20-Caminos

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Salaila miraba el fuego bailar en la cueva, que con su luz verdosa lo llenaba todo. Estaba arropada con la manta de piel de lobo con la que Sachar había estado durmiendo. Sus sentidos, aun despiertos al máximo, podían notar el olor de él en aquella piel. Cerró los ojos, aferrándose con fuerza a aquel olor que le resultaba tan familiar.

Sachar, Elisha y Kantaa estaban a unos cuantos metros de ella, hablando entre susurros mientras fingían buscar algo de ropa para ella, porque ninguno de los tres estaba prestando realmente atención a lo que hacía.

-¿Qué es ella?-preguntó Elisha.

-Una cambia forma.-respondió Kantaa como si fuera algo natural.

-Ayuda a la reina oscura entonces.-susurró el chico.

-No, ella nació mucho antes de que la reina negra pensara acercarse siquiera al reino.

-No lo entiendo.-dijo Sachar negando con la cabeza.-Los Hombre-lobo, cambia forma, como quieras llamarlo, no tienen una forma tan... Humana.

-Sí que lo tienen. Lo que pasa es que tu solo has visto y oído los que cuentan las leyendas. Todos pueden convertirse en animales y todos pueden ser humanos también.

-Kantaa, los que hemos visto antes... estaban a medio camino. No eran una cosa ni la otra.

La mujer suspiró mientras agarraba una camiseta vieja.

-Los cambia forma son enviados de los dioses y las hadas, igual que los espectros, pero ellos no son nada y lo son todo a la vez. Muchos nunca encuentran una forma en la que se sientan cómodos asique aparentan ser lo que viste. Esos monstruos peludos que tanto parecen lobos como humanos.

-¿Tu sabías que ella...?-Elisha no se atrevía a decirlo en voz alta.

-Sí, desde que nació.-afirmo Kantaa con seguridad.-Una de las pocas que lo sabía. De las pocas que conocía el secreto de toda la familia real.

-¿Todos?-esta vez fue Sachar el que se mostró sorprendido.

-Sí. Los rumores del hermano de Salaila eran ciertos, aunque no se sabe porqué realmente hizo lo que hizo y ella se niega a aceptarlo. Por el contrario, todos parecen querer culpar a tu padre.

-Es imposible.-Elisha tampoco lo entendía del todo.-¿Como podían gobernar sin saberlo su pueblo?

-Durante mucho tiempo no hubo dinastías en el reino. El gobernador se elegía con una prueba de supervivencia en el bosque. Imagínate que hubiera sucedido si se hubiera sabido que un cambia forma se había convertido en vencedor de ella prueba, y su hijo, y el hijo de su hijo... Para un cambia formas es fácil sobrevivir asique generación tras generación ganaban la corona. Al final el pueblo pensó que era cosa divina.

Sachar miró hacia atrás, hacia Salaila, que estaba acurrucada contra la pared de la cueva con la manta subida hasta la nariz. Parecía mucho más pequeña que antes e indefensa como un cachorro perdido y asustado. Conmovido, dejó a Elisha y a Kantaa para acercarse a ella. Le puso una mano en el hombro para atraer su atención.

-¿Estas bien?

Al alzar la mirada, ambos ojos verdes se encontraron; los de él oscuros de preocupación, los de ella ardientes como antorchas.

-No. No nos queda esperanza.-recogió las piernas y las atrajo a su pecho, envolviéndolas en la piel.-Solo los dioses pueden ayudarnos ya.

Un sabor amargo recorrió la boca de Sachar.

-Hay aún más que solo la fe. Las hadas.

-Están extintas.

Sachar se introdujo la mano por dentro de la camiseta, donde se encontraba la brújula que la reina de las hadas le había dado. Se la mostró con cuidado y sin descolgársela a Salaila.

El hogar de las hadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora