hasta que el ruido sordo de una balde de agua ser puesto en el mugriento piso se escucho más fuerte. La mujer dejó la caja con los felinos a un lado mientras habría una bolsa de plástico, y alargó una de sus manos tomando a uno de los pequeños gatos por el cuello; este maúllo en protesta y dejándose cargar completamente inocente e ingenuo de lo que esa humana le iba a hacer, la mujer solo miro por unos segundos a la indefensa criatura en sus manos y sin ningún remordimiento lo hundió en el balde agua ahogándolo y tirando su cuerpo inerte en la bolsa de basura, y así siguió su tarea como si fuera de lo más común.

Uno de los pequeños gatos que esperaban en la caja, de un hermoso color atigrado café y con un par de mechones blancos sobre la cabeza junto unos ojos que se debatían entre el verde y azul, logró mirar lo que aquella mujer que él había conocida como su dueña hacia a sus demás hermanos. Sin mediar golpeó y con ayuda de otro de sus dos hermanos salieron de la caja antes de encontrar el mismo destino que los demás, corrieron por el callejón ensuciando sus pelajes con el agua putrefacta y lodo que abundaba y tuvieron que esconderse en una vieja caja cercana a unos contenedores de basura al ver como el cielo comenzaba a llorar sin ninguna clemencia, como si llorara por lo que habían acontecido los pequeños felinos.

-Tengo hambre-se quejó el gatito atigrado anaranjado con blanco y ojos verdes, mientras se hacía más bolita cerca de sus otros dos hermanos-. Jay, ¿Porqué crees que Talia nos quizo hacer eso?- le preguntó el atigrado al mayor de los tres, que era el que los salvó de su cruel destino al ver lo que hacía su dueña y dio la pauta de huir.

-No lo sé, Roy, no lo sé...-murmuro el gato mayor y de mechones blancos a su pequeño hermano, mientras miraba el agua chocar contra el pavimento y demás lugares creando una sinfonía armoniosa.

-Yo le escuche decir que no éramos de utlidad, que nadie nos iba a querer-comentó la tercera del grupo, una gatita de pelo largo entre anaranjado y rojo, y de ojos verde tóxico. Aquello hizo erizarle el pelo a los otros dos gatos, y le miraron a la pequeña del grupo para luego verse entre sí.

-Eso tendría más sentido. Ella para que va a querer a un gato tonto que casi muere por un carro, a otro que tiene el peor genio que nunca antes allá visto y a una gatita que fue desechada al nacer por su propia madre-comentó depresivo y aceptando la realidad el mayor. Los otros dos del grupo no se opusieron y refutaron nada, solo se quedaron cayados.

Jason se unió a sus otros dos hermanos para dormir y compartir un poco de calor, para poder sobrevivir el comienzo de las bajas rémora tiras causadas por el frío de la noche y sumados la tormenta que parecía nunca termina.

Es problema de gatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora