/Sempiterno (II)/

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Nota: Siento la tardanza, ya sé que no soy muy constante actualizando pero voy escribiendo como me nace, la verdad. Mil gracias a todos los que leéis, votáis y comentáis esta historia. Espero compensaros un poquito la espera con este capítulo que es el doble de largo de los que suelo publicar. Y ojalá que os guste. 

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"Creo que he vuelto a la vida

pero aún te busco en las causas perdidas.

Permanezco quieta, callada, estática,

cuando en realidad tengo electricidad en el alma

mil palabras guardadas

y algo en la mirada.

Dicen los bares que hablo de ti

y mis amigos que me ven distinta,

que mi sonrisa ya no ilumina ciudades

y que me escondo detrás de medias verdades.

Sospecho que tienen razón

esta madrugada que escribo por no soñar

y esas noches que gimo por no llorar.

Hay pesadillas que encogen el alma

que hablan de miedos de los que tú no hablas,

y yo temo encontrarte de repente

casi tanto como no volver a verte.

Ahora que lo consulto con la almohada

tres meses a tu lado no son nada,

me saben a poco,

me hiere tu ausencia,

me falta tu risa,

tu acento italiano,

tu cara, tus ojos, tus labios...

Y eso que no me has dejado ni probarlos...

Mi niña mimada...

Tan cambiante como el mar que acompaña tu mirada

Tan frío y tan calor

Tan tuya y de nadie.

Si la vida tarda en juntarnos

recuérdale que me hace daño,

que soy paciente pero no de piedra,

que sé esperar pero que el tiempo vuela.

Me gustaría hablar con tus fantasmas

esos que llevas tan dentro que no eres consciente

que revolotean por tu espalda

y enturbian tu mente.

Me gustaría susurrarte que seas valiente,

que no escuches a los monstruos que te acechan,

que en mis labios tengo todas las respuestas."

Esa fue la primera parte del capítulo de mi libro que hablaba sobre Elettra. Las primeras palabras que dirigía directamente a ella desde que salimos de Gran Hermano. Había hablado sobre nosotras en alguna entrevista al salir de la casa y de vez en cuando hacía referencia a ella por Twitter. Pero pronto me di cuenta de que ella parecía no querer pronunciarse, así que respeté su silencio y me fui alejando del tema poco a poco. El problema era que aunque no lo exteriorizase lo llevaba dentro. Y esa madrugada de Agosto que volvía a expresar con palabras lo que me pasaba, sentí que era la primera vez que volvía a hablarle directamente a Eli. Y hasta este momento había sido la única vez. Ahora la tenía delante, podía decirle mil cosas y parecía que ninguna frase conseguía formarse en mi cabeza. Solía tener ese efecto en mí en ocasiones, el de nublarlo todo con un torbellino, hacerme perder el norte y que tan solo quisiese encontrarme en sus brazos. Me sorprendió ver que eso no había cambiado.

Incendios de nieve (Blumettra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora