Luego de la cena los reclusos masculinos fueron liberados al baño para una ducha. Sebastián había observado a su hermana y a sus amigos todo el día. Habló con sus conocidos, sobornó a un par de guardias y planeó una "bienvenida cordial". Espero que los únicos que quedarán en las duchas fueran Jace, Alec y Simon y entró seguido por ocho de sus sicarios más allegados llamando la atención de los tres chicos en ropa interior dentro del lugar.
Cada uno fue inmovilizado por dos matones. Y luego golpeados por los otros tres restantes. Sebastián estaba especialmente ensañado con Jace, se mostraba divertido pero en sus ojos era palpable el enojo que intentaba ocultar. Pasaron al menos diez minutos antes de que los golpes cesaran. Sebastián se paró en frente de Jace, tomando su mandíbula para verlo directamente a los ojos.
-He visto como te ve mi hermana, tú también la miras de la misma manera, pero te voy a dar un consejo. Aléjate, ella es mía y solo yo puedo mirarla de esa manera. Dio un paso al costado y miró las gafas torcidas en el rostro de Simón. -Tu no eres una amenaza... Tu eres patético, estás en la friendzone hace años y aún no te rindes. - Se burló. - Y lo es más patético que ella ni siquiera lo nota.- Desinteresado volvió a dar un paso al costado quedando ahora frente a Alec. -Tu tampoco eres una amenaza, se te nota lo pasiva a kilómetros- Reflexiono en voz alta. Alec se sonrojó hasta las orejas, no supo si por vergüenza o rabia. - Aunque podría divertirme un rato contigo. - El ojiverde habló a la vez que acariciaba el abdomen de el ojiazul. Este se removió incómodo.- Eres un hermoso ángel.- Sus labios se rozaban- Será divertido tenerte, hacerte mío...
-¿Qué diablos sucede aquí?- Preguntaron Ragnor y Magnus al mismo tiempo desde la puerta.
-Señor. Solo dábamos la bienvenida a nuestros nuevos hermanos, no hay de qué preocuparse.- Contestó Sebastián inocentemente, chasqueo la lengua y enseguida desapareció del lugar junto con todos sus asistentes.
Los cuatro volvieron a sus celdas acompañados del guardia de pelo graciosamente verde, Ragnor, quien prometió darle "un par de días de pensamiento solitario" al demonio de ojos verdes.
-Gracias- Dijo Alec cuando la reja se cerró a sus espaldas.
-No tienes porque agradecer, no los ayude, solo había olvidado mi toalla- Magnus habló sin mirarle.
-Aja... ¿Esa toalla?- Cuestionó Alec apuntando a una toalla blanca que colgaba de la cama y que rato antes había visto a Magnus, colocar en su cintura.
-Eh...- El asiático miró en dirección a Alec y luego a donde este apuntaba, dándose cuenta de que sería inutil contestar decidió dejarlo así, simplemente se acostó en su cama y cerró los ojos para pocos minutos después quedarse profundamente dormido.
Alec se extrañó por su comportamiento pero decidió ignorarlo y como el otro se acostó más no pudo dormir. Al rato se paró para buscar uno de sus libros pero terminó dando con el librillo que Magnus había tomado la primera noche de debajo de su almohada, con la curiosidad picando y su conciencia diciéndole que no meta las narices donde no lo llaman Alec abrió el libro. Se quedó fascinado al ver los bocetos de Magnus, él no sabía absolutamente nada de moda pero estaba seguro de que eso era genial. Seguramente su hermana Isabelle chillaria de emoción, a ella también le encantaban esas cosas. Entonces una idea llegó a su mente. Antes de poder procesarla del todo Alec escuchó la voz de su compañero. Rápidamente dejó el librillo en su lugar y giró para encontrarse con Magnus aún profundamente dormido.
Flashback.
Magnus, con apenas ocho años caminaba por los bordes las selvas de Java, Indonesia, admirando las bonitas flores a su alrededor, a lo lejos podía ver su hogar, su madre caminando a la choza. El pequeño apuró sus pasos para llegar a su mamá, abrió la puerta y la imagen que encontró lo dejó estático, su madre colgaba del techo con una gruesa liana en su cuello, el niño escuchó sus últimas palabras; "Tú tienes sus ojos".
Fin del flashback.
Magnus despertó sudado y con la respiración atorada, Alec a su lado en el borde de la cama.
-Todo está bien Magnus, fue solo un sueño- Habló el ojiazul con voz suave.
Magnus no respondió. Se recostó otra vez mirando a la nada, sumido en sus pensamientos. Alec sin pensarlo comenzó a acariciar su cabello aún húmedo, unos segundos después sintió como Magnus se relajaba y cerraba sus ojos, pensando que se había vuelto a dormir se dispuso a alejarse, Magnus se movió haciendo espacio para el cuerpo de Alec, lo jalo hasta que estuvo acostado a su lado sin saber que hacer por la sorpresa, aún con los ojos cerrados y entre dormido tomó su brazo.
-Quédate conmigo- Le dijo, apenas un susurro pero para Alec esas dos palabras significaron más, enternecido volvió a acariciar su cabello.
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Amor Tras Las Rejas #MalecAU
FanfictionEn un universo alterno, nuestros personajes principales y algunos secundarios se conocerán en la cárcel. ¿Será una buena idea enamorarse en la cárcel? ¿Realmente están ahí por algo malo? ¿O todos son inocentes? Si son inocentes ¿Podran cobrar venga...