Epílogo

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                Con el tiempo terminé haciéndome un tatuaje igual al suyo y, si no lo era ya, "Sempiterno" se convirtió entonces en nuestra palabra.

Me la susurraba cuando volvíamos a vernos después de un tiempo separadas por algún motivo de trabajo. Yo recurría a ella cuando Elettra entraba en sus bucles de cabezonería y me resultaba imposible que se centrase y me escuchase. El hecho de haber escrito aquello era como un arma de defensa, cada vez que se ponía celosa por cualquier chorrada le recordaba que solo le había escrito a ella, que siempre estaría en mis palabras. Entonces Eli me sonreía embobada y se le olvidaba todo. Siempre funcionaba... Every. Single. Time.

Había adquirido la manía de recorrer con la lengua cada una de esas letras tatuadas en mi piel. Consciente de lo que eso me encendía jugaba con su piercing a trazar esa palabra una y otra vez, la chupaba, la mordía. Siempre he sospechado que era su forma de marcarme, de recordarme que ahí estaba ella, en mi cuerpo, y que no se iría a ningún lado.

A lo largo de los años la escribimos en la arena de muchas playas que nos vieron desnudas, en cartas o notas de regalos, en los espejos de los baños que empañamos juntas. La dibujamos en la piel, la susurramos en la cama, la escondimos detrás del papel de la pared de un hotel de Cuba.

Cuando nos enfadábamos era una forma de recordarnos que fuese cual fuese el motivo nuestra historia era más grande y más fuerte. Que habiendo tenido principio, no tendríamos fin.

Fue el principio de todo lo que le dije el día que le pedí que se casara conmigo y el final de sus pocas palabras entrecortadas cuando respondió que sí.

Alguien me preguntó una vez si habría escogido otra palabra como título de aquel capítulo de mi primer libro de haber sabido cuánto iba a significar en nuestras vidas. Nunca he dudado de que la respuesta era no. Elegí aquella palabra porque algo en mí me lo dijo, porque la primera vez que leí su significado sentí una punzada de añoranza que no volvería a sentir hasta que la relacioné con Elettra.

Y yo que siempre había sido tanto de letras como de números, que le buscaba el significado a todo lo que me rodeaba, corroboré que había escogido la palabra correcta (o que ésta nos había escogido a nosotras) cuando nuestra numerología empezó a encajar también. Nos conocimos un 8 de enero del 2017, nos casamos el mismo día de septiembre del 2021 y nuestra primera hija nació el octavo mes del mejor año de nuestras vidas.

Tenía los ojos y la sonrisa de Elettra y yo, que la había llevado conmigo nueve meses, le transmití gran parte de mi carácter. Había heredado un poquito de las dos, la combinación perfecta. Y se convirtió en el Ying y el Yang de todo nuestro universo.

En los meses de mi embarazo cuando discutíamos sobre posibles nombres uno que había escuchado muchos años atrás volvió a mi mente. Busqué en los cajones de todas mis cosas y entre las hojas de una de mis libretas encontré aquel papel arrugado por el paso del tiempo. El significado de aquel nombre me había llegado tanto que lo había guardado por si algún día lo necesitaba.

Llamé a Elettra que estaba perdida por la casa que habíamos comprado en Sitges, un pequeño pueblo costero cercano a Barcelona. Y con las manos temblando por miedo a que no le gustara le entregué aquel papel:

Keana

"People with this name have a deep inner need for quiet, and a desire to understand and analyze the world they live in, and to learn the deeper truths."

"People with this name are excited by change, adventure, and excitement. They are dynamic, visionary and versatile, able to make constructive use of freedom. They fight been restricted by rules and conventions. They tend to be optimistic, energetic, intelligent, and to make friends easily. They may be changeable, restless, untidy and rebellious."

Cuando vi que terminaba de leer la observé con cuidado, había aprendido a base de errores a darle su tiempo. Me di cuenta de que estaba emocionada y me acerqué a ella.

- Si no te gusta no pasa nada, era solo una idea.

- ¿Cuándo escribiste esto?

- Lo encontré hace muchos años, me gustó y lo guardé – le dije levantando suavemente su cara - ¿Qué piensas?

- Tiene algo de ti y algo de mí. Es nosotras. Es nuestra niña.

- Es nuestra niña – le respondí abrazándola y con lágrimas en los ojos.

Tardé mucho tiempo en ser capaz de explicarle a Elettra que había encontrado aquel nombre en la primera historia que leí después de que mi madre muriera. Se convirtió durante un tiempo en algo recurrente en mi mente y en mi vida, igual que la luna. En esos años de infancia y adolescencia pensaba en él cuando me sentía sola o sin rumbo. No tenía sentido por aquel entonces porque internet aún no había llegado y no busqué su significado hasta mucho tiempo después. Pero ahora le veía un sentido, tenía que encontrarlo igual que teníamos que encontrarnos Eli y yo. Tenía que acompañarme en algunas de las peores etapas de mi vida para llegar a la más feliz de todas. Cuando pasados los años y ya enamorada del significado del nombre no veía claro si alguna vez sería mi momento de tener hijos, jugaba a mitigar la pena imaginando una niña mitad realidad, mitad fantasía, llamada Keana.

Nunca me he cansado de soñar y he tenido la suerte de que desde aquel día que vi a Elettra por primera vez muchos de mis sueños se han ido haciendo realidad con el paso de los años.

Siempre estaré agradecida de haber entrado a aquel concurso que tantas cosas buenas me iba a dar. Siempre pensaré que un impulso lunar me llevó a escribir Sempiterno una noche de verano que soñé con Elettra. A partir de ahí nuestro mundo, que se había detenido en cierta forma, empezó a girar de nuevo y nosotras volvimos a caminar para encontrarnos. Porque ese era el resumen de toda nuestra historia: tarde o temprano mi vida tenía que cerrar aquel círculo, tarde o temprano siempre nos encontraríamos. A medio camino. Entre su dulzura y su rudeza. Entre mi sensibilidad y mi forma de analizarlo todo. Entre nuestras idas y venidas, nuestros sí pero no y nuestros pasos a destiempo. A medio camino entre lo que imaginé antes de conocerla y todo lo que pudimos quedarnos sin ser de no haber escrito aquello. A medio camino entre incendios y nieve...

Ahora estoy convencida mientras la veo con nuestra niña en brazos jugando a hacerla reír: por mucho tiempo que pasase tendríamos que encontrarnos. Keana era eso, nuestro punto común, nuestro nexo de unión, nuestra forma de vivir la vida.  

The End

*****

Muchas gracias a todos los que habéis seguido esta historia. No puedo dejar de daros las gracias por todo el cariño que he recibido, los comentarios, los votos etc. No me lo esperaba, era mi primer fic y ha sido toda una sorpresa. Gracias por dejaros llevar por esta historia, por no presionarme y porque espero que la hayáis disfrutado tanto como lo he hecho yo escribiéndola. Seguiré publicando cosillas así que ojalá pueda seguir viéndoos por aquí y podamos seguir compartiendo historias y emociones, si no es así ha sido un placer de todas formas. 

Incendios de nieve (Blumettra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora