La tormenta.

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Los días pasaron, Alec y Magnus pronto terminaron su "nidito de amor", el grupo de amigos se juntaba cada vez más seguido, Raphael y Doth habían propuesto seguir con su plan de "trabajo". Todos sin excepción alguna dijeron SÍ. La sed de venganza seguía ahí y aunque en el fondo todos sabían que posiblemente no iba a terminar bien, también sabían que no podían dejar las cosas así.

Robert, el padre de los Lightwood, se había negado rotundamente a dar trabajo a delincuentes y homosexuales, más su ex-esposa respondió con una bofetada y la frase que dejó atónitos a todos.

-"Te arrepentirás, yo creí poder darte una oportunidad de siquiera continuar la relación con tus hijos, pero aunque lo quisieras no lo mereces. Y te repito, lo vas a lamentar mucho, no necesitamos de ti, verás como te entierro a ti y a tu maldita empresa."- Y así la mujer salió de la lujosa oficina de su ex-esposo, echando humo y seguida de sus hijos.

Al llegar a casa, Maryse se despidió de sus hijos y amigos de éstos para dirigirse a la suya propia.

Ahora Alec estaba en la cocina preparando café para sus invitados, Magnus había ido a la panadería por unas masitas y bizcochos, seguramente no demoraría mucho ya que estaba a menos de cinco cuadras.

En la sala Izzy elegía una película mientras Jace se besaba con Clary en el sofá verde limón de la sala, sillon que por cierto, es el preferido de Magnus y que si llegaban al manchar de alguna manera terminarían muertos. Raphael hablaba por teléfono y Doth había pedido permiso para pasar al baño.

Alec llegó a la sala con una bandeja llena de tazas con diferentes contenidos. El móvil del ojiazul sonó con el timbre característico de Magnus y dejando la bandeja en la mesa de centro, el ojiazul contestó, imaginando que seguramente lo llamaba para preguntar qué era lo que querían que llevase.

-Hola- Hablo Alec con voz soñadora y suave.

-Hola Alec- Primer punto en contra, Magnus jamás lo llamaba así, y para peor se oía tensó.- Lo siento pero me encontré con Doth y me ha pedido ayuda para que la ayude con un tema importante. No llegaré hasta tarde. No me esperes.- El moreno habló tan rápido como solía hacerlo Simon, confundiendo un poco a su novio que de igual manera entendió perfectamente que le estaba avisando que algo andaba mal.

-No hay problema cariño- Respondió calmado, aunque su palpitar parecía más bien un zumbido.- ¿Puedes al menos decirme que es tan importante?

-No es nada mi ángel... Solo iremos a visitar a una vieja amiga que volvió de un viaje. Pero no te preocupes, si pasa algo te avisare. Ah y, por cierto, puedes llamar a Ragnor, es que hoy debí hacerlo para avisarle que mañana iremos a visitarlo.

-Claro no hay problema. Nos vemos más tarde Mags. La llamada finalizó.

-Magnus está en problemas.- El ojiazul habló sin mirar a nadie, firme, tomó su chaqueta y las llaves del auto para caminar a paso apresurado rumbo a la puerta.

-Alec- Llamó su hermana tomándolo del brazo, impidiendo que se marchara.

-¡Izzy, suéltame, Magnus está en problemas! ¿¡Que no lo entiendes!?- Alec trató de soltarse de su agarre más no lo logró.

-Entiendo... Pero déjanos ayudarte, así será más fácil y menos peligroso, para ti y para él.- Dijo la chica con la misma desesperación en su tono de voz. El azabache suspiró, su hermana tenía razón.

-Alec- llamó su hermano. Al levantar la cabeza hacia donde estaba Jace, por inercia también levantó el brazo, donde aterrizó carcaj seguido de su arco.

-¿Cuál es el plan?- La azabache preguntó con ojos brillantes. Isabelle tenía a Alec prácticamente en un pedestal, lo admira mucho, siempre protegiendo a su familia y amigos, a veces hasta sacrificando su felicidad en el proceso. Igual que aquella vez, cuando se enteró que la habían secuestrado y que sin pensarlo salió a buscarla por cielo e infierno, dando con el horrible prostíbulo donde la tenían cautiva. Rescatandola, hiriendo literalmente a todo el que se cruza por enfrente impidiéndole salvar a su hermanita. Alec siempre fue así. Un pan de Dios con chispitas de chocolate incluidas. Y caliente.

Amor Tras Las Rejas #MalecAUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora