Piccolo cocinero

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Dos días después trajo a alguien a la casa para que me tomará una fotografía, me dijo que era para mi tarjeta de identificación, el tipo no parecía de la oficina del registro de identificación. Ayer por fin me la entrego, cuando le pregunte como la había conseguido, porque obviamente no era oficial, aunque era una buena falsificación, me guiño un ojo, y me dijo: entre los humanos muy poderoso es Don Dinero.

Ahora soy oficialmente Ma Junia. Mi rutina diaria durante este tiempo a sido tranquila, en la mañana me levanto, desayuno, entrenó, y espero que llegue Izbet a media tarde meditando, o leyendo algo de su biblioteca, ella no quiere despertarme tan temprano, así que se va silenciosa, pero igual la escuchó ya que mi dormitorio queda frente al suyo.

Aunque me ha dado dinero, y me mostró varios lugares cerca de su casa donde puedo ir a almorzar, no quiero salir de aquí, prefiero comer algún emparedado mientras ella llega. Trae comida, o prepara algo para los dos, me cuenta lo que hizo en la empresa, yo le explico mis adelantos en mis entrenamientos, vemos (yo, ella escucha) algo de televisión y nos vamos a descansar, sigo echando de menos mi poder y mi vida anterior, pero lo bueno es que cada día falta menos para que vuelva a ser yo de nuevo.

 Trae comida, o prepara algo para los dos, me cuenta lo que hizo en la empresa, yo le explico mis adelantos en mis entrenamientos, vemos (yo, ella escucha) algo de televisión y nos vamos a descansar, sigo echando de menos mi poder y mi vida anteri...

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Ya ha pasado un mes, Gohan fue varias veces a visitar a su maestro, se iba tranquilo al verlo bien y dentro de lo que cabía contento. Un fin de semana Izbet le enseñó a Piccolo a usar internet, y le dejó una Tablet para que pudiera entretenerse cuando ella no estaba, al principio no le prestó mayor atención, pero un día decidió usarla para preparar algo para que cenarán ambos.

Diario

Los días sábados debemos salir por muchas horas de casa, ya que viene un equipo de limpieza. Cuando le pregunté si por eso prefería ir al Templo ese día, me dijo que sí, porque no le gusta estar presente mientras hacen el aseo, ella lava platos y la ropa, y mantiene todo ordenado, pero le gusta que una vez a la semana aseen los baños, los pisos, las ventanas, ordenen todo, cambien la ropa de cama, poden el césped de los jardines, etc.

Me dijo que antes salía al patio mientras la empresa estaba en la casa, entrenaba o realizaba Tai Chi, nunca me dijiste que practicabas eso le comente, con una sonrisa me respondió, como buena dama debo tener algunos secretos ¿O no? Siempre me descoloca con sus frases extrañas. Como yo tampoco quiero tener contacto con las personas, vamos a un parque en su auto, de nuevo me admiro porque cada vez elige un nuevo camino, y veo paisajes muy diferentes. Cuando llegamos no hay casi nadie, pero en el transcurso del día se llena de gente, muchas vestidas como nosotros para hacer deportes, pero no entiendo porque se sientan a sacarse fotos nada más, o se acuestan en el pasto a dormir, nosotros corremos, ejercitamos, entrenamos un poco de lucha, pero ahora elegimos lugares bastante solitarios para eso, la primera vez todos quienes estaban por allí nos rodearon, primero pensando que de verdad era una pelea, creí que cuando vieran que solo era un entrenamiento se irían, pero no, al reconocerla se juntó más gente todavía, incluso nos tomaron fotografías, al terminar nos aplaudieron y felicitaron, Izbet hizo un par de reverencias hacia las personas, la tuve que tomar de un brazo para irnos, está mujer es florerito de mesa.

En la tarde normalmente vamos a comer algo por algún lugar cercano, el otro día probé comida mexicana, nunca más me acerco al chile, es como tener fuego en la boca. Izbet me previno que era picante, pero no le hice caso pensando que era una exagerada, se rió como loca cuando me sintió tomar una jarra completa de agua de una vez.

Siento que debo hacer algo por ella, se ha portado muy bien conmigo este tiempo, así que buscaré como preparar algo fácil para cuando llegué de la oficina, me di cuenta que le gusta mucho una comida, y no se ve difícil de hacer.

Durante todo el día Piccolo estuvo metido en la cocina, en la despensa encontró todo lo que necesitaba, esa noche cuando llega la dueña de casa, la sorprendió con la comida servida.

— Que... — ella no sabía como decirlo para que no se sintiera mal, al final dijo lo más sincera que pudo — rico aroma.

— Esta vez yo preparé la cena — dijo orgulloso de su logro.

— Puré de papas con carne — se le quemó pensó la mujer por el olor.

La del mechón blanco se sentó con cuidado, sintiendo la ansiedad del otro porque probará como le quedo todo, tomó un poco de puré, luego le echó ketchup a todo y se lo comió sin mostrar asco. Piccolo espero hasta que la joven terminó para probarlo, a la primera mascada dejó caer el tenedor con asco.

— Esto es incomible — dijo molesto consigo mismo — ¿Cómo pudiste tragarlo?

— Vamos por parte ¿De dónde sacaste la receta? — pregunto la ciega.

— De internet — respondió fastidiado.

— Supongo que te quedó seco el puré.

— Sí.

— Y leíste que hay que echaste leche para que se pusiera más suave — siguió con la hipótesis que ya se imaginaba.

— Exacto — respondió sin saber para donde quería ir con tantas interrogantes.

— Debe ser leche líquida sin sabor, no leche condensada — suspiró — además, si yo comí tú también puedes. Gracias por cocinar para mí, es un lindo gesto — le tomó la mano al hombre sonriéndole, pero él la retiro como si le hubiera picado una serpiente, le hecho también ketchup a todo y se lo comió.

Diario

Ya hace tres meses que vivo acá, y la rutina que llevo ya no me molesta, a decir verdad, me siento como si estuviera en el Templo Sagrado. Por fin mi entrenamiento dio sus frutos, logre expulsar mi ki y volar, no muy alto ni con mucha velocidad, pero ya es un avance, nunca pensé que me alegraría tanto poder hacer algo tan sencillo, espero recuperar parte de mis poderes en breve, así por lógica cuando vuelva a ser namek seré más poderoso, al menos ahora pienso así, y siento que esto que me pasa tiene algún sentido para mí.

El primer día que le cocine algo a Izbet fue un desastre, ese sabor nunca se me olvidará, el puré con leche condensada es inolvidablemente asqueroso, pero ella se lo tomó con humor, lo encontró tierno, y me tomó la mano, me hizo sentir algo extraño en el estómago, no estoy seguro, pero debe ser vergüenza por lo mal que cocine, creo. Luego de varias lecciones, ya puedo hacer algo comible, así que algunos días me toca cocinar a mí, al menos no tengo que ponerme uno de esos delantales con vuelos y colores ridículos, o leyendas como esa de "Besa al cocinero", los de la casa son todos negros sin dibujos, ahora que lo pienso, ella tiene predilección por los tonos oscuros ¿O será una obsesión? Algún día debo preguntarle.

Ángel Ciego 2.  Diario de Vida de PiccoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora