Nuevos reclusos.

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Autora POV.

El autobús de la cárcel iba a poco más de la mitad de su capacidad, cuatro guardias y diecisiete reclutas. El viaje se mantenía tranquilo, todas las miradas iban pérdidas en el camino o el piso. El cielo gris anunciaba una lluvia precoz por venir y los hermanos Lightwoods empezaron a lanzarse miradas de aburrimiento. Por otro lado, Clary miraba el camino tratando de distraer su mente y alejar las lágrimas, Simon tarareaba una canción de cuna que solía cantarle su madre. Ninguno de los cinco chicos se arrepentía de lo que habían hecho pero si estaban asustados, más que eso. Aterrados.

Al llegar a La Correccional Sing Sing de N.Y todos los reclutas fueron llevados al departamento de ingresos donde tomaron sus datos y pertenencias, les entregaron el uniforme, sábanas, mantas y los productos básicos de higiene, revisaron cada centímetro de sus cuerpos y luego de eso, mediante un reconocimiento psicológico les asignaron un pabellón y celda. Todo iba bien hasta que Smith, uno de los guardias, tuvo la grandísima idea de piropear a Isabelle, claro, ella apenas le dedicó una mirada de desdén. El corpulento hombre, enojadísimo, pensó que la mejor manera de demostrar que hablaba en serio era propinarle a la muchacha una nalgada, lo que le costó dos dientes y una horrible cortada en todo el lado derecho del rostro que seguro dejaría una cicatriz todavía más fea. Beeck, el guardia que estaba más cerca, al avistar el incidente se acercó y sin mediar palabra alguna disparó a la azabache con la pistola eléctrica de reglamento. El grito que apenas salió de su garganta fue suficiente para alertar a su hermano, Alexander aún esposado de pies y manos, golpeó al guardia al tiempo que lo insultaba. El pequeño incidente desembocó en una gran revuelta, el resto de los reclusos, aprovechando la distracción de los guardias comenzaron a atacar, pronto todo se volvió caos. Volaron golpes, sillas y personas. E incluso los pocos que no se habían sumado al alboroto como Clary y Simon terminaron recibiendo más de un golpe y algunas descargas eléctricas de bajo voltaje.

Clary despertó en una habitación totalmente blanca, por la limpieza y el excesivo aroma a alcohol pudo deducir que era la enfermería. Una de sus manos estaba esposada al costado de la camilla, por instinto se sentó para ver mejor el lugar y asegurarse de que no hubiesen amenazas cerca, lo primero que notó fue que Simon no estaba allí y su cabeza dolía como si una horda de demonios bailara dentro de ella. Una señora con uniforme tan pulcramente blanco como el resto del cuarto se acercó pidiéndole que se calmara, su piel y pelo eran tan claros que parecían transparentes, resaltando más aún sus ojos, tan azules como el zafiro.

-Calmate. Soy Catarina, la enfermera principal. ¿Recuerdas que pasó?- Su voz era suave pero firme, Clary recordó inmediatamente a su madre.

-Hubo una pelea y recibí un fuerte golpe en el rostro.- Respondió en voz bajita, como si temiese ser regañada por ello.

-Bien. Dame un momento y luego mi compañera Tessa te llevará con un oficial a tu celda ¿Bien?- Preguntó mientras alumbraba sus ojos.

La pelirroja asintió y espero que la enfermera terminará con su trabajo, luego una muchacha de ojos grises y cabello castaño se encargó de esposarla correctamente y trasladarla junto con Beeck a la celda catorce. Pocos minutos después Isabelle despertó en el mismo cuarto, maldiciendo porque todo su cuerpo dolía. Estaba esposada a la camilla de pies y manos. Catarina se acercó con una jeringa, ella se sacudió todo lo que pudo pero no fue suficiente, la enfermera logró acertar a su cuello. Se alejó igual de tranquila solo para tirar el instrumento a un bote de basura cercano a la puerta.

-Tranquila, solo era para el dolor.- Dijo mirándola con diversión.

La chica la fulminaba con la mirada, obviamente no confiaba en ella, no confiaba en nadie. Pero la albina trabajaba en aquel lugar hacía demasiado tiempo, ya estaba acostumbrada y tampoco pensaba bajar la guardia. La última vez casi le había costado su propia cabeza.

Amor Tras Las Rejas #MalecAUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora