80.- Capítulo Final

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Estaba mareada, reventada; a penas y podía mantenerme consciente y  la anestesia no era algo que ayudara a estar en mis 5 sentidos. Sentía a una de las enfermeras  ajustar el suero y mi cabeza dar mil vueltas alrededor de los cuchicheos de dos personas que ahí se encontraban. Un chico y una chica si mis sentidos no fallaban. Abrí uno de mis ojos y "Agh... estúpida luz. Llegué aquí por extremo agotamiento y voy a salir con ceguera". 

Se hizo el silencio. De pronto todos guardaron silencio. Nadie decía absolutamente nada pero sentía todas las miradas sobre mí. Incómodo, sí, pero más que nada misterioso y extraño. Enfoqué la vista y pude divisar un par de cabezas pelirrojas. "Hakiri y Gaara", pensé.  Ahora la tarea era identificar cuál  era cuál y para mi sorpresa, la segunda cabeza pelirroja era Arisa.  Seguro Hakiri está en el hospital también.

- Mh. Por fin despertó.  ¿Estás bien? - Preguntó Arisa. Se le notaba tranquila.

- Sí... eso creo. Pero, ¿no tienen unas luces que no me quemen la retina al abrir los ojos? - Ella rió. Gaara fue Gaara, no había mayor definición para eso.

Ese día pude salir del hospital con la condicionante de tomar adecuadamente mis meducinas, gracias a la ayuda de la mejor enfermera, que obviamente es Arisa. Temari y Kankuro me estaban esperando afuera, mientras que Gaara se mantenía cerca mío en caso de perder el equilibrio, caer, marearme o en el peor de los casos perder la consciencia. Nada fuera de lo normal en mí o en una situación así.

La rubia me abrazó con tanta fuerza que ni siquiera podía respirar bien. Supongo que todo aquello venía del alivio de que estuviera bien. Kankuro se mantuvo a raya, cortesía de Gaara y su rostro de "Haces algo y te mato".

- La quinta te llama - Interrumpió una  muchacha que parecía haber estado ayudando en la academia.

Los tres hermanos me acompañaron hasta la oficina pero aguardaron afuera de la misma.

- ¿Me llamaba, Tsunade-sama? - Saludé amable.

- Claro. Verás, con todo lo sucedido, supongo que ha sido un golpe fuerte para ti, por lo cercana que eras con Sasuke.

- Con todo respeto, ahórrese el pésame y vaya al punto.

- Bien -Se apoyó en su escritorio y respiró hondo-, tengo entendido que tu chacra corresponde al viento, ¿me equivoco?

- Para nada, ¿qué pasa con eso? -Solté curiosa, el entrecejo un poco fruncido.

- Debido a la cercanía que tenías con Uchiha y la fuerza que tiene tu dojutsu y las habilidades que te da, nos hemos visto en la necesidad de protegerte.

- ¿A qué se refiere?

- _____, después de hablar con el consejo, con quienes estuve en desacuerdo, yo tomé la decisión de trasladarte por unos cuantos años.

- ¿¡QUÉ?! Pero Naruto, Sakura, ellos me necesitan, no puedo dejarl--- -Antes de que pudiera terminar, me vi interrumpida.

- No lo harán.  Los tres serán sometidos a un arduo entrenamiento. Naruto partir a con Jiraiya y Sakura se quedará conmigo.

- ¿Y yo...?

- Tú irás a Sunagakure junto con los hermanos de la arena. Aprenderás a manejar tu chacra y de paso madurarás un poco, chiquilla -Estaba a punto de reclamar su comentario cuando me pidió que me acercara-. Y estarás lejos de todo lo que los locos de los viejos y Danzou quieran hacerte.

Sonreí y no pude contener el impulso de abrazarla.

- Muchas gracias Tsunade-sama.

- No es nada, niña. Pero por cuestiones oficiales viajarán hoy en la noche y recibirás ayuda de prácticamente todos allá en Suna. Cuento contigo.

Sombras de arena (Gaara y tu) •Libro 1•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora